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FORMACIÓN DE LA RAZA CHILENA
por Francisco Encina

Algunos alcances

Esta obra - Historia de Chile - de donde extrajimos estos capítulos, es en nuestra opinión, uno de los clásicos en historia de nuestro país.

Pero nos parece que no ha sido muy difundida en nuestros colegios. Pareciera haber un empeño sordo en convertir nuestra historia en una secuencia interminable y soporífera de miles de nombres y miles de fechas sin contenido, para hacer de ella una verdadera lata.

Para la gran mayoría de los niños, Historia de Chile, junto a Matemáticas, suelen ser los ramos más áridos y detestables de todos los que han atormentado las sucesivas generaciones de ciudadanos que han pasado por el sistema educacional chileno.

Creemos saber los motivos. Cuando se ahonda demasiado en la historia de cualquier país, comienzan a aparecer ciertos fenómenos y sucesos cuya molesta explicación - real y científica - pone en duros aprietos a los profesores y sus nociones establecidas de la influencia medioambiental y socio-cultural sobre el desempeño de los seres humanos.

Comprendemos que debe ser durísimo enfrentarse con la realidad biológica de las razas (y su mestizaje) para un profesor criado y educado en la cultura de izquierda, donde el igualitarismo más fanático y el economicismo más exacerbado, son los pilares que explican - según la interpretación marxista de la historia - todo suceso o fenómeno humano.

Un consejo, para los que puedan: adquieran Historia de Chile de Francisco Encina sin más demora. Su lectura es fácil y bastante entretenida (lo que la hace perfectamente asimilable para el intelecto sediento de información de un niño con CI normal).

Creemos advertir cierta influencia del trabajo de Nicolás Palacios (Raza Chilena) en estos capítulos que hemos transcrito, dedicados al proceso de mestizaje en el Chile de la Conquista y la Colonia. Así como una absoluta absorción del valioso trabajo antropológico de Ricardo Latcham, en los primeros capítulos dedicados al Chile precolombino (razón por la cual recomendamos tener como libros de cabecera, en todo hogar chileno, Antropología Chilena de Latcham e Historia de Chile de Encina), y que por obvias razones no incluímos aquí.

Si no nos falla la memoria, esta obra fue divulgada a nivel popular, por medio de una serie dividida en varios tomos, con auspicio del canal de la Universidad Católica y revista Ercilla, en la época del Régimen Militar (1973-1989), como un medio de reforzar el sentimiento nacionalista y contrarrestar la avalancha de textos marxistas que inundaron nuestras escuelas durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973).

Comprendemos que este trabajo cause mucho malestar y escozor entre los intelectuales de izquierda y, recientemente, entre los activistas amerindios, quienes han tildado a su autor de clasista, de racista y de fascista... Bueno, no se puede darle el gusto a todos.

Algunas dicrepancias

Hay ciertos puntos que nosotros no compartimos con el autor; en primer lugar, el hablar de "raza" chilena nos parece erróneo desde el punto de vista de la terminología científica. Podríamos referirnos mejor a una variante étnica o híbrida reciente de la sub-raza mediterránea, pero "raza" jamás.

Se requiere más que un mestizaje de siglos para hablar de una "raza" propiamente tal, porque como hemos visto, miles de años de mestizaje en ciertas zonas del mundo no han dado a luz una nueva raza, sino simplemente una variante o cliné de una raza o sub-raza.

Tampoco adherimos a su dependencia de la teoría climático-geográfica para explicar las diferencias entre los dólico-rubios y los dólico-morenos, como el denomina a nórdicos y mediterráneos.

Nosotros adscribimos más a una lenta y milenaria bifurcación de una misma rama caucasoide dolicocéfala y longilínea (de pigmentación intermedia), separada en remotos tiempos mesolíticos, por una cuña braquicefalizadora y brevilínea (los alpinos) y acentuada aún más por medio de la Deriva Genética y la Selección Natural. Pero estos son tópicos que podrán ser discutidos en otra ocasión.

Tampoco consideramos factible lo del hundimiento de una supuesta tierra nórdica (que amalgamaba las islas Británicas, la península Escandinava y la llanura Báltica), lo que habría provocado la gran expansión del Homo Europaeus (los nórdicos) por todo el mundo. Aunque sí está en lo cierto al aseverar que estos son la única raza propiamente europea y también acierta al negarles un origen asiático.

Los medios genéticos, lingüísticos, arqueológicos, antropológicos y geológicos modernos prueban que el hogar nórdico fue la Gran Rusia propiamente tal; y los motivos de su dispersión hacia Europa, Africa y Asia, debidos a la lenta desaparición de la gigantesca barrera acuática (cuyos residuos serían el Caspio, el Aral y las marismas rusas) que los separaban de los belicosos pueblos mongoloides del este.

Por último, otro desacuerdo que tenemos es ubicar a chincha-chilenos y mapuches en un nivel cultural similar, cuando todos los indicios apuntan a que estos últimos - al contrario de los chincha-chilenos, inmersos absolutamente en una economía agrícola neolítica - aún no superaban plenamente el estadio paleolítico de civilización (con una economía basada en la caza y la recolección).

Pero, en fin, son pequeñas discrepancias más debidas a avances científicos y tecnológicos a los que nosotros hemos tenido acceso, mientras que él, en la época de su trabajo, no tuvo. Pero aún así, son diferencias que no afectan el resultado de su trabajo, porque - digámoslo claro - Francisco Encina, uno de los mejores historiadores que este país ha tenido, es certero en casi todos sus diagnósticos.

CAPÍTULO III
LAS SÁBANAS PROGENITORAS

CAPÍTULO IV
EL CRUZAMIENTO DE LAS RAZAS PROGENITORAS

CAPÍTULO V
RESULTADOS PSICOLÓGICOS DEL MESTIZAJE