En los
primeros tiempos de la conquista no existían
entre los mapuches, más que tres butalmapus ó
divisiones geográficas. Estas eran:
Lavquen-mapu, ó región de la costa;
Lelvun-mapu, región del valle central; é
Inapire-mapu, region sub-andina. El pire-mapu ó
región de la nieve, incluyendo la alta
cordillera, fué agregada después á mediados
del siglo XVIII.
Núñez de
Pineda y Bascuñán sólo menciona tres
butalmapus; una de la costa, la segunda de los
llanos y la tercera de la cordillera.
Carvallo y
Goyeneche dice sobre este punto lo siguiente:
«Jamás
fueron comprendidos en ellos los serranos,
puelches, pehuenches, huilliches y
tehuelches; ni los residentes entre el
Toltén y el grado 42 recurrieron nunca á
los parlamentos celebrados con los
gobernadores, ni tomaron parte en sus guerras
internas, ni contra los establecimientos de
la frontera.
«Esta
división ha sido muy antigua y si los
habitantes de los Andes hubieran constituído
parte de esta nación, debieron concurrir á
los parlamentos, y nunca se presentaron ni
fueron convocados á ellos, siendo así que
los puelches, pehuenches y huilliches
serranos, salían á comerciar con los
españoles y traficaban por las provincias de
Colchagua, Maule y Chillán y las plazas de
la frontera».
Los pehuenches
se presentaron á uno de estos parlamentos por
primera vez durante la gobernación del señor
don Manuel de Amat.
Continúa el
autor citado: «Y en el segundo cuadrante de este
siglo (XVIII), siendo gobernador de aquel reino
el excelentísimo señor don Manuel de Amat se le
presentaron dieciocho valentones con su jefe
Pequeipill, en circunstancias de hallarse
celebrando su parlamento con los tres butalmapus,
y entonces hizo con ellos la alianza».
Desde ese
tiempo fué reconocido el cuarto butalmapu, pero
no tomaron parte en los parlamentos en los mismos
días destinados á los otros, sino en un día
especial.
Entre los
artículos del Congreso de Lonquilmo, celebrado
en el año 1784, encontramos los siguientes:
Art. 2.· Que
el actual congreso debía ser comprensivo, no
sólo á los tres butalmapus y á los pehuenches,
sino también al butalmapu ausente, y a los
puelches y huilliches serranos.
Art. 3.· Que
las de las fronteras de la ciudad de Mendoza,
Malaíhue, Mamellmapu, los puelches, huilliches
serranos y demás habitantes de las pampas de
Buenos Aíres, habían de formar una parcialidad
con los pehuenches de Maule, Chillán, Antuco y
Villacura.
Un informe
sobre este congreso nos proporciona los
siguientes detalles:
«En el
tercer día se repiten las mismas
formalidades y ceremonias, y reproduce el
orador la misma arenga al butalmapu
sub-andino; y escuchada y traducida por el
intérprete, pasa el mismo cacique á saludar
á los pehuenches, que no asisten al congreso
en calidad de votantes, sino en clase de
convidados; y es el cuarto parlarmento en que
se apersonan porque no tienen butalmapu, ni
están incorporados en alguno de los
referidos, y si son capaces de alianza la
tienen con el marítimo».
De esta
narración traslucen varios hechos muy
importantes. Primero respecto de la zona ocupada
por los pehuenches, que se extendieron mucho más
al norte que los mapuches. Luego, ni por éstos,
ni por los españoles fueron considerados como de
la misma nación, manteniéndose independientes,
formando alianzas ya con los unos, ya con los
otros, según sus intereses ó sus inclinaeiones.
También vemos
que los huilliches estaban en el mismo caso y
formaban un pueblo independiente de los mapuches
ó de los pehuenches.
Carvallo y
Goyeneche dice: «Los huilliches de Chaquil,
Hueyeltue y Ruca-Choroi, son habitantes de los
Andes, y parcialidad separada de los pehuenches,
y desde muchos años se hacen cruel guerra».
Todas estas
razas se mantenían en constantes guerras entre
sí. Los pehuenches, sin embargo, parecen haber
sido la dominante.
Aprendemos que
los puelches é indios pampas de Mamellmapu se
retiraron á la provineia de Buenos Aires,
hostilizados por ellos; y que también los de
Villacura y Antuso hasían frecuentes insursiones
á las tierras de sus vecinos del sur, los
puelches y huilliches.
Uno de los
motivos de estos continuos malones se halla en
las costumbres exógamas de estos cuatro pueblos.
Sus mujeres las buscaban fuera de la tribu, y
cada pocos años todos los jóvenes solteros, y
á veces algunos de los casados, se reunían y
hacían una maloca al territorio de sus enemigos,
matando á todos los hombres y llevando á las
mujeres. Esta costumbre ha continuado hasta hace
pocos años. Siguiendo la relación del señor
Guillermo Eloy Cox, de una estadía entre los
pehuenches en los años 1862 y 1863, encontramos
este párrafo:
«La
homogeneidad de raza y de idioma había
desaparecido aquí. Para dar un ejemplo de
esto, hablaremos de los que vivían en el
toldo de Caleufeu.
«Huineahual
y Antileghen eran pehuenches; Incayal, hijo
del primero, nació de una madre pampa;
Agustín y Jacinto eran tehuelches y el
mocetón era de origen huaicaro, tribu que
habita cerca de Magallanes; la mujer de
Incayal era india de la pampa; Aunacar, la
primera mujer del cacique Paillacán, fué
arrebatada por los huilliches y ahora se
hallaba casado con Pascuala, mujer tehuelche.
Huincahual, viejo cacique pehuenche, tuvo de
una mujer ya muerta, y que era de raza pampa,
dos hijos, de otra mujer también de raza
pampa, tiene dos hijos y dos hijas. Tiene
además otra mujer Pehuenche».
Dice Cox que
los pehuenches eran muy errantes y vivían en la
compañía de los caciques que más les
agradaban, llegando en sus correrías hasta el
Atlántico, y desde el grado 35 hasta el Estrecho
de Magallanes.
En su origen
los pehuenches eran dolicocéfalos; pero á la
fecha se encuentran tan mezclados, que se hallan
entre ellos todas las formas craneales, desde la
dolicocefalía más franca hasta la
braquicefalía pronunciada. Igual cosa pasó
entre los huilliches, y en menor grado entre los
mapuches.
Si los
pehuenches no pertenecían á la raza mapuche,
¿cuál era su origen?
No podemos
asegurar nada, pero por razones que hemos
expuesto en otra parte, nos inclinamos á la idea
que eran los descendientes de una de aquellas
antiguas razas dolicocefálicas que habitaban al
norte del río Negro, en las pampas argentinas,
durante los tiempos cuaternarios, y que son
posiblemente parientes lejanos de los Onas
actuales.
Al sur de los
pehuenches vivieron los puelches y huilliches
serranos. Los primeros eran de una raza nómade
de las pampas. Ocuparon ambas faldas de los
Andes, merodeando en territorio chileno entre
Villarrica y el río Corcovado, sobre todo la
región de los lagos cordilleranos.
Los huilliches
serranos deben considerarse como rama occidental
de la misma raza, que había adoptado un dialecto
araucano. Se habían modificado un poco por sus
relaciones con las tribus chilenas, pero
físicamente eran puelches, y muy distintos á
los buta-huilliches de los archipiélagos.
Ocuparon las
faldas occidentales sub-andinas, en la región de
los grandes lagos, y los llanos centrales de las
provincias de Valdivia y Llanquihue.
Durante el
siglo XVII eran aliados constantes de los
mapuches. Más tarde llegaron á unirse con ellos
tan estrechamente que fueron considerados como
parte de la misma nación.
Estas tribus
serranas también tuvieron otra participación en
la mezcla de razas, fuera de la zona generalmente
frecuentada por ellos.
Los
gobernadores del reino, ó especulaban en la
venta de esclavos de guerra ó disimulaban á lo
menos este tráfico.
Según Rosales,
los gobernadores de la zona militar de Boroa,
hacían frecuentes y sistemáticas malocas contra
los puelches, tomando prisioneros á todos los
adultos que podían encontrar.
Carvallo y
Goveneche, cuenta que el comandante Alonso de
Córdova hizo; con la autorizaeión del
gobernador Juan Henríquez, treinta correrías en
cinco años; y cautivó 14,000 personas, de las
que tocaron 800 al mismo gobernador.
Sin duda estos
números son exagerados, pero dejan constaneia de
un hecho que llega á ser un factor importante al
tratar de explicar la presencia de elementos
extraños entre los distintos grupos étnicos.
Respeeto á los
chilotes ó veliches, tenemos que confesar que
hasta ahora no las hemos podido clasificar.
Hablaron un
dialecto araucano, un poco más suave que el
mapuche, debido á la tendeneia de suprimir ó
variar algunos de los sonidos más guturales y
más ásperos.
En estatura,
aspecto físico, genio y temperamento, eran
diferentes á las razas de tierra firme.
Puede ser que
aquí se refugiaron algunas de las tribus que
habitaron la Araucanía antes de la invasión de
los mapuches, cuando fueron expulsados por estos
últimos, mezclándose con los chonos, quienes
eran indudablemente los primitivos moradores de
la isla.
Avanzamos esta
idea simplemente como una hipótesis, sin poderlo
comprobar. Al mismo tiempo no podemos admitir por
un instante aquella teoría que los hace proceder
de la Polinesia. Esta aserción estravagante no
es difícil rebatir.
Hemos tenido
ocasión de observar que una semejanza de cultura
no es suficiente para establecer una identidad de
origen, y que entre antropólogos es generalmente
concedida que el mejor criterio para la
comparación de razas de probable parentesco, es
un estudio de los caracteres físicos de ellos.
Examinados bajo
este aspecto, no hallamos la menor semejanza
entre los chilotes y los polinesios.
Los prirmeros
son de muy poca estatura, no llegando el promedio
entre los hombres á 1 metro 50 centímetros. Es
decir, forman una de las razas más bajas de la
Amériea del Sur.
Los polinesios,
por lo contrario, son entre los más altos del
mundo.
La lista que
damos en seguida la hemos tomado de diversas
fuentes:
Tahitianos
hombres |
1.768
mt |
(Wiesbach) |
id.
mujeres |
1.614
mt |
id. |
Hawaianos
hombres |
1.755
mt |
id. |
id.
mujeres |
1.675
mt |
id. |
Marquesanos
hombres |
1.786
mt |
id. |
id.
mujeres |
1.689
mt |
id. |
Neozelandeses
hombres |
1.757
mt |
id. |
id.
mujeres |
1.695
mt |
id. |
Isleños
de Rouma |
1.701
mt |
id. |
Isleños
de Schiffer |
1.930
mt |
id. |
Tonganeses |
1.930
mt |
id. |
Para los polinesios en
general el mismo observador da 1.776 mt. Topinard
caleula 1.762 mt.; Girard de Rialle 1.770 mt.;
Aranzadi 1.76 mt.; Canastrani 1.765 mt. y Broca
1.762.
Los
más bajos entre todos los polinesios eran los
isleños de Rapa-nui ó Isla de Pascua, que
según Bates, sólo tenían 1.56 mt. Pero esta
cifra representa el término medio de todas sus
mediciones, hombres y mujeres inclusos.
Encontramos
la misma diferencia en el índice cefálico de
las dos razas.
Los
chilotes eran mesati y sub-braquicéfalos; los
polinesios dolico y sub-dolicocéfalos.
Pruner
Bey dice que los neozelandeses tenían un índice
cefálico de 75, los kanakas de Hawai 75 y los
tahitianos de 74. Broca da 75 para los tahitianos
y 76.3 para los polinesios en general Girard de
Rialle dice 76.2 y Aranzadi 80 sobre los vivos.
Canestrani pone 74 para los marquesanos y Davis
75 para los neozelandeses
Vemos
entonces que físicamente los chilotes y los
polinesios son de razas distintas.
Es
posible que indicios aparentes de comunicaciones
polinesias pueden encontrarse en las costas de
América; pero es incontestable que los pocos que
pueden haber llegado fueron luego absorbidos por
los pueblos que hallaron establecidos, y en
ningún caso pueden haber venido en números
suficientes para fundar centros independientes.
Como
cualquiera discusión sobre este tema resultaría
infructuosa por falta absoluta de pruebas, la
dejaremos para seguir nuestra revista de las
razas de Chile.
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