latcham13

RAZAS DEL LlTORAL

Las tribus de la costa presentan las mismas numerosas mezclas que las del interior.

En Camarones, Patillos, Guanillos, Pisagua, Junín, Lisera, Arica y muchos otros puntos las huacas descubiertas contenían cráneos deformados, echados y levantados, como también normales.

Momias que hemos visto, procedentes de Arica, Lisera y Junín, y que se encuentran en el Museo de esta ciudad son caracterizadas por la deformación aimará; dos halladas en Patillos tienen cráneos normales, sin deformación ninguna; y cuatro traídas desde Sama, en las fronteras de Perú, presentan la deformación levantada peruana.

Un breve artículo, publicado en el «Mercurio» de Santiago, el año pasado, da la siguiente descripción de los restos hallados en un cementerio antiguo, situado en la Punta de Pichalo, al sur de la bahía de Pisagua.

«La mayoría de los cuerpos están estirados, los de los hombres, cuyo sexo puede conocerse fácilmente, con los brazos extendidos junto al tronco; y los de las mujeres con las manos superpuestas, en la casta actitud de la Venus de Médicis.

«El cuerpo de estas tribus eran largas, y las piernas cortas; los cráneos son de formas variadas; y revelan el diverso origen de sus castas. Por lo general dominan las cabezas globulosas; sin que dejen de encontrarse ejemplares alargados y estrechos, con predominio exagerado de la línea que va del mentón á la parte superior del hueso occipital.

«El hueso vormiano, llamado el hueso de los incas, se ve palpable y claro, bien deslindado entre los parietales y el occipital.

«Hay cráneos aplastados de forma bizarra, sin que la deformación sea causada por el hueso de los incas.

«Entre estos restos se hallan otros, apelotonados, como los de las huacas, con las piernas y brazos comprimidos contra el tronco».

Los descritos como sepultados con el cuerpo estirado y con cabeza globulosa, son probablemente relacionados con los changos, como lo son también los que mencionamos que eran de Patillos; y que se asemejan mucho á la serie hallada en Caldera.

Una serie de seis cráneos recogidas en las playas de Arica, y ahora en el Museo Nacional, ofrecen caracteres diferentes á los de otras razas costinas que hemos estudiado.

No son ni changos, ni aimaráes, ni quichuas. Creemos que deben pertenecer á aquella raza de pescadores llamada Uros, que poblaba las orillas é islas del lago Titicaca y las riberas del Desaguadero; y que fueron mandados á la costa en calidad de mitimáes, un poco antes de la época colombiana.

Tres de estos cráneos demuestran la deformación levantada; los otros tres son normales.

De estos últimos, dos son de hombres y uno de mujer. Tienen, respectivamente, índices cefálicos de 88, 80.8, y 82.3.

De los deformados dos son de mujeres y uno de hombre, con índices de 88.2, 89.2 y 83.2. La deformación no muy exagerada.

Lo que las distingue de las demás razas de la zona, es la forma de la cara.

Es esta angosta y proporcionalmente larga. Las órbitas son pequeñas y casi cuadrangulares, con índice orbitario de 97. Son mucho más leptorinas que los aimaráes ó los quichuas; el índice nasal por los seis cráneos es 47.2. Al mismo tiempo el esqueleto nasal es muy prominente.

Los huesos malares no son llenos, sino que están ahuecados debajo de los bordes inferiores de las órbitas

Las zígomas son aplanadas, de modo que en los vivos; los pómulos no debían de ser salientes, ni vistos de frente ni de perfil.

El diámetro bizigomático de los 3 hombres es de 132 mm. y de las 3 mujeres 128.

La bóveda palatina no es grande, pero sí profunda; y la distancia entre la espina nasal y el borde alveolar es considerable. No existe la mandíbula inferior en ninguno de los cráneos, así es que no podemos formar opinión sobre los caracteres de ésta. Existe bastante proñatismo, facial y sub-nasal.

La frente es angosta, pero no deprimida; el frontal; mínimo de los hombres es 93 mm. y 88 mm. en las mujeres. Los cráneos no deformados son globulosos, con un pequeño estrechamiento de la región témpora-parietal.

Los uros eran de muy diminuta estatura; variando entre 1.40 mt. y 1.50 mt.; de anchas espaldas; y corpulentos; con los brazos y piernas muy desarrollados y musculosos.

Según el doctor José Toribio Polo, tenían la frente estrecha y los pómulos algo salientes. Su color era hosco muy oscuro, más que en los indios sus vecinos. El semblante era sin vida y triste. Evitaban enlaces con los quichuas y aimaráes.

En otro artículo damos nuestras razones para creer que los cráneos hallados en Arica, y cuya descripción hemos dado más arriba, sean de esta raza.

Observaremos de paso que el señor Justin Winsor menciona que en un antiguo mapa español, figuran los charcos como ocupando la provincia de Tarapacá. No hemos podido averiguar nada sobre la relación que pudiera tener ese pueblo con las existentes.

El señor Clements Markham supone que las razas pescadoras de Arica y Tarapacá habitaron anteriormente las costas del Perú, más al norte, y que fueron arrojados más al sur por los chimus.

Isla de Pascua

Antes de terminar este artículo debemos decir algo sobre una raza de isleños, que si no son de origen americano, al menos están incluídos dentro de los pueblos ocupando el territorio chileno. Referimos á los habitantes de la isla de Pascua ó Rapa Nui.

En seguida copiamos el informe del Dr. Tomás Guillermo Bate, cirujano de la corbeta O'Higgins, quien visitó la isla en 1870.

«La mayor parte de ellos tienen una constitución ó diatesis escrofulosa; músculos delgados, débiles y blandos; cabeza larga baja y ancha; nariz regular y extendida; ojos oscuros y expresivos, y un tantos oblicuos; pómulos prominentes; labios un tanto gruesos, pero boca bien formada; dientes firmes, grandes y blancos; pies y manos pequeñas y bien proporcionadas. El cutis es cetrino ó bronceado, cabellos tiesos y negros, barba escasa del mismo color; articulaciones salientes. El ángulo facial deducido de varias medidas es 75.· El tórax débil, largo, angosto y aplanado; hundido bajo las clavículas; y los omoplatos prominentes y separados uno de otro más de lo común. La circunferencia del tórax es 0.75 mt.; la estatura 1.57 mt., la pulsación varía entre 76 y 84, la respiración 23 á 27; y el calor del cuerpo es de 96º Farenheits.

El capitán Vidal Gormaz, quien visitó la isla en 1880, dice que son de estatura media; con los ojos grandes; frente protuberante; nariz perfilada; vómer aplastado en las ventanillas; pelo lacio negro ó amarillo; boca grande; labios regulares dentadura hermosa, blanca y alineada. Hay mayor número de lampiños que barbudos. No tienen una musculatura señalada; sus miembros son delgados; sus carnes suaves, la espalda estrecha, y el pescuezo largo y femenil. La mujer es alegre. esclava y sometida á todos los deberes domésticos.

No faltan algunas simpáticas y bien parecidas, pero de ordinario representan más edad que la que tienen.

En cambio Ballesteros dice: «Los salvajes eran grandes, fuertes, y bien hechos. Su rostro más parecía rostro europeo que indígena. La tez aunque bronceada no se diferencia mucho de la de los europeos, y muchos isleños son completamente blancos».

El capitán González Haedo de la marina española, en una carta dirigida al Ministerio de Guerra en Madrid, en el año 1770, dice: «los hombres son de buen cuerpo, color como de cuarterones, pelo lacio, buenos ojos; muy ágiles y nadadores, así hombres como mujeres».

El gobernador de la isla (1888-1892) dice en su informe, que los pascuenses no forman una raza débil y raquítica como se ha creído.

Roggewein, quien descubrió la isla en 1722 y le dió el nombre que ahora lleva, describe los isleños en la siguiente manera «Son de un color bruno y tienen los cuerpos todos pintados de diversas figuras; sus orejas son de tamaño descomunal, llegando hasta los hombros; estiradas por el uso de grandes y pesados pendientes en forma de discos. Son bien proporcionados, de estatura regular, y no corpulentos, y aún cuando el cutis es generalmente aceitunado, hay algunos tan blancos como los europeos».

En cuanto á la craneología de los pascuenses, sabemos muy poco.

Una serie de 18 cráneos masculinos estudiados por Hultkranz eran dolicocéfalos con índice medio de 72.2; y fluctuaban entre 66.6 y 78.7. Sólo uno de la serie era sub-braquicéfalo con un índice de 82.9.

Dos cráneos de esta raza existen en el Museo Nacional; uno de hombre y el otro de mujer.

El primero es sub-dolicocefálico con índice de 77, y el segundo dolicocefálico, índice 74.7.

Ambos son muy altos, con índice mixto de altura de 91.8. La forma del cráneo es ovalada, con curvas suaves; la frente angosta, pero alta y combada; y el occipital pronunciado. Los huesos temporales son algo aplanados, quedando bastante espacio entre las paredes de los cráneos, y los arcos zigomáticos, que les da un aspecto de fenozigia; aún cuando las zígomas no son muy salientes. El diámetro bizigomático es de 130 mm., en el hombre y 129 mm. en la mujer. La cara es ortoñata y algo aplastada, debido á la poca prominencia de los malares y del esqueleto nasal. Las órbitas son de regular tamaño y mesosemas, con índice orbitario de 88.2. El índice nasal de 55.2 los coloca entre las razas platyrinas. El frontal mínimo tiene un diámetro de 95 mm. en el hombre y 90 mm. en la mujer. La bóveda palatina es larga y angosta; los dientes regulares, pero demostrando un desgaste horizontal.

No hemos podido obtener dato ninguno respecto de la raza antigua de la isla, ya desaparecida hace siglos; aún cuando se dice que sus restos son abundantes en ciertos parajes.

Sería interesante comparar éstos, con los de las razas de las costas de América; y no es imposible que hayan tenido un origen americano, como algunos autores han imaginado.

Resumen

Ya hemos pasado en revista breve, las principales razas que han habitado en tiempos precolombianos, ó que habitan aún el territorio actual de la República de Chile; y donde ha sido posible hemos indicado su probable origen.

No pretendemos que todas estas teorías sean completamente probadas; ó que un estudio más detenido, basado sobre mayor acopio de materiales, no pueda traer consigo una modificación de opinión; pero simplemente queremos exponer los datos que hemos podido recoger en varios años dedicados á esta cuestión, é indicar las deducciones que nos parecen más probables en vista de la evidencia presentada.

Que en ninguna región de Chile hallamos una raza homogénea, sino que desde tiempos muy remotos han existido numerosas razas; una al lado de otra, y que constantemente se han entremezclado.

Que encontramos en todas las zonas del país, cráneos de las más diversas formas, desde el dolicocéfalo más pronunciado hasta el hiperbraquicéfalo.

Que Chile ha sido poblado desde una época remotísima; y que con toda probabilidad la verdadera raza autóctona era la paleo-americana; cuyos únicos representantes hoy día son los alacalufes y tal vez algunas familias aisladas de changos.

Que la población actual se ha formado por sucesivas invasiones del norte y del oriente.

Que las inmigraciones de pueblos chilenos á tierras argentinas han sido segundarias; y que en cuanto se conocen las razas emigrantes no han sido en ningún caso autóctonas de Chile.

Que con toda probabilidad ha existido al norte del grado 30, una antigua raza ya desaparecida, más civilizada que cualquier otro que ocupó el territorio chileno ó argentino antes de la llegada de los españoles. Habitó las altas planicies de ambas Repúblicas y sobre sus causas de desaparición no tenemos noticia ninguna.