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Araucanos

Este término ha sido empleado para designar los pueblos que habitaban las provincias comprendidas entre los ríos Biobío y Toltén.

Consideramos que este nombre, dado á toda la población de aquella zona por los españoles, y perpetuado desde entonces, ha sido una de las causas principales de la confusión de ideas que existe respecto de los pueblos indígenas de la zona.

Hemos observado con alguna detención en otra parte que la igualdad de lengua que se notaba en toda la parte central del país no era suficiente para establecer la homogeneidad de la raza en toda esta extensión.

Nuestros estudios sobre la antropología física de la población de este territorio nos han convencido de la falacia de esta creencia, y nos han demostrado que lejos de haber la homogeneidad pretendida, han existido desde tiempos muy remotos, pueblos de orígenes muy distintos unos de otros; que en parte se han fusionado, pero que por lo general han guardado su propio individualismo.

Luego, el dar á estos diferentes elementos étnicos un nombre genérico que los incluye á todos en vez de resolver el problema, tiene por efecto embrollarlo más aún.

Varios de los cronistas españoles notaron la diferencia entre los diversos tipos; entre otros Carvallo y Goyeneche, Rosales y Gómez Vidaurre. Este último escritor dice: «Aún entre los mismos indios chilenos es bien notable la diferencia de los delineamientos particulares que hay entre algunas de las tribus».

En la región bajo consideración, es decir el distrito entre el Biobío y el Toltén, encontramos varios pueblos que físicamente no pueden confundirse.

Los Puelches ó Huilliches serranos ocupaban los valles de la cordillera en la vecindad del río Trancura, y al sur hasta el grado 43. Eran, como hemos visto altamente braquicéfalos.

Al norte de ellos, habitando ambas faldas de los Andes, vivían los pehuenches. Retirándose á la banda oriental de la cordillera durante los primeros años de la conquista española, sólo volvieron á este lado después de la independencia, encontrándose radicados hoy día en las cordilleras de las provincias de Malleco, Cautín y Biobío.

No tienen nada en común con los araucanos de los llanos más que el idioma y ciertas costumbres adquiridas por contacto. Los pocos restos hallados en la región habitada por ellos indican que eran dolicocéfalos y de una estatura mucho mayor que la de los llanistas.

En los llanos centrales encontramos á los Mapuches, los verdaderos araucanos de la historia; raza de baja estatura y sub-braquicéfala.

Probablemente estas dos últimas razas se mezclaron considerablemente en la región sub andina, ó inapiremapu. Aquí hallamos que la estatura es un poco mayor que en los llanos, pero inferior á la de los pehuenches, y que los habitantes son por la mayor parte mesati ó sub-dolicocéfalos.

En varias partes de la costa, desde Arauco hasta el sur del Imperial, hallamos un pueblo dolicocéfalo, cuya estatura es mayor que entre los Mapuches del centro.

Vestigios de otra raza hiperbraquicéfala se han encontrado en diversas partes del territorio, principalmente en la zona central ocupada por los departamentos de Angol y Traiguén.

De esta raza tenemos tan pocos datos que no nos atrevemos á avanzar teoría ninguna.

Por otra parte, observaremos que con frecuencia se encuentran cráneos dolicocéfalos ó braquicéfalos fuera de las zonas señaladas. No debe considerarse extraño este hecho, si se toma en cuenta las constantes guerras entre las numerosas tribus; sus alianzas contra un enemigo común, y sus costumbres exogámicas.

Entraremos ahora en mayores detalles sobre los caracteres físicos de estas razas.

Pehuenches

Todos los autores que han descrito los diversos pueblos de la Araucanía, han notado la mayor estatura de esta raza, estimando el término medio en 1.68 mt. á 1.70; pero conocemos pocas cifras exactas.

El señor Tomás Guevara da la estatura media de cuatro hombres como 1.69 mts.

Hace algunos años recorrimos la cordillera desde Antuco hasta Llaima, y pudimos medir otros cuatro individuos, cuyo promedio dió 1.684 mt. De otras fuentes varias hemos conseguido diez mediciones más, siendo su término medio 1.681, ó sea, para las tres series de 18 individuos 1.684 mt.

En cuanto á la craneología de los pehuenches con la excepción de nuestros propios estudios, solo conocemos la mención del índice encefálico de un cráneo, citada por el señor Tomás Guevara como procedente de Lonquimay y que dió la cifra de 75.2. Era, por consiguiente, subdolico-cefálico

Estudiamos siete cráneos recogidos en la cordillera entre Callaqui y Lonquimay. También tuvimos oportunidad de medir tres individuos vivos, de este último lugar y de examinar un cráneo de la vecindad del volcán de Antuco.

Los cráneos de Lonquimay todos dan un índice cefálico muy bajo, variando entre 69.8 y 78.5 con un término medio de 75.4. Son subdolicocéfalos con una tendencia á la dolicocefalía. El cráneo de Antuco dió 75.5, también subdolicocéfalo. Las mediciones sobre los vivos nos dieron un índice de 76.8, que correspondería á 74.3, más ó menos, en los cráneos, y los coloca entre los dolicocéfalos.

Otros caracteres craneológicos que los distinguen de los llanistas son: el menor índice nasal, 47.2; las órbitas más alargadas, índice orbitario 86,6; la mayor anchura bizigomático 141 mm.; mayor capacidad craneal 1490 c. cb.; y un proñatismo más pronunciado. Las paredes de los cráneos son también un poco más gruesas, los huesos de la cara más macizos, y las curvas de la bóveda menos simétricas, más aplanadas en la región de los parietales, y el occipital más protuberante.

No solo son más altos que los Mapuches sino que también son más musculosos, más fornidos, robustos y feroces. Tienen una fisonomía más altanera, la cara más ancha y más cuadrada, debido á la mayor anchura de la mandíbula inferior, que es fuerte y prominente. Los pómulos son salientes, la nariz corta y recta, la boca grande y los labios vueltos un poco hácia afuera. Lo saliente de la glabela, y lo hundido de los ojos da un aspecto de fiereza á la cara, que no se encuentra entre los Mapuches. Son también un poco más oscuros en tinte que estos últimos .

Inclinamos á la opinión que este pueblo tiene un origen pampeano, y que era relacionado con aquella raza dolicocéfala antigua que en tiempos prehistóricos habitaba las regiones entre los ríos Negro y Colorado.

Mapuches

Los Mapuches del valle central predominaban en todo el territorio entre el Biobío y el Toltén, desde la región sub-andina, donde se habían mezclado con los pehuenches, hasta la costa; comarca en que absorbían la población primitiva, produciendo nuevos tipos, cuya variedad asombra al estudiante.

Originaria de las pampas argentinas, esta raza debe haber llegado al suelo chileno, muy pocos siglos antes de la conquista española. Al norte de Biobío, donde probablemente encontraron mayor resistencia, este elemento se fusionó con las naciones existentes; pero al sur de dicho río conservaron con mayor pureza su tipo primitivo, sobre todo en la región de los llanos centrales, y donde sus descendientes todavía residen sin que hayan cambiado en mucho su tipo étnico.

Son de estatura relativamente baja, pero fornidos y robustos. Los resultados de las diferentes mediciones que conocemos arrojan una estatura media de l.61 mt. para los hombres, y 1.435 para las mujeres de esta raza.

El señor Tomás Guevara da una lista de 51 mediciones tomadas por él. Si omitimos los cuatro pehuenches, y los seis costinos, que no pertenecen al tipo que estudiamos, vemos que la estatura media de los 41 restantes es de 1.622 mt.; pero incluye algunos que sospechamos pueden pertenecer á otras razas; como los de Nueva Imperial, que pueden ser de la raza costina, y algunos de Collipulli y Victoria que posiblemente deben su mayor estatura á la mezcla eon los pehuenches.

Diez mujeres medidas por el mismo señor tuvieron una altura media de 1.437 mts.

Nuestras mediciones de 31 hombres de esta zona nos dieron un promedio de l .606 mt.; y las de 19 mujeres 1.432 mt.

Hemos tenido la oportunidad de estudiar cinco series de cráneos mapuches.

La primera era de 25 cráneos recogidos por nosotros en diversos puntos que dieron un índice cefálico de 81.4. La segunda serie era del Museo Nacional de esta ciudad; ocho en número con índice de 83.2; la tercera constaba solo de dos cráneos, procedentes del departamento de Traiguén, y también existentes en el Museo; pero por su hiperbraquicefalía merecen una mención especial. La cuarta serie era recogida por nosotros, é incluye los de 14 hombres y 6 mujeres. El índice cefálico de los primeros era 82, y de las segundas 82.6. La quinta serie de 39 cráneos eran los de diversas colecciones que hemos tenido oportunidad de examinar en distintas épocas; y dieron por resultado un índice medio de 81.6.

Omitiendo la serie N.· 3 quedan 92 cráneos con un índice cefálico de 81.7, mesaticéfalo, é indicativo de una raza mezclada.

Guevara da una lista de 20 mediciones de distintos puntos del territorio, cuyo índice sólo alcanza á 78.9; pero como incluye cuatro que son netamente dolicocefálicos, y dos que son sub-dolicocefálicos, y que el mismo autor cita como pehuenches de Lonquimay; creemos que esta cifra es demasiado baja. Omitiendo los seis cráneos mencionados, obtenemos un índice de 81.9 por los 14 restantes; guarismo parecido al que nosotros deducimos.

Respecto á sus otros caracteres, estos cráneos son hipsiakrocefálicos, mesozigos, mesosemos, mesorinos, ligeramente proñatos, y elipsoides. La cara es platiópica y camaprosópica.

Los principales índices son: altura mixta 86.6; orbitario 85.2, y nasal 48.5.

El ángulo del proñatismo sub-nasal es 76.2·; la capacidad craneal 1350 c. c. en 103 hombres, y 1230 en las mujeres; el diámetro bizomático 136 mm. en 108 primeros y 132 mm. en las segundas.

De nuestras notas recogidas durante una residencia de tres años en las provincias de Malleco y Cautín, tomamos los siguientes datos respecto del aspecto general de los Mapuches,

El tronco es bien desarrollado, pero largo; el pecho alto y arqueado; en la mujer los senos son cónicos, y apartados y proyectan más hacia afuera que entre las europeas; el vientre es largo y abultado, siendo notable la distancia entre el ombligo y el pubis. Las espaldas en ambos sexos son anchas, el cuello corto y grueso, y el dorso recto, sin la curva tan pronunciada en las razas blancas. Los brazos son relativamente cortos y gruesos, sin ser tan musculosos como en los europeos. Los muslos son gruesos y redondos, y entre las mujeres no tan ahuecados como en algunas otras razas. No se notan las pantorrillas debido á lo grueso del tobillo. Las manos y los pies son cortos y gruesos, y como no usan calzado, los dedos son separados.

La cabeza parece ser grande, á causa de llevar el pelo en forma de melena hasta los hombros, pero es en realidad chica; mucho menos que la de los pehuenches.

El pelo crece muy bajo sobre la frente, y las sienes. Por esto la frente parece estrecha; pero en el cráneo se ve que es proporcionada al tamaño de la cabeza, y no es huyente.

La cara es generalmente redonda, aún cuando las angulosas son bastante comunes; los pómulos son ligeramente salientes, vistos de frente; pero mirada de perfil la cara es algo aplastada. La nariz es ancha y carnosa, generalmente recta, sentada á su base y nunca aguileña. Los ojos son pequeños y oscuros, raras veces negros, y frecuentemente de un pardo algo claro; son horizontales y nunca podría calificarse de mongólicos.

La boca es grande, los labios gruesos, y el superior muy largo. La barba es cuadrada y algo prominente, dando á la cara un aire de determinación y de virilidad. Las orejas son bien colocadas y tienen los lóbulos un desarrollo regular.

El pelo es oscuro, pero no bien negro, grueso y liso. El cutis es moreno, sin que tenga el tinte cobrizo tan característico de los indios de América Septentrional, ni tampoco el amarillento de algunas de las tribus del Perú. Es más bien un bruno claro algo aceitunado; y se encuentran mujeres jóvenes que no son más oscuras que algunas de los pueblos meridionales de Europa.

Respecto de los Boroanos, creemos á falta de pruebas decisivas, que representan un estado de mestizaje, prolongado por la costumbre de no efectuar casamientos fuera de su casta. Sobre este punto dice Gómez de Vidaurre: «Los boroanos jamás se unen en matrimonio con algunas de las otras indias, ni permiten que las suyas tomen otro marido que no sea de su distrito, para conservarse siempre con este bello color que ellos aprecian infinito».

Es verdad que este autor como también otros cronistas españoles aseveran que no ha existido jamás tal mestizaje, pero sus argumentos no son convincentes.

Antes de dejar esta raza queremos decir unas pocas palabras acerca de la nación llamada por Moreno, Ten Kate y otros escritores, los araucanos argentinos.

Se ha supuesto generalmente que esta nación ha tenido un origen chileno; pero nuestras investigaciones nos convencen que los mapuches por otra parte han venido de la pampa; aun cuando es probable que la lengua araucana sea propia de una raza chilena é introducida posteriormente á territorio argentino.

Describiendo los araucanos argentinos, M. de La Vaulx dice que son de cuerpo pequeño y mal formado, estatura 1.57; cabeza grande y ancha; nariz chata, ojos lijeramente elevados en su borde exterior; aspecto feo; cráneo braquicefálico.

Ten Kate en un estudio de 119 cráneos de esta raza, provenientes de la provincia de Buenos Aires, Salinas Grandes y de la Gobernación de la Pampay dise que 82% de ellos eran deformados.

35 de ellos eran ultrabraqui-é hipsicefálicos, 26 eran braqui y mesosefálicos; y entre los restantes había todas las formas hasta la dolicocefalía pronunciada.

Las mismas diferencias existían en cuanto á los otros índices: 48.6 eran leptorinos; 30.4% mesorinos; y 20.8% platirinos.

La mayor parte 72% eran megasemos, 22.8·% mesosemos, y 4.2% microsemos.

No podemos reconocer en estas descripciones las semejanzas que los autores atribuyen á los Mapuches.

Estos últimos no han tenido jamás, desde su llegada á Chile, la costumbre de deformar la cabeza; su estatura era mucho mayor; y el cuerpo pequeño y mal hecho de los argentinos no corresponde con el tronco desarrollado y robusto de los indios de Chile. Otros puntos de diferencia con el mayor índice cefálico; otra forma de nariz, ojos y órbitas de distinto carácter, y en general una apariencia más varonil entre los Mapuches.

De manera que si estas dos razas han descendido del mismo tronco, deben haberse separado en tiempos muy remotos, modificándose mucho después de su ramificación.