paleoamerica

Semejanzas y diferencias entre los Paleamericanos y los Paleoeuropeos

Author: C. Loring Brace, A. Russell Nelson, Noriko Seguchi
Source: Proc. Natl. Acad. Sci. USA. 2001 August 14.

Abstracto

Datos cranofaciales humanos fueron utilizados para inferir semejanzas y diferencias entre muestras recientes y prehistóricas del Viejo Mundo, y entre estas muestras y una representación similar de muestras del Nuevo Mundo. Los datos fueron analizados por un procedimiento de unidad por cercanía de grandes fragmentos, asistido por pruebas cruzadas y ploteo de puntos de análisis de cánones discriminatorios. Los primeros en llegar al Hemisferio Occidental, alrededor de 15 mil años atrás, dieron origen a los actuales habitantes al sur de la frontera EEUU-Canadá. No muestran ninguna asociación cercana a ninguna población continental Asiática conocida. En vez de eso, muestran lazos a los Ainu de Hokkaido y sus predecesores Jomon en el Japón prehistórico y a los Polinesios de la remota Oceanía. Todos estos también tienen vínculo con los habitantes, del Pleistoceno y actuales, de Europa y pueden representar una extensión de una continuidad de pueblos del Pleistocénico Tardío, a través del extremo norte del Viejo Mundo. Con raíces en el noroeste y nordeste, estos pueblos pueden ser descritos como Euroasiáticos. La ruta de entrada al Nuevo Mundo fue sobre el borde noroccidental. En contraste, los Inuits (Esquimales), los Aleutianos y los Na-Dene-parlantes que penetraron tan lejos como el Sudoeste Americano, dentro de los últimos 1.000 años, muestran más similitudes con las poblaciones continentales del Este de Asia. A pesar que ambos, los primeros y los últimos en arribar al Nuevo Mundo, muestran una mezcla de caracteres característica del borde septentrional de la ocupación del Viejo Mundo y el núcleo Chino de Asia continental, la proporción de este último es mayor para los llegados más recientemente.

Introducción

Los primeros viajeros del Viejo Mundo en registrar sus observaciones sobre la gente que ellos encontraron viviendo en el Hemisferio Occidental, daban por hecho que todos los humanos descendían en último grado, de una única pareja original descrita en la Biblia Judeo-Cristiana. La localización exacta de aquel supuesto Edén original no se conoce, pero generalmente se presumía ubicado en alguna región del Medio Oriente del Viejo Mundo. Subsecuentemente, observadores racionales, como Fray José de Acosta, a finales del siglo XVI y Tomás Jefferson en el XVIII, se dieron cuenta que Asia oriental tenía que ser considerada como la fuente inmediata más probable, cuando surgían interrogantes sobre la localización de los orígenes humanos del Nuevo Mundo, algunos asumían que había un vínculo con los "Tártaros" viajantes o las legendarias "10 Tribus Perdidas de Israel", pero a medida que se desvanecía la fe en la Biblia como fuente de información científica, fue propuesta la sugerencia que los seres humanos, así como el resto de la naturaleza animada, fueron creadas separadamente en cada una de las provincias geográficas del mundo. Charles Darwin entonces desarrolló una explicación no-Bíblica para el origen común de todos los seres humanos y planteó que la última localización del ancestro humano con toda probabilidad debía ser buscada en Africa.

El hecho que no hay una cliné de color de piel desde el Ártico hasta el Ecuador entre los habitantes nativos del Nuevo Mundo, indica que la ocupación del hemisferio occidental es demasiado reciente en el tiempo como para haber producido tal gradualidad adaptativa. Sin embargo, el color de piel es tan diferente al encontrado en el Africa sub-Sahariana que esto claramente indica una larga residencia en latitudes temperadas más que tropicales del Viejo Mundo. Si la gradualidad en Australia es producto de unos 60 mil años de ocupación, entonces el cuadro al norte del Ecuador tenía que ser tomado aproximadamente como tres veces más largo in situ, para que la selección produjera el cuadro visible en las zonas temperadas. La evidencia genética y arqueológica respalda una fuente Asiática nororiental para los primeros habitantes del Hemisferio Occidental. Algunas interpretaciones han sugerido que la distribución de los grupos lingüísticamente identificables en el Nuevo Mundo, podrían haber sido el resultado de diferentes movimientos demográficos prehistóricos hacia el Hemisferio Occidental.

De la escasa evidencia arqueológica y los datos genético-moleculares complementarios para las poblaciones actuales, una data inicial de alrededor de 15.000 años puede ser postulada. Preguntas concernientes a la colonización humana inicial del Nuevo Mundo han involucrado materias tales como la fecha inicial de entrada, rutas de acceso, si fueron una única o numerosas oleadas diferentes de pueblos, y cómo estos están genéticamente relacionados a los grupos Amerindios modernos así como a las poblaciones Asiáticas y Pacíficas, y posiblemente a otros pueblos del Viejo Mundo. Asuntos como geología, arqueología y propiedad legal, están todos involucrados.

Materiales y Métodos

Comparaciones Morfométricas

Recientemente estas interrogantes han sido investigadas comparando los patrones de la distribución geográfica de los caracteres genéticos y morfológicos humanos. El registro de variables métricas heredó diferencias en forma facial y craneal, documentando variaciones menores en la configuración de localización de suturas, longitud y otros detalles en la construcción de la bóveda craneal y el rostro. Las varias configuraciones de forma cráneo-facial se aglutinan regionalmente y no están distribuidas de modo clinal, relacionado a la intensidad de diferentes gradientes de fuerza selectiva. Es más, una vez establecidas, las configuraciones de forma facial parecen permanecer relativamente estables durante considerables lapsos de tiempo. Consecuentemente, a pesar que los detalles de forma facial están distribuidos como agrupamientos regionales que pueden ser visualizados en el contexto de los niveles implícitos de relación biológica, estas consideraciones deben ser hechas en un nivel bien abajo del de especie. La red genotípica humana es subespecífica, y por lo tanto un sistema genéticamente abierto. Ninguno de los grupos humanos antiguos sampleados en nuestro conjunto de datos, si todos estuvieran vivos al mismo tiempo, hubiera estado reproductivamente aislado de un modo análogo al de las diferentes especies en un esquema abierto. Debido a este hecho, las relaciones métricamente indicadas descritas aquí, a pesar del valor heurístico en el examen de semejanzas y diferencias entre grupos de pueblos a través de regiones y el tiempo, no constituyen una taxonomía en el estricto sentido del término.

Aquí integramos los resultados del análisis de datos craniométricos mostrando semejanzas y diferencias entre muestras prehistóricas y recientes, representando las principales regiones del Viejo Mundo, el Pacífico y el Nuevo Mundo. Nuestro análisis está basado en un conjunto de 21 mediciones cráneo-faciales hechas a partir de colecciones de cráneos humanos en las muestras testeadas. Estas mediciones son enumeradas en el Gráfico 1. Estudios preliminares utilizaron puntuaciones C y procedimientos euclidianos de distancia fragmental para comparar las muestras del Nuevo Mundo con un selecto número de grupos del Viejo Mundo. Para el presente análisis, incrementamos el número de muestras del Viejo Mundo y añadimos material prehistórico para comparar. Los grupos usados, junto con sus tamaños de muestra, están registrados en el Gráfico 2. Tras cada doble-testeo cruzado de los datos originales, las distancias Mahalanobis fueron calculadas para todos los pares de grupos en comparación. Entonces el método de aglutinamiento por vecindad para la construcción de dendrogramas, fue utilizado para mostrar sus semejanzas y diferencias. Para cualificar las relaciones de los grupos en comparación, fueron ejecutadas puntuaciones paso a paso de función canónico discriminativa. Para usar los datos de las muestras prehistóricas donde los individuos con conjuntos completos de mediciones eran difíciles de encontrar, fue utilizado un procedimiento multi-variantes para imputar valores inexistentes.

Resultados

Las semejanzas y diferencias de las muestras representando las principales regiones geográficas del Viejo Mundo, son descritas en el dendrograma de aglutinamiento por vecindad mostrado en la Figura 1. También está representada la localización de las muestras en relación a unas con otras, determinado por las dos primeras funciones discriminativas. También fue incluido un conjunto de especímenes del Paleolítico Superior Europeo de Checoslovaquia a Francia, entre 20 a 30 mil años atrás, y una muestra de cuatro Neandertals Europeos (de Gilbraltar, Francia e Italia) de 50 mil años atrás.

Figura 1

Componentes Prehistóricos y Modernos del Viejo Mundo

El brote Neandertal del dendrograma (Figura 1A) está separado de los otros por una distancia mayor que la discernible entre cualquier otro par posible. Por otro lado, no importa qué muestras sean usadas, siempre se vincula a la rama Europea antes que cualquier otra. Este lazo es confirmado por el ploteo basado en las dos primeras puntuaciones de función canónico-discriminativa (Figura 1B). Solo cuando una tercera función discriminativa (tomando el 9.6 % de la variación total) es usada - o, alternativamente, un tercer componente principal - los Neandertals se separan ostensiblemente de los Europeos modernos. La separación de los Africanos del nordeste así como las muestras Europeas y Asiáticas meridionales, del Africa sub-Sahariana es compatible con el cuadro de atenuación genética, cuando el núcleo del continente Africano es comparado con el borde nororiental y los pueblos extra-Africanos. El lazo entre Africa y Austro-Melanesia también tienen paralelos a nivel genético-molecular, donde un grado Africano de diversidad haplotípica y microsatelital tiene su reflejo en la parte meridional del sur de Asia y a través de Melanesia y Australia. Una explicación es que este haplotipo data de una diseminación humana inicial desde Africa, a través de los trópicos hacia el Viejo Mundo. Las distinciones morfológicas y genéticas de las poblaciones de los extremos noroccidental y nororiental del Viejo Mundo, serían el resultado de la subsecuente difusión hacia el norte de las extensiones periféricas de la continuación del cuerpo tropical, de la concentración demográfica Paleolítica principal del Viejo Mundo. Ni el cuadro genético ni el cuadro morfológico puede darnos ninguna estimación definitiva del cronograma de la ocupación inicial de los trópicos o las subsecuentes extensiones hacia el norte.

Sin embargo, el registro arqueológico proporciona algunas sugerencias concernientes a los movimientos demográficos hacia el norte. Tales movimientos son cruciales para establecer un marco de tiempo para la ocupación del extremo norte habitable en el Viejo Mundo, y para la extensión de aquella ocupación hacia el Hemisferio Occidental. El control del fuego hizo posible la ocupación al norte de los trópicos antes de la penúltima glaciación. En el tercio occidental de la zona temperada, una subsecuente extensión más al norte fue acompañada por el uso de puntas de proyectiles con asta (Levallois) - últimamente, derivado del Paleolítico Medio Africano, con raíces en el Acheuliense, más de 200 mil años atrás. La subsecuente distribución del uso de tales herramientas hacia el este, a través del borde septentrional del hábitat humano, hacia Mongolia y Siberia, pero no hacia China y Japón o hacia el Sudeste Asiático, sugiere una efectiva continuidad entre los marcadores, fueran el resultado del flujo genético o un efectivo movimiento de pueblos desde el oeste.

En aquella fecha - o sea, un poco menos de 200 mil años atrás - fueron los Neandertals quienes estaban fabricando aquellas herramientas en el extremo occidental del hábitat humano. Si aquel cuadro de continuidad cultural indica una relación actual, entonces fueron los Neandertals quienes estaban también fabricando aquellas herramientas en Siberia, incluso a pesar que no existe evidencia esquelética determinante para confirmar su presencia. La evidencia arqueológica demuestra que el Paleolítico Superior en Siberia surgió por la transformación del anterior Mousteriense local menos de 40 mil años atrás. Algunos han argumentado que el cambio en la presión de la fuerza selectiva que acompañó el uso del fuego en el procesamiento del alimento, provocó reducciones en la robustez de dientes y mandíbulas, que convirtieron a los Neandertals Europeos en la primera forma facial "moderna" en el extremo noroccidental del hábitat humano. De modo paralelo, el cambio similar en estilos de vida, demostrado por la secuencia arqueológica en el extremo nororiental de aquella continuidad, debería haber llevado a la transformación de una morfología Neandertal similar hacia una forma relacionada "moderna" por los mismos motivos.

Componentes prehistóricos y recientes del Este de Asia comparados con el resto del Viejo Mundo

Figura 2

Un breve examen de tales expectativas es mostrado por la localización de muestras del Pleistoceno Tardío en los extremos occidental y oriental del Viejo Mundo, cuando son comparadas con los representantes regionales utilizados en la Figura 1. Para dar una más completa representación de la forma humana viviente en el borde oriental del Viejo Mundo, fueron añadidos los Mongoles del centro-norte de Asia Oriental, Asiáticos del Sudeste y Ainus del borde nororiental del continente, para producir el patrón de semejanzas y diferencias mostrado en la Figura 2. La muestra del Pleistoceno Tardío de Asia oriental fue hecha de un individuo de hace menos de 30 mil años atrás, en la Cueva Superior de Zhoukoudian, al oeste de Beijing, China, y dos individuos de hace menos de 20 mil años atrás, en Minatogawa, Okinawa. La muestra es muy pequeña y consiste de hombres solamente, por lo que los grupos usados para construir la Figura 1 fueron restringidos a hombres de cada una de las poblaciones representadas. Las muestras añadidas Mongola y del Sudeste Asiático se aglutinan con las muestras Chinas usadas en la Figura 1, pero las muestras del Pleistoceno de Asia Oriental y Ainus, se aglutinan con el Paleolítico Superior Europeo y finalmente con la misma Europa moderna antes de mostrar cualquier vínculo con el resto del mundo.

Comparación de los componentes recientes y del Pleistoceno Tardío del Este de Asia y la parte Noroccidental del Viejo Mundo

Figura 3

Debido a que las configuraciones representadas en Africa, sur de Asia y Australia/Melanesia nunca están vinculadas con las muestras Europeas, Asiáticas, Oceánicas o del Nuevo Mundo, fueron removidas de los análisis cuando los grupos Oceánicos y del Hemisferio Occidental fueron comparados con el Viejo Mundo. La Figura 3 muestra los vínculos y distinciones hechas cuando las muestras septentrionales de Europa, Mongolia, China y los Ainu de Japón son comparados con el Sudeste Asiático, Polinesia y grupos prehistóricos de Europa (Paleolítico Superior) y Japón (Jomon). Los Jomon prehistóricos y los Ainu del Japón están efectivamente más cerca de los grupos prehistóricos y modernos Europeos que las poblaciones principales de Asia continental. Los Polinesios de Oceanía están más cerca de encajar al medio de los extremos Europeo y Asiático del espectro. Junto con los Ainu y Jomon, ellos podrían ser descritos como Euroasiáticos.

Comparación de importantes muestras del Viejo y Nuevo Mundo

Figura 4

Cuando las muestras representando a los habitantes originales del Hemisferio Occidental, más la muestra Mongol de la Edad del Bronce, son añadidas a la parrilla usada para construir la Figura 3, obtenemos el cuadro desplegado en la Figura 4. Comprimidos entre Europa y el Paleolítico Superior Europeo, está la muestra Mongol de la Edad del Bronce y un grupo que se expande a lo largo de la frontera EEUU-Canadá, desde Montana/Alberta (Blackfoot) hasta el norte de Michigan (sitio Juntumen) y Ontario (sitio Ossossone). Cerca del vínculo con este aglutinamiento, está un grupo compuesto de muestras que van desde el Sudoeste Norteamericano hasta México y Sudamérica. Entonces, las muestras Jomon, Ainu y Polinesia son desplegadas varios pasos más allá del agrupamiento del Viejo/Nuevo Mundo septentrional, a pesar que permanecen más cerca de él, que del aglutinamiento Asiático continental de China, Mongolia y Sudeste Asiático. Los dos grupos finales en la Figura 4, Atabascos de la desembocadura del Yukon en Alaska y una muestra combinada Aleutiano-Inuit a través del borde del Nuevo Mundo, se enlazan más estrechamente al fragmento Asiático continental de lo que lo hace cualquier otra de las muestras examinadas.

Discusión 

El hecho que las poblaciones del Pleistoceno Tardío en Europa noroccidental y Asia nororiental muestren similitudes morfológicas, sugiere que debieron haber existido lazos genéticos efectivos en alguna época. Estas similitudes morfológicas aún pueden verse entre Europa y los descendientes de la población aborigen del archipiélago Japonés, o sea, los Ainu. Esta similitud proporciona cierta base a la antigua aseveración que los Ainu representan un tipo o raza "Indoeuropea", "Aria" o "Caucasoide", sin importar cuan desafortunadas sean estas designaciones y sus implicaciones.

Que no haya evidencia que los ocupantes del Pleistoceno Tardío del por largo tiempo inhabitado extremo occidental de aquel hábitat humano, migraran hacia el este, sugiere que el vínculo genético brotó desde una desaparecida población del Pleistoceno Medio, diseminada a través del borde septentrional del Viejo Mundo. Reducciones separadas de un nivel común arcaico de robustez en el oeste y el este, podrían explicar las similitudes en forma de los representantes vivientes de ambos extremos de aquel espectro. Cuando las muestras del Nuevo Mundo son añadidas, aquellas a lo largo de la frontera EEUU/Canadá también se enlazan con aquella configuración, como lo hace la muestra Mongola de la Edad del Bronce. Un signo independiente de aquella posible y antigua continuidad puede ser vista en la distribución del linaje X del ADN mitocondrial que está presente en bajas frecuencias en Europa y a través de Norteamérica, entre los descendientes de los habitantes precolombinos del área de los Grandes Lagos. La distribución de los haplotipos del cromosoma Y es también compatible.

La figura 4 respalda el punto de vista que las poblaciones en el corazón del Este de Asia continental (representado aquí por Mongolia, China y Sudeste Asiático) solo hicieron contribuciones parciales al poblamiento inicial del Hemisferio Occidental. También sugiere que la expansión post-agrícola de aquella población continental del Este de Asia tuvo un creciente impacto sobre los pueblos en los extremos septentrional y oriental del continente, así como hacia el sur y hasta el Pacífico. Los Jomon prehistóricos del Japón, junto con los actuales Ainu, todavía se asemejan claramente a aquel estrato septentrional, a pesar que el último está un poco más cerca de relacionarse al corazón Asiático continental. La misma cosa es cierta para las muestras Polinesias, con el vínculo hacia el núcleo Asiático continental ligeramente más fuerte de lo que fue para los Ainu. Los Inuits y los Atabascos de lengua Na-Dene (los grupos más recientes en haber abandonado Asia nororiental hacia el Nuevo Mundo) muestran incluso mayor semejanza a las poblaciones de Asia continental relacionadas con los Chinos.

Conclusiones

Una combinación de dos poblaciones regionales diferentes parece haber esta involucrada en la inicial expansión humana hacia el Hemisferio Occidental. Las regiones en cuestión eran un núcleo continental Asiático oriental localizado en China, al norte del Trópico de Capricornio y al sur del desierto del Gobi, y un componente noroccidental originalmente abarcando desde las cercanías de Moscú hasta la costa Atlántica de Europa, al norte del mar Mediterráneo. El registro arqueológico indica que ambos componentes se habían separado en el Pleistoceno Medio. El componente nororccidental se expandió hacia el este para explotar el territorio deshabitado sobre el borde septentrional de Asia, en el Paleolítico Medio, alrededor de 200 mil años atrás. La reducción en robustez que produjo la forma "moderna" a partir de una versión arcaica del Homo sapiens en el Pleistoceno Tardío, llevó a la emergencia de pueblos de apariencia similar en los extremos noroccidental y nororiental del Viejo Mundo. Los desarrollos tecnológicos y la amelioración climática que comenzó hace 17 mil años atrás, permitió al segmento de población a lo largo del borde septentrional del Viejo Mundo habitado, extenderse en dirección norte hacia el previamente deshabitado Ártico.

En el confín oriental de este espectro, el contacto con la población indígena original del Este de Asia continental, llevó a la incorporación de algo de sus características genéticas, haciendo que aquellos que primero pudieron cruzar Beringia hacia el Nuevo Mundo, fueran apropiadamente caracterizados como Euroasiáticos. Tras el fin del Pleistoceno, el desarrollo de la agricultura llevó a una expansión mayor de la población original del Este de Asia continental y sus crecientemente importantes contribuciones a los subsecuentes movimientos hacia el Nuevo Mundo, Sudeste Asiático y Oceanía. Una representación esquemática de la localización de las poblaciones originales y sus subsecuentes movimientos y combinaciones es descrita en la Figura 5.

Figura 5

La gran flecha 1 representa el movimiento del Pleistoceno Medio a través del borde septentrional del Viejo Mundo. La flecha 2 indica la dispersión del Pleistoceno Tardío hacia Australia. La flecha 3 muestra la entrada inicial de finales del Pleistoceno hacia el Nuevo Mundo, y las flechas 4 muestran las expansiones post-Pleistoceno hechas posible por la utilización de nuevas fuentes de alimentación relacionadas en parte con el desarrollo de la agricultura. Las flechas 1 y 2 representan expansiones demográficas únicas dentro de territorio deshabitado. La flecha 3 representa un movimiento hacia una tierra desocupada pero por una población con raíces Europeas y Asiáticas. La flecha 4 representa una expansión basada en la tecnología de diferentes poblaciones en áreas que, con la excepción de Oceanía, ya estaban ocupadas. La consecuencia fue un mucho mayor índice de intercambio genético del que fue efectivo para cualquiera de las primeras migraciones.