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Reciente Artículo de USA Today: "El Hombre de Kennewick trasciende lo políticamente correcto"

Por Alcestis ''Cooky'' Oberg

Se cree que los juicios sobre el saber prohibido desaparecieron con Galileo. Pero nuestros propios científicos de categoría mundial han estado en la corte, frente al gobierno de EE.UU. durante los pasado 6 años, luchando por el derecho a estudiar al Hombre de Kennewick.

El problema del Hombre de Kennewick es que él no es políticamente correcto. Los iniciales estudios científicos sobre el esqueleto de 9.400 años de antigüedad - que fue descubierto a un costado del río Columbia, cerca de Kennewick, Washington, en 1996 - descubrieron que él no era un Amerindio. Lo que los hallazgos sugirieron en vez de eso fue que otras razas posiblemente emigraron hacia el Hemisferio Occidental alrededor de 30 mil años atrás. Su descubrimiento contradijo la por largo tiempo firme creencia que solo una única raza Asiática del Nordeste, llegó a través del Estrecho de Bering, desde Siberia, aproximadamente unos 12 mil años atrás, por lo tanto desafiando la creencia convencional que los Amerindios eran los "primeros Americanos".

En agosto, una corte federal sentenció que los científicos tenían derecho a estudiar las osamentas. La administración Bush había, hasta el 29 de octubre, decidido si apelaba a la sentencia, lo que permitiría a los científicos reanudar los estudios sobre el Hombre de Kennewick, o continuaba la batalla en la corte para bloquear la investigación.

La administración no debiera apelar en este caso. Si el gobierno de los EE.UU. continuara el forcejeo legal con los científicos, quedaría en la cómica posición de tratar de forzar la aceptación de un desacreditado punto de vista de la historia Paleoamericana - la teoría del Estrecho de Bering - como un asunto legal. El gobierno de los EE.UU. no debiera involucrarse en el asunto de prohibir la búsqueda de la verdad científica, porque los hechos y descubrimientos podrían poner a ciertas entidades políticas en una posición incómoda.

Aunque tales líneas de combate fueron dibujadas dentro de las dos semanas del descubrimiento del Hombre de Kennewick, cuando la tribu Umatilla de Oregon reclamó que bajo el Acta de Repatriación y Protección de Tumbas Amerindias de 1990 (NAGPRA) ellos habían estado en el área desde el comienzo de los tiempos, y que los huesos de sus ancestros serían profanados por los científicos. La administración Clinton reaccionó de un modo políticamente servil: confiscó el esqueleto y empezó su entrega a la tribu Umatilla para su reinhumación. Pero los científicos demandaron el derecho a estudiar al Hombre de Kennewick con mayor profundidad, debido a que ellos dudaban que él perteneciera a los Umatilla o a cualquier otro grupo identificable o cultura actual de hoy.

Durante los siguientes seis años, el gobierno bloqueó a los científicos, manipuló de forma lamentable el antiguo esqueleto y enterró el sitio del hallazgo bajo toneladas de escombro y basura, previniendo investigaciones posteriores. Peor aún, en el 2000 el entonces Secretario del Interior Bruce Babbit, anunció su increíble regla "1492", que los científicos no podían estudiar los huesos porque toda osamenta y artefactos que antecedieran a la llegada de Colón debían ser considerados "Amerindios" y sujetos a los reclamos culturales tribales.

Afortunadamente, la Corte Distrital de EE.UU. para Oregon, desdeñó la conclusión de Babbit en agosto, como "arbitraria y caprichosa" y de este modo limpió el camino para la investigación científica del Hombre de Kennewick. Esa sentencia no trajo hasta el día de hoy y la importante decisión que enfrenta la administración Bush.

El Hombre de Kennewick es un descubrimiento arqueológico vital - el mejor de los 35 restos esqueléticos Paleoamericanos que tenemos.

Desde el inicio, los huesos del Hombre de Kennewick nos relatan una historia asombrosa sobre su ruda y peligrosa vida Paleoamericana. Una antigua punta de lanza se incrustó profundamente en su cadera. Su codo derecho estaba fracturado y tenía daño óseo a causa de una infección que se le había declarado. Su pecho estaba aplastado por un fuerte golpe, que quebró costillas a ambos lados - una herida fatal para la mayoría de las personas. Su cráneo fue fracturado por una persona diestra que lo golpeó con un garrote.

Pero él sobrevivió a todo esto y vivió entre los 45 ó 55 años de edad, una edad avanzada para esa época. Al final, el Hombre de Kennewick era bellamente simétrico, ni deformado ni encorvado por sus numerosas adversidades.

En vez de apelar a la resolución, la administración Bush tiene una oportunidad para promover una fascinante ciencia, mediante:

- Mover al Hombre de Kennewick al Instituto Smithsoniano, donde existen ventajas para la conservación e investigación.

- Darle a los científicos acceso irrestricto a los huesos.

- Colocar el sitio del descubrimiento de vuelta a su estado original bajo la supervisión de arqueólogos y permitiendo mayores excavaciones sin interrupciones.

- Establecer una política racional y amplia, basada en las bien razonadas sentencias de la corte, para futuros reclamos amparados en el NAGPRA.

Es entendible que los Amerindios objeten que sus sitios funerarios sean profanados y sus artefactos culturales saqueados, lo que sucedió previo al NAGPRA. Pero que la ley no debiera permitir a los Amerindios privar a otras personas de su historia, ni tampoco reclamar cada artefacto antiguo en América como suyo, sin una conexión demostrable y culturalmente racional.

De manera similar, nunca fue la intención del NAGPRA el congelar la arqueología en su camino y evitar que fuera más allá de un punto de vista "aceptable" de la historia.

Si los científicos finalmente obtienen acceso a los restos del Hombre de Kennewick y a su lugar de reposo final, él podría hablarnos elocuentemente sobre las posesiones que él tenía, de la cultura que él quería, de la raza a la cual pertenecía, de la familia que podría estar sepultada cerca.

Y mayores preguntas beckon a los científicos, también ¿Por qué, a pesar de su obvio vigor, rudeza y valentía, los descendientes del Hombre de Kennewick no sobrevivieron en el Nuevo Mundo?

Ningún Amerindio debería ofenderse por el corolario a esta interrogante: ¿Si este hemisferio fue habitado por oleada tras oleada de otras razas y culturas, durante decenas de miles de años, por qué solo los Amerindios y su rica cultura sobrevivieron?

Alcestis ''Cooky'' Oberg, es una escritora científica independiente, que vive en Houston. También es miembro del panel de colaboradores de USA TODAY'S.