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"Los antiguos pueblos no encajan en las actuales categorías"

Tres prominentes antropólogos físicos explicaron el enorme valor científico del material esquelético humano para entender la herencia biológica de pueblo actuales y antiguos, durante el Coloquio sobre Biología del Estado de Oregon, "¿Quiénes eran los Primeros Americanos?" en Abril.

D. Gentry Steele de la Universidad A & M de Texas describió la investigación sobre los más antiguos fósiles humanos de América, y enfatizó que los más remotos pueblos Americanos conocidos, difieren de todas las poblaciones contemporáneas por lo que no debieran ser catalogadas en tradicionales términos tale como "Caucasoides" o "Mongoloides". Douglas Owsley del Instituto Smithsoniano y Richard Jantz de la Universidad de Tennessee, describieron su extenso programa de análisis esquelético (Mammoth Trumpet 12:1 "Una base de datos sobre el pasado de la humanidad").

Ambos, el Dr. Jantz y el Dr. Steele declararon que había habido mucha diversidad entre las poblaciones Americanas prehistóricas, pero notaron que tan recientemente como 1970, influyentes antropólogos estaban enseñando que los pueblos Amerindios eran homogéneos. Steele revisó el desarrollo de los estudios de antropología física de los pueblos aborígenes en Norteamerica.

"Los restos esqueléticos antiguos, históricamente, no han jugado un papel mayor en nuestros modelos para el poblamiento del Nuevo Mundo" dijo Steele. La búsqueda del "primer hombre" en América comenzó en el siglo XIX, paralelo a descubrimientos tales como el pueblo de Neanderthal en Europa. Para inicios del siglo XX, influyentes científicos como Ale Hrdlika estaban convencidos que la gente había estado en el Nuevo Mundo por no más de unos pocos miles de años. Los registros fósiles demostraron que los Americanos prehistóricos eran anatómicamente humanos modernos, y antes del desarrollo de la datación del radiocarbono, la antigüedad solo podía ser inferida según el contexto geológico.

El descubrimiento de inconfundible evidencia asociando a humanos con la extinta fauna del Pleistoceno en los años 30's, llevó a la creencia que la gente había estado en América por muchos miles de años, pero la duración fue temperada considerablemente cuando apareció la datación del radiocarbono. Steele notó un cambio en el énfasis, a inicios de los 50's, que alejaron a los antropólogos físicos de las tipologías de desarrollo - clasificación de grupos basada en unos pocos atributos - para interpretar la diversidad debido a adaptaciones a estilos de vida y climas. Hubo mucho menos estudio de materiales esqueléticos humanos, y los antropólogos físicos comenzaron a enfocarse más en factores como grupos de sangre para inferir relaciones entre poblaciones. Eventualmente, el ADN se transformó en un foco.

Los 70's trajeron el difundido uso de los computadores y los análisis estadísticos a la antropología física. Problemas complejos, previamente imposibles de analizar, pudieron ser estudiados por nuevas aproximaciones metodológicas. Steele le da el crédito a Christy G. Turner por iniciar el período contemporáneo de estudios de Amerindios con su detallada y prolongada investigación de las denticiones humanas, de Asia y Europa, así como Norte y Sudamérica. Analizando los caracteres individuales de los dientes humanos, Turner, de la Universidad del Estado de Arizona, vio evidencia de tres oleadas separadas de migraciones a Norteamérica, desde Asia.

Después, Steele citó a W. W. Howells de la Universidad de Harvard que fue pionero en análisis multi-variantes, una metodología computarizada altamente sofisticada, para analizar 57 mediciones separadas que desarrolló para estudiar los cráneos humanos. Siguiendo la metodología de Howells, cualquier cráneo individual podía ser comparado con una enorme base de datos mundial de cráneos humanos. Igualmente, C. Loring Brace de la Universidad de Michigan desarrolló un procedimiento para usar 28 mediciones craneales y faciales en su estudio de los pueblos Asiáticos.

Los datos generados por Howells y Brace tendían a concordar con el propio análisis multi-variantes de Steele, de raros esqueletos Paleoindios de Norteamérica: remotos Americanos del Holoceno que no lucían muy parecidos a los Amerindios modernos. Steele, observando específicamente los fósiles conocidos por ser anteriores a los 8.500 años, encontró que se asemejaban más cercanamente a ciertos Euroasiáticos e isleños del Pacífico prehistóricos y modernos, que a los posteriores pueblos Americanos. Steele también citó el análisis de Walter Neves de Brasil y de Héctor M. Pucciarelli de Argentina, que estudiaron los más antiguos fósiles humanos de Sudamérica. Su estudio, y uno posterior de Neves con otros investigadores, concordaron con otras investigaciones recientes indicando que los Americanos más antiguos lucían diferentes a los Amerindios contemporáneos.

"Los antiguos Americanos son distintos de los posteriores Americanos" dijo Steele, ilustrando sus aseveraciones con presentaciones gráficas de los resultados de los análisis multi-variantes que él ha conducido en colaboración con Joseph F. Powell de la Universidad de Nuevo México. Los Americanos del Holoceno temprano no lucían como los Amerindios y Asiáticos del norte actuales, pero mucho más como los recientes Asiáticos meridionales, isleños del Pacífico y otros, incluidos los Europeos, concluyó.

Dr. Owsley dio ante el auditorio de la conferencia - que incluía miembros de tribus, estudiantes, arqueólogos amateurs, así como científicos - su perspectiva personal sobre el estudio de los restos humanos. "Soy un antropólogo forense que ha trabajado con agencias policiales", comenzó. "Trabajo en casos donde no pueden usar las apariencias faciales o las huellas digitales para identificar a los individuos". Él ha trabajado en casos muy conocidos, incluyendo la identificación de víctimas de asesinatos en masa y restos de los Davidianos cerca de Waco, Texas, así como en los restos de soldados muertos en Tormenta del Desierto, y víctimas recuperadas desde fosas comunes en Croacia.

"Así que cuando trabajo con esqueletos humanos, yo sé, en un sentido muy personal, que estoy tratando con restos humanos, y no hace diferencia el que sean los restos de alguien que estaba vivo pocas semanas atrás, o restos de alguien de hace 500 o 5.000 años atrás. Reconocemos que estos restos provienen de lugares donde se preocupan por ellos. También cuido de ellos en el sentido que siento que tienen una historia muy importante que contar - si sabemos como escuchar".

Owsley dijo que los huesos y dientes constituyen un tipo muy especial de testimonio científico sobre las vidas de los individuos. Junto con entregar la identidad del individuo, incluyendo su edad, sexo y salud, ellos pueden revelar mucho sobre el ancestro de la persona, aflicciones en su vida, causa de muerte y pistas sobre el tipo de trabajo efectuado en vida. Proveen pistas sobre dieta, enfermedades y medio socio-cultural. Es más, los huesos y los dientes pueden ser testigos a partir de la muerte de la persona.

Owsley y Jantz hablaron sobre los prolongados estudios del Instituto Smithsoniano en restos esqueléticos humanos y como ha añadido un gran conjunto de conocimiento científico sobre salud humana y prehistoria. "Mi trabajo con el Dr. Richard Jantz nos ha ayudado a refinar esta aproximación al recopilar incansablemente, datos osteológicos de numerosos grupos de diferentes períodos de tiempos y diferentes áreas geográficas", dijo Owsley. "Los datos han sido recopilados desde más de 6.000 esqueletos Euroamericanos, Afroamericanos y Amerindios de Norteamérica, con especial énfasis en las poblaciones prehistóricas e históricas de las Grandes Llanuras, la Gran Cuenca y también el este de EE.UU.".

"Esta base de datos incluye detallada información sobre extremadamente raros esqueletos de antiguos Paleoindios y Americanos Arcaicos, incluyendo unos de Minnesota, Nevada y Nebraska". El estudio, dijo, tiene objetivos muy específicos que él cree contribuirán significativamente a la misión de esta conferencia.

Jantz describió las partes específicas de la base de datos que se aplican al análisis craneal, compilados desde mediciones tomadas con instrumentos especializados. Dijo que el análisis cuantitativo demuestra una amplia variabilidad entre y dentro de las poblaciones Amerindias, al contrario de la creencia antropológica convencional que los Amerindios eran bastante homogéneos.

Jantz se enfocó en los pocos esqueletos antiguos de Norteamérica y específicamente en el hombre de Spirit Cave (Mammoth Trumpet 12:2 "Un descubrimiento sobresaliente") ilustrando, como lo había hecho Owsley, que los primeros esqueletos Americanos conocidos son diferentes en apariencia, a los esqueletos de los Americanos posteriores. Utilizando los datos de Howells y un programa de computación para clasificar étnicamente restos craneales no identificados, que él fue parte en su diseño, Jantz comparó las mediciones del hombre de Spirit Cave con aquellas de muchas otras poblaciones del mundo. Entre los hallazgos que él exhibió habían diagramas que ubicaban al individuo de Spirit Cave entre los datos de un gran conjunto de pueblo. Un gráfico resumiendo los complejos cranio-faciales descritos como "perfil bovedal", colocaba al hombre de Spirit Cave cerca del pueblo Ainu del norte de Japón; "orientación facial" lo ponía cercano a los pueblos Europeos; "ancho facio-bovedal" lo ubicaba cerca de los Atayal de Taiwan; y los datos "faciales" nuevamente cerca de los Europeos.

Estas descripciones de datos estadísticos eran utilizados para describir las semejanzas físicas, pero en el caso de un individuo tan antiguo como el hombre de Spirit Cave, no pueden ser clasificados. El análisis de datos de los antiguos esqueletos Norteamericanos sugieren que la población que representan es única, que tiene ciertas similitudes con muchas otras poblaciones de tiempo antiguos y modernos. Autoridades como Jantz y Steele creen que los antiguos Americanos se habrían asemejado más estrechamente a algunos de sus contemporáneos en Eurasia, de los que se asemejarían a cualquier población moderna.

Don Alan Hall