disgenesia

Disgenesia: el deterioro genético en las poblaciones modernas

Por Richard Lynn - Praeger, 1996 - 237 páginas, 59.95 dólares,
fono: 1-800-225-5800 (para un 20% descuento mencionar F238)
Reseña de Marian Van Court

Una más bien abreviada versión de esta reseña apareció en el Journal of Social, Political, and Economic Studies, Volumen 23, Número 2, verano de 1998. MVC

Incontables volúmenes han sido escritos sobre la pasada evolución de las especies humanas, aunque difícilmente se le ha prestado algo de atención a la pregunta crucial, "¿Hacia dónde estamos evolucionando?". Richard Lynn, de la Universidad del Ulster en Irlanda del Norte, valientemente hace esta pregunta en su controvertido libro Disgenesia: el deterioro genético en las poblaciones modernas. El profesor Lynn presenta valiosa evidencia indicando que gran parte del mundo está deteriorándose en su potencial genético para la inteligencia, salud y consciencia (o buen carácter). La palabra para esto es "disgenesia", lo opuesto a la "eugenesia".

La Curva de Bell dedicó un capítulo a la interrogante hacia dónde estamos evolucionando con respecto a coeficiente intelectual (Herrnstein and Murray, 1994). Disgenesia continúa donde La Curva de Bell terminó. El profesor Lynn revisa estudios de todo el mundo, y en todas partes halla que la gente menos inteligente tiene la mayoría de los vástagos. La única excepción es Africa sub-Sahariana donde la contracepción es raramente usada. Nuestro potencial genético para la inteligencia ha ido declinando en Europa y Norteamérica desde mediados de 1800, con una pérdida total de alrededor de 5 a 8 puntos de CI. O sea, estamos perdiendo alrededor de un punto de CI con cada generación.

El declive en inteligencia genotípica coincide con la diseminación de información sobre la contracepción. Durante muchos siglos, previo a 1800, las parejas casadas tenían fertilidad natural, esencialmente sin influencia de los esfuerzos para limitarla. Durante este período, había un fuerte tabú contra el sexo fuera del matrimonio, y muchas personas nunca tuvieron hijos porque eran muy pobres para casarse.

La ilegitimidad era escasa. La mortalidad infantil elevada, especialmente entre las clases bajas. Duro como pueda sonar, la selección natural funcionó manteniendo una población sana, y para hacer que la inteligencia gradualmente se incrementara.

Luego, a inicios de 1800, numerosos libros sobre la contracepción fueron publicados. Estas ideas naturalmente afectaron a las clases lectoras de forma desproporcionada. Goodyear perfeccionó la vulcanización del caucho, haciéndolo un material ideal para la producción masiva de condones y diafragmas. Para mediados de siglo, se volvió aparente que la gente educada estaba teniendo menos hijos que la no educada. Charles Darwin se preocupó del hecho que la "chusma" de la sociedad fuera tan prolífica, y expresó su profunda preocupación sobre el futuro de la civilización, debido a que la selección natural había cesado de funcionar. El primo de Darwin, Francis Galton, acuñó el término "eugenesia" y fue su principal propulsor:

El principal resultado de estas investigaciones ha sido el develar el significado religioso de la doctrina de la evolución. Sugiere una alteración en nuestra actitud mental, e impone un nuevo deber moral. La nueva actitud mental es una de mayor sentido de libertad moral, responsabilidad y oportunidad; el nuevo deber... es un esfuerzo para mayor evolución, especialmente la de la raza humana.

El hombre está dotado con la piedad y otros sentimientos bondadosos; también tiene el poder de prevenir muchos tipos de sufrimiento. Concibo esto como perfectamente adecuado dentro de su esfera de conocimiento para reemplazar la Selección Natural por otros procesos que son más misericordiosos y no menos efectivos. Esto es precisamente la meta de la eugenesia (Blacker, 1952). A inicios de la década de 1900, las sociedades eugenésicas se estaban formando en Gran Bretaña y EE.UU., y la eugenesia era propiciada por los principales pensadores a lo largo de todo el espectro político. H. G. Wells se sumó con su apelación al sentido común: "Pareció para mí que el desincentivar la multiplicación de las personas bajo un cierto estándar, e incentivar la multiplicación de personas excepcionalmente superiores, era el único medio real y permanente de corregir los males del mundo. Aún creo eso". Julian Huxley describió la eugenesia como "todos los mecanismos de altruismo, el que es más amplio y de más extenso rango" (Van Court, 1982).

La eugenesia tenía sentido porque pocos dudaban que la herencia era importante. La vida estaba más estrechamente ligada a la tierra, y los granjeros sabían por experiencia que las plantas y animales varían ampliamente dependiendo de sus cualidades de nacimiento. El sentido común dictaba que los seres humanos, al igual que el resto de la naturaleza, están fuertemente influenciados por la herencia. Sumado a esto, la mayoría de la gente tenía por entonces grandes familias. Su una pareja tenía muchos niños, todos los cuales resultaban buenos excepto uno, era perfectamente razonable pensar que lo que contaba para la diferencia, era de nacimiento, especialmente si había signos desde la temprana infancia. Debido a que todos los niños crecían en la misma casa, con los mismos padres, comiendo la misma comida, era solo un asunto de sentido común.

El sentido común confirmado por la ciencia

La principal tesis del profesor Lynn en Disgenesia, es que la evidencia científica ha comprobado que los eugenesistas estaban absolutamente en lo correcto en su preocupación sobre el deterioro genético, y que nosotros - como sociedad - habíamos cometido un grave error al hacerlos a un lado. Los estudios sobre gemelos y adopciones han establecido más allá de toda duda, el importante papel de la herencia en la determinación del CI. Gemelos idénticos separados al nacer tienen CI bastante similares. Cuando los niños adoptados crecen, ellos se asemejan más estrechamente en CI a sus padres biológicos que a sus padres adoptivos. Así como los eugenesistas lo asumieron, la movilidad social durante siglos ha producido una gradiente de clase social para la inteligencia, y la clase social está determinada en parte por la inteligencia innata. Un estudio Norteamericano encontró en familias con 2 o más hermanos, que los niños con CI más elevados tendían a ascender la escala SES cuando crecían, mientras que aquellos con CI inferiores tendían a descender. Finalmente, la evidencia demuestra que estamos deteriorándonos genéticamente porque la gente más inteligente es la que está teniendo menos hijos.

Un número de recientes estudios apunta a las prácticas contraceptivas como la clave para entender la disgenesia hoy. La gente con bajo CI, esté casadas o no, son menos proclives a usar cualquier forma de control de la natalidad. Entre las mujeres que utilizan los mismo métodos de control de la natalidad, aquellas con bajo CI tiene índices de fracaso mucho más elevados. Después que un embarazo no deseado ha sucedido, las parejas con bajo CI son menos proclives a procurar abortar. De este modo, cada factor selecciona contra la inteligencia. Una menor contribución a la disgenesia es el hecho que las mujeres con alto CI a menudo terminan no teniendo todos los que a ellas les hubiera gustado tener. Cuando llega el momento que un bebé es "conveniente", puede ser muy tarde. Sin embargo, la mayor razón para el declive en nuestro potencial genético para la inteligencia es el mayor fracaso en el control de la natalidad entre las mujeres de CI bajo. En los EE.UU., las mujeres de todos los niveles de CI reportan que a ellas les gustaría tener, en promedio, alrededor de 2.3 hijos. Pero las mujeres de bajo CI frecuentemente tienen más niños, a menudo muchísimos más niños, de lo que ellas hubieran idealmente deseado tener. Si todas las mujeres tuvieran exactamente el número de niños que ellas desearan, no habría disgenesia, y finalmente no influiría en nuestro potencial genético para la inteligencia (Van Court, 1983).

La pérdida de 5 a 8 puntos en CI puede no ser una tragedia para un individuo, pero cuando es aplicada a una población, tiene profundas consecuencias. Como los lectores de La Curva de Bell podrán recordar, pequeños cambios en el promedio de una distribución en forma de campana producen enormes efectos en sus extremos - en este caso, los retardados y los superdotados. Por ejemplo, un retroceso en el CI promedio de solo menos de 5 puntos duplica el número de retardados (CI menores de 70) y corta a la mitad el número de superdotados (CI sobre 130). Es más, Herrnstein & Murray hallaron que cuando ellos hacían descender estadísticamente el promedio de CI en solo 3 puntos, de 100 a 97, todos los problemas sociales se exacerbaban; el número de mujeres crónicamente dependientes del seguro social se incrementaban en un 7 %; la ilegitimidad se incrementaba en un 8 %; los hombres encerrados en la cárcel se incrementaban en un 12 %; y el número de desertores permanente del sistema escolar se incrementaba en alrededor de un 15 %.

Un hallazgo anómalo conocido como el "efecto Flynn" añade un elemento misterioso a este cuadro. James Flynn, cientista político de Nueva Zelanda, ha reportado sobre "masivas ganancias" en CI en los EE.UU. y otras partes. Cuando los exámenes de CI son estandarizados, la gente consistentemente encuentra las versiones antiguas de los exámenes más fáciles, y logran mejores puntajes de lo que lo hicieron los examinados originalmente. No hay consenso sobre si esto se debe a incrementos reales en inteligencia, o a alguna suerte de artefacto. Ciertamente, las enormes ganancias son difíciles de reconciliar con la observación casual y el declive de los puntajes SAT. Mucha gente desecha el "efecto Flynn" en base a que si la población ha efectivamente ganado 3 puntos por décadas desde 1932, como se asevera, "nuestros ancestros habrían sido unos imbéciles". El mismo Flynn no desdeña este punto de vista. Christopher Brand apunta de forma convincente que la gente simplemente se ha vuelto examinados más savvy con el paso de los años (Brand, 1996). El profesor Lynn cree que las ganancias son reales, y probablemente se deben a una mejor nutrición, que se piensa es la causa de incrementos comparables en estatura. Él vincula la situación a semillas de menor calidad con mayores cantidades de fertilizante. Pero incluso si su optimista punto de vista prueba ser correcto, debiera haber pronto un límite a cuánto beneficio más puede derivarse de la nutrición, su es que el límite no ha sido ya alcanzado.

Declive en salud y conciencia

A través de nuestra evolución, el débil y el enfermo morían jóvenes y no traspasaban sus genes. Ahora, a causa de la medicina moderna, la gente con numerosas enfermedades genéticas viven lo suficiente como para reproducirse y transmitir genes defectuosos a sus hijos (ejemplos: fibrosis quística, hemofilia, diabetes, estenósis pilórica, varios defectos cardíacos, talasemia, fenilquetonuria y anemia de la célula falciforme). La incidencia de muchos de estos desórdenes se están duplicando y triplicando con cada generación. Nadie negaría tratamiento a los afectados, pero es importante darse cuenta que, como resultado de eso, nuestro potencial genético para una robusta buena salud está declinando. El cuidado de por vida requerirá gastos siempre crecientes. Es más, mientras los afectados estén agradecidos por los avances médicos, la mayoría sin embargo rápidamente notara que la calidad de sus vidas sería lejos mejor si en primer lugar ellos nunca hubieran heredado una enfermedad.

La conciencia, tradicionalmente conocida como "buen carácter", consiste en honestidad, un fuerte trabajo ético y preocupación por otros. Debido a que el CI está positivamente correlacionado a un número de rasgos deseables (como el altruismo, las actitudes anti-autoritarias, valores burgueses como el trabajo duro, el ahorro y el sacrificio), cuando el CI declina, así lo hacen estos rasgos. La gente con bajo CI son lejos más proclives a transformarse en criminales, por lo que el hecho que nuestro potencial genético para la inteligencia esté declinando, significa que nuestro potencial genético para el crimen está incrementándose. Es más, cierta evidencia sugiere que a pesar de prolongadas temporadas en la cárcel, los criminales aún consiguen procrear a una velocidad superior al resto de nosotros. La investigación del profesor Lynn, sobre criminales de Londres, descubrió que ellos tenían casi el doble de vástagos que los no-criminales, y aquellas cifras son casi con certeza, estimaciones. En estudios demográficos de fertilidad, la entera categoría de hombres de clase baja es frecuentemente omitida debido a que los datos confiables sobre su descendencia, simplemente no puede ser obtenida - su comportamiento sexual es a menudo promiscuo, y sus relaciones temporales. Debido a que los estudios sobre gemelos y los estudios sobre adopciones han establecido que hay un substancial componente genético en la criminalidad, la elevada fertilidad de los criminales significativamente incrementa el potencial genético para la criminalidad de la población.

¿Qué hacer?

La solución al deterioro genético de la inteligencia, salud y conciencia no es materia de manuales o bases de datos. Más bien, es problema de superar la perniciosa asociación de la eugenesia con el genocidio Nazi. Esta asociación ha hecho de la eugenesia un sujeto tabú, y evitado la mayoría de la discusión racional sobre ella, al menos en las pasadas décadas. Previamente he señalado este problema:

Un casi primitivo fatalismo y superstición subyace en la presunción que como sociedad, somos dramáticamente incapaces de alterar nuestro destino, sin importar cuan desastroso sea el legado que dejemos a las futuras generaciones por culpa de nuestra negligencia, y el irracional temor que si intentamos siquiera guiar (nuestra evolución)... corremos un grave riesgo de ser violentamente forzados contra nuestros deseos, a través de cierta misteriosa, obviamente imposible pero inexorable secuencia de eventos que culminen en un genocidio y una Tercera Guerra Mundial (Van Court, 1983).

El público ha presenciado numerosas historias sombrías y escalofriantes sobre el Holocausto, junto con la propaganda Nazi sobre la creación de "una raza superior", por lo que entendiblemente, se tendido a asociar la eugenesia con los Nazis y el genocidio ¿Quién podría olvidar la visión de bulldozers empujando montañas de cuerpos desnutridos hacia fosas comunes? No es sorprendente que el fuerte y vociferante respaldo de los Nazis hacia la eugenesia, la haya profundamente destruido como un movimiento social, porque nada, sin importar cuan inherentemente benévola, podría sobrevivir una vinculación con imágenes de pesadilla como esas. Pero Alemania es solo un ejemplo de un país con un programa de eugenesia - un ejemplo muy, pero muy conspicuo.

Durante la primera mitad del siglo XX, un total de 29 países adoptaron leyes eugenésicas, incluyendo Alemania, EE.UU., Canadá, Suiza, Austria, Venezuela, Estonia, Argentina, Noruega, Dinamarca, Suecia, Brasil, Italia, Grecia y España. La historia nos dice que solo en un país, Alemania, hubo genocidio; en los otros 28, no lo hubo (Saetz, 1985). Es más, numerosos casos de genocidio han sido cometidos sin mucha mención de la eugenesia.

El Comunismo - lejos y aún más, el mayor asesino masivo de la historia - nunca abocó por la eugenesia y, en realidad, sostenía creencias opuestas a las de los Nazis, que el medio ambiente provoca todo, y que la herencia no cuenta para nada ¿Entonces cómo puede posiblemente haber una conexión causal entre eugenesia y genocidio? En orden a probar una causalidad, es necesario demostrar mínimamente una verdadera asociación. Para ponerlo simple, un caso de 29 no es un hecho asociador.

Consideremos la siguiente analogía: imaginemos que el más sobresaliente hecho histórico de todos los tiempos fueran las Cruzadas, en vez del Holocausto, y que durante los pasados 50 años, las Cruzadas hayan sido el sujeto de películas altamente sensacionalistas, documentales, ceremonias conmemorativas, artículos de diarios y revistas, libros, foros, exhibiciones de museos, etc. Si no supiéramos mucho sobre el Cristianismo, sería fácil concluir que fue una religión belicista y, con bastante razón, estaríamos preocupados que si algunas vez nos convirtiéramos al Cristianismo, terminaríamos peleando y muriendo en alguna Cruzada. La asociación emocionalmente cargada entre "Cristianismo" y "guerra" quedaría indeleblemente grabada en nuestra conciencia, tras ser colocadas una al lado de la otra miles de veces. No sería una asociación cierta, con valor predictivo - donde sea que haya Cristianismo, es posible que haya guerra (y viceversa), como sería el caso si los Cristianos efectivamente se hubieran involucrado en una elevada proporción de las guerras acaecidas en la historia - pero en efecto, sería una asociación falsa, porque está basada en solo un hecho que es recordado una y otra vez.

El fantasma de Adolf Hitler

El decir "los Nazis creían en la eugenesia, e hicieron cosas terribles" simplemente no es una razón lo suficientemente buena para rechazar para siempre la eugenesia. Antes de rechazar la única solución a la disgenesia - un serio problema que no "podría" o "sería" sino más bien es - se debe dejar firmemente establecido que un programa de eugenesia efectivamente causaría más daños que el deterioro genético de la población. En orden a hacer eso, se tendría que mostrar que el genocidio (o alguna catástrofe claramente específica) es, efectivamente, un peligro muy real de un programa de eugenesia, y no simplemente histeria y ansiedad irracional, resultado de una falsa asociación con los Nazis. La idea que hay un real riesgo de genocidio como resultado de la implementación de un programa de eugenesia, es absurdo, y nunca ha sido comprobado de forma relativa ¡Menos de forma terminante!

Las prácticas draconianas serían completamente inaceptables e innecesarias en un programa moderno de eugenesia. El profesor Lynn no ofrece recomendaciones en Disgenesia, dejando eso para su prometida secuela, titulada Eugenesia. Pero a la luz de los problemas tocados en esta reseña, numerosas medidas eugenésicas posibles vienen a la mente. Debido a que las mujeres de bajo CI son mucho más proclives a tener hijos no deseados debido a fallas en el control de la natalidad, un razonable primer paso sería ofrecerles gratis, contracepción a largo plazo o permanente (la prevención de nacimientos no deseados sería una meta humanitaria lo suficientemente valiosa en si misma, aparte de los beneficios eugenésicos, porque los niños no deseados son lejos los más proclives a ser abusados o abandonados). Un segundo paso sería el proporcionar incentivos a los criminales (como sentencias reducidas) para hacerse vasectomías o ligaciones de tubo. Un tercer paso sería implementar varias medidas para aliviar la carga de la paternidad a los estudiantes universitarios. Tal programa podría en el largo plazo detener la disgenesia, o posiblemente incluso revertirla. El profesor Lynn concluye con unas palabras a sus críticos:

Hemos considerado el criticismo del punto de vista que la calidad genética de las poblaciones modernas se está deteriorando. Estas son que no hay determinación genética para la inteligencia, la conciencia, el crimen, el logro educacional o el estátus socioeconómico; que puede haber una asociación inversa entre inteligencia y fertilidad sin que ocurra un deterioro genético; que no hay diferencias genéticas entre las clases sociales; que no hay tales cosas como malos genes; que los genes para las enfermedades genéticas debieran ser conservados, especialmente en otras personas, porque ellas hacen una contribución positiva al logro creativo; y que todos los tipos humanos, incluyendo los retardados mentales, los criminales y los psicópatas, son igualmente valiosos. Todos estos argumentos han sido examinados y hallados insuficientes. Solo un veredicto es posible concerniente a los críticos de la eugenesia que han apelado a estos argumentos, y es que no se han tomado la molestia de examinar la evidencia de la investigación. Los eugenesistas creían que las poblaciones modernas estaban deteriorándose genéticamente. La evidencia puesta en este libro demuestra que ellos estaban en lo correcto.

A lo mejor el profesor Lynn está siendo caritativo con sus críticos al sugerir que ellos son meramente ignorantes. Un punto de vista decididamente menos caritativo sería que - al menos con respecto al elevado porcentaje de marxistas y nihilistas entre ellos - sus críticos han leído la investigación, y saben perfectamente bien que es cierto, pero públicamente insisten que es absolutamente falso (casi en un tono de indignación moral) porque amenaza sus apenas veladas agendas políticas. Como todos los importantes trabajos sobre genética y coeficiente intelectual en las pasadas décadas, Disgenesia está condenada a enloquecer a los marxistas/nihilistas entre espasmos de agitación y rabia. Ellos responden a los hechos científicos que no encajan con su ideología igualitaria, intentando suprimirlos, catalogando a los científicos que las reportan como "Nazis" y "racistas", y publicando "respuestas" pseudocientíficas y sin argumentos, que - a diferencia de los trabajos minuciosos, sustantivos y directos que ellos masivamente agreden - son recibidos con los brazos abiertos por los medios de comunicación políticamente correctos. Ellos pueden hacer todas estas cosas, y ellos pueden retorcerse en convulsiones hasta que les estalle una arteria en su colectivista y absolutamente repugnante cerebro. Pero ellos no pueden hacer que los hechos desaparezcan.

Nos estamos deteriorando genéticamente, y la única alternativa a dejar a las futuras generaciones una sociedad crecientemente caótica, violenta y degradada, se llama "eugenesia" ¡Qué dilema! ¿No tenemos otra opción que legar a nuestros hijos un legado genético más pobre que el que nosotros heredamos? ¿Y si ellos también viven en el terror a la sombra de Adolf Hitler? ¿Cuándo terminará? Desde cualquier perspectiva imaginable - economía, educación, alfabetismo, crimen, bienestar, gobierno, "cuociente de miseria", avance civilizatorio y ciencia, por nombrara unas pocas - el deterioro genético humano en inteligencia, conciencia y salud es un desastre. Para los creyentes entre nosotros, añadan a esto las implicaciones religiosas de la disgenesia: ¿Cómo podría ser deseo de Dios que nosotros nos comportemos irresponsable y cruelmente hacia la gente que viene después que nosotros? ¿No sería un sacrilegio el derrochar alocadamente el más precioso de los dones de Dios - o sea, el mismo usado para crearnos a Su imagen?

En retrospectiva, parece inevitable que en algún momento, el amplio conocimiento y uso de la contracepción traería la disgenesia. Mucha gente siente que es incorrecto para la sociedad el intentar influenciar de cualquier modo la reproducción. Pero sería bueno tener en mente que la disgenesia llegó como resultado del involucramiento de la sociedad con el orden natural de las cosas, introduciendo la contracepción, y está claro que será necesaria cierta suerte de "involucramiento compensatorio" si alguna vez vamos a devolver nuestra evolución a un curso saludable.