dmanisi

NUEVO DESCUBRIMIENTO

 

Por Rick Gore
National Geographic, agosto del 2002

Este rostro puso de cabeza al mundo científico; podría ser la faz del primer humano que dejó África, y no es como se creía. Vivió hace un millón 750 mil años y fue hallado el año pasado bajo las ruinas de un pueblo medieval georgiano llamado Dmanisi. Su cerebro era pequeño, menor al que la ciencia piensa que posibilitó a nuestros ancestros migrar a nuevos mundos. Sus grandes caninos y delgado entrecejo parecen muy simiescos para pertenecer al grupo de los humanos modernos y sus ancestros. Este cráneo hizo murmurar a un científico: "Sería mejor volver a enterrarlo".

"Según parece, los primeros homínidos que salieron de África tenían un cerebro del tamaño de un chícharo", afirma Philip Rightmire, y, al hacerlo, está contradiciendo un paradigma de la ciencia. Al igual que la mayoría de sus colegas paleoantropólogos, él ha considerado al Homo erectus como el precursor de nuestra especie, el primer homínido que salió del continente africano. Sin embargo, un cráneo recién descubierto en las entrañas de una aldea medieval de la República de Georgia ha sacudido la rama a la que pertenece esa suposición, y, quizás, todo nuestro árbol genealógico. Es posible que el primer humano en salir de África no haya sido un Homo erectus típico, es decir, una criatura dotada de un gran cerebro y la habilidad de fabricar complejos utensilios de piedra, sino un ser más primitivo, una especie de eslabón perdido entre el Homo erectus y el primer miembro de nuestro género, el Homo habilis. El mundo de Rightmire se ha vuelto de cabeza, aunque para él ello sea motivo de regocijo.

También David Lordkipanidze, el científico georgiano y becario de National Geographic Society cuyo equipo descubrió el cráneo, se muestra feliz. "Es probable que el que encontramos sea el cráneo más completo de un homínido de esa antigüedad", dice. Casi en su totalidad, los frágiles huesos que constituyeron este rostro están intactos; el cráneo y el maxilar conservan muchos dientes, incluido un asombroso par de caninos que evocan a los colmillos de Drácula. El interior del cráneo muestra finos detalles de los puntos en que el cerebro y el nervio óptico tocaban el hueso.

En la década de 1990, Lordkipanidze, paleoantropólogo del Museo Estatal de Georgia, con sede en Tbilisi, puso, junto con su equipo, a Dmanisi, una colina que descuella sobre la antigua Ruta de la Seda, en la lista de los grandes yacimientos de fósiles del mundo, al descubrir varios cráneos carentes de rostro y un grupo de mandíbulas, al parecer de Homo erectus, junto con miles de herramientas pétreas simples, en sedimentos que dataron en una edad de entre un millón 800 mil años y un millón 700 mil años; sin duda, los restos humanos más antiguos hallados fuera de África. En un principio, las fechas sorprendieron a una escéptica comunidad científica, que hasta entonces daba por sentado que el Homo erectus no había dejado África sino hasta cerca de un millón de años.

El año pasado, mientras visitaba otra excavación, Lordkipanidze recibió una llamada a su teléfono móvil desde Dmanisi, avisando que se acababa de descubrir otro cráneo. Se apresuró a llegar al sitio; a diferencia de la mayoría de los cráneos fósiles, éste guardaba un estado magnífico, y, además, su aspecto no coincidía con el de un cráneo Homo erectus. Su entrecejo era muy delgado; apenas si tenía nariz y presentaba un par de caninos casi licantrópicos, vestigio de nuestros ancestros simiescos. Su caja craneal era reducida, con una capacidad de dos terceras partes de la del Homo erectus. Si el tamaño del cerebro es un parámetro de inteligencia, como los científicos han creído desde hace mucho, entonces este homínido no era, acaso, tan inteligente como un Homo erectus típico.

Lordkipanidze reconoció las simiescas características faciales del Homo habilis, un pequeño homínido de brazos largos y colgantes, capaz de fabricar primitivas armas de piedra hace dos millones 400 mil años, y quedó pasmado ¿Era posible que el primer humano en ir de un continente a otro no haya sido un Homo erectus típico?

Las primitivas herramientas encontradas en Dmanisi también resultan inquietantes. Los científicos creen que las hachas de mano permitieron a los humanos cortar y procesar la carne con eficacia, lo cual les posibilitó una dieta de grasas que les dio mayor energía, desarrollar mayores cerebros y cuerpos de mayor estatura. Sin embargo, las herramientas encontradas hasta ahora en Dmanisi consisten en hachuelas y escarbadores simples como los que el Homo habilis utilizó en África para arrancar pequeños pedazos de los cadáveres de animales o extraer el tuétano de los huesos. Es posible que las actividades de rapiña proveyeran los nutrientes que un migrante requería.

¿Y el pequeño cerebro del cráneo de Dmanisi? Probablemente, los científicos tendrán que reconsiderar sus antiguas suposiciones de la relación existente entre el tamaño del cerebro y la inteligencia. "No existe ninguna razón para relegar a estos antiguos georgianos al último lugar en la escala del coeficiente intelectual - dice Philip Rightmire - emprendieron un largo camino, y llegaron a otro sitio". Quizás, al decir de Rightmire, el tamaño del cerebro no sea tan importante como la relación entre la cantidad de materia gris y el resto del cuerpo para determinar el nivel de inteligencia de un individuo.

Lordkipanidze espera encontrar pronto los huesos del cuerpo al que perteneció el cráneo; sólo entonces podremos saber su aquella criatura tenía el aspecto del Homo erectus, el Homo habilis o de algún ser en un estado intermedio (por ahora, y por cautela, llama a los homínidos de Dmanisi Homo erectus). Algo es cierto: el nuevo descubrimiento de Dmanisi pone en entredicho la antigua imagen del Homo erectus marchando hacia Eurasia gracias a su nuevo cerebro. En Java y China, el Homo erectus fue más robusto y tuvo mayor peso corporal que en África; con todo, el erectus de Asia nunca poseyó hachas de mano. Así, pues, cabe sugerir la posibilidad de que el Homo erectus haya evolucionado en algún lugar de Asia y haya regresado luego a África; es probable, incluso, que haya habido diversas migraciones en uno y otro sentido.

Quizás, como aventura, Milford Wolpoff, de la Universidad de Michigan, sugiere echar por tierra la idea misma de la existencia del Homo erectus y asumir que cualquier forma de existencia humana después del Homo habilis pertenece al imperio de Homo sapiens. Las asombrosas variaciones de los ejemplares de Dmanisi bien podrían sustentar esta revisión radical de la genealogía del género Homo.

En Dmanisi se han encontrado fragmentos de al menos seis individuos en las mismas capas rocosas. Entre ellos se cuenta un enorme maxilar que perteneció a un individuo que debió tener una talla significativamente mayor que la del resto. Es posible que en ese lugar hayan coexistido diversas especies de homínidos, aunque esa idea le resulta a Lorkipanidze difícil de concebir, pues los fósiles fueron hallados cerca unos de otros, hecho poco usual. Si los fósiles pertenecen a una misma especie, será necesario explicar la diferencia de talla. Tal vez la gran mandíbula perteneció a un macho de edad avanzada y, como puede verse en los gorilas actuales, los machos de Dmanisi presentaban un tamaño mucho mayor al de las hembras. O tal vez la talla de nuestros ancestros variaba tanto como la nuestra ¿Es posible que los científicos, al bautizar con nuevos nombres a cada uno de los primeros ejemplares del género Homo hayan hecho nuestro gran árbol genealógico mucho más intrincado de lo que debiera ser?

Interrogantes como éstas son motivo de regocijo para Lordkipanidze, quien, en cuanto patriota georgiano, se muestra feliz de que valoraciones de tal calibre respecto a los primeros pasos de la humanidad hacia un nuevo mundo. Hayan comenzado a surgir en el momento mismo en que su nación se esforzaba por establecer su independencia, a principios de la década de 1990. "Fue un momento difícil de nuestra historia - dice - Dmanisi constituyó nuestro primer proyecto científico de trascendencia internacional. El resto ya es historia. Hemos sido muy, muy afortunados".