Comentarios y Reflexiones
(Capítulo XIII, sección 1)

Comentarios y Reflexiones

Debido a que la clasificación de las subdivisiones de la raza blanca ya ha sido dada en el capítulo VIII, parece innecesario revisarla aquí; la segunda parte del libro ha sido resumida con anterioridad. El trabajo en su totalidad es un intento de tratar con los materiales de la antropología física, en términos de la arqueología y la historia, en reconocimiento de los hechos que el cuerpo humano es una única unidad en un grupo social de cuerpos, y no puede ser convenientemente estudiado fuera de su contexto social y biológico. Incluso, no puede ser estudiado con más que indiferente provecho, en el básico plano bi-dimensional del presente; las referencias deben ser halladas en el pasado, y el raciocinio debe ser legítimamente utilizado hacia el futuro.

He aprendido por mi cuenta, en la búsqueda del cuerpo de literatura antropométrica concerniente a los miembros vivientes de la raza blanca, que un buen y exactamente medido estudio de unos pocos centenares de hombres, que incluyan todas las más importantes medidas permitidas por el acuerdo de Mónaco y especificadas por Rudolf Martin, así como un enorme número de observaciones morfológicas exactamente tomadas, es mejor que una investigación general de uno pocos caracteres entre un millón. Los estudios de esta naturaleza han sido lejos, hecho por los Norteamericanos, Noruegos, Alemanes, Austríacos y Rusos. En tributo al volumen y exactitud de sus datos de observación, siento que nosotros los antropometristas del resto del mundo debemos sacarnos el sombrero frente a nuestros colegas de Moscú. Sus actividades en las regiones Europeas y Asiáticas de su país, han sido extremadamente productivas y han servido para esparcir mayor luz sobre la definición de la raza Mongoloide, y sobre la historia racial de los pueblos Uraloaltaicos. Por una sistemática investigación de su propio pueblo, las palmas deben dividirse entre Noruega y Alemania; en el último caso, especialmente a los autores y editores del "Deutsche Rassekunde".

Por muchos años los antropólogos físicos han encontrado más espectacular el viajar a tierras distante y medir pequeños residuos de románticos y poco conocidos pueblos, que tomarse el trabajo de hacer un sistemático estudio de sus propios compatriotas. Por esa razón las secciones en el presente libro que tratan sobre los Lapones, los Árabes, los Bereberes, los Tadjiks y los Ghegs, pueden parecer más completa y lúcidamente tratados que aquellos que hablan de los Franceses, Húngaros, Checos o Ingleses. Lo que se necesita más que nada en este aspecto, es un concienzudo estudio de los habitantes de las principales y más poderosas naciones de Europa.

Mucho más necesario, sin embargo, que los datos sobre los modernos, es la publicación del material esqueléticos de todos los períodos culturales de la historia y prehistoria Europea. Los museos Europeos y las colecciones privadas abundan en cráneos y huesos largos, solo una pequeña proporción de los cuales han sido puestos a disposición a través de la literatura. La mayoría de estos son Neolíticos o de fecha posterior; cuando un cráneo de supuesta o efectiva edad glacial es descubierto, es pronto, como regla, divulgado.

En la reconstrucción de la historia racial de la raza blanca que aparece en los capítulos anteriores, el lector puede muy pronto descubrir que hay muchos puntos débiles o brechas, que han sido unidas con el uso de muy pocos datos. Esto ha sido intencionalmente hecho, para que así el cuadro aparezca como un todo, y por lo tanto un esquema lógico, aunque hipotético, pueda ser diseñado. Es inevitable que entre lo escrito y lo impreso de esta sentencia, algunos de estos vacíos sean llenados por el descubrimiento o recolección de nuevos datos, y que algunas de las reconstrucciones demostrarán ser falsas, mientras otras esperamos que posiblemente sean confirmadas. El que ofrece un esquema explicando la totalidad de todo, debe ser osado o su esquema sería inútil; sobre todo no debe asustarse de la exposición. Los teorizadores de una generación, brindan el placer para los descubridores de hechos de la siguiente, al darles algo que derribar, y por atreverse a equivocarse.

Antes que la segunda edición de este libro sea escrita, u otros libros sean editados para desechar o reemplazarlo, es mi sincero deseo que más luz sea dada por la fraternidad de excavadores y medidores, sobre por al menos los siguientes problemas:

(a) La historia esquelética de la raza Mediterránea en épocas anteriores a la producción de alimentos;

(b) Develar el mayor misterio Europeo, el Mesolítico;

(c) El origen e historia de los Alpinos;

(d) Lo mismo para el pueblo de la Cerámica Cordada;

(e) Lo mismo para los portadores de la cultura Megalítica en el Mediterráneo occidental y Europa noroccidental.

Hay muchos otros puntos débiles en nuestro armazón, pero estos parecen, por lo menos para mí, los más débiles.