Conclusiones
(Capítulo XI, sección 19)

Conclusiones

Las principales conclusiones que brotan del anterior estudio sobre el Mundo Mediterráneo, en su región, un cuarto del camino alrededor del globo, desde la India hasta el Atlántico, puede ser expresado simple y brevemente. En esta zona la raza Mediterránea es el único factor humano genético predominante. Bordea con el grupo Vedoide al sudeste, el Negroide al sudoeste, y el mundo de los descendientes de los cazadores híbridos del Paleolítico superior, al norte y al oeste.

La raza Mediterránea, excepto aquellas ramas parcialmente despigmentadas que escapan tempranamente hacia el norte de sus cuarteles Mediterráneos y cuyos descendientes ya hemos estudiado; es característicamente morena, pero en grados variados, y cuando no está mezclada con Vedoides o Negroides, porta una tendencia mutativa menor hacia la rubicundez.

Las tempranas divisiones de la raza Mediterránea, visibles en el material esquelético de fechas tan remotas como el 4.000 A.C., aún son válidas.

Estas divisiones pueden ser separadas en diversas bases; notablemente, estatura, grado de dolicocefalia, y perfil facial, que es más fácilmente expresado en términos de perfil nasal.

Los Mediterráneos que viven en Asia se caracterizan, en grados variados, por una prominencia del segmento facial superior y por una convexidad del perfil nasal; aquellos en Africa y Europa por una plano facial y un perfil nasal más recto. Los Mediterráneos Asiáticos tienden a la unión de las cejas y una barba cerrada; aquellos en Africa y Europa, a una separación de las cejas sobre la glabela, y una moderado desarrollo de pilosidad facial y corporal.

Históricamente, los Mediterráneos de corta estatura parecen haber precedido a los más espigados, en sus migraciones fuera del territorio típicamente Mediterráneo. En vista de la conocida antigüedad de las variedades altas, esto debe ser interpretado en términos de posición geográfica más que un una secuencia de desarrollo.

Desde el punto de vista métrico, la raza Mediterránea es remarcablemente homogénea. Ramas diferentes de la raza Mediterránea, ampliamente separadas en el tiempo y espacio, pueden ser idénticas o casi idénticas en todos los caracteres mensurables, pero puede diferir profundamente en criterios raciales superficiales (en el sentido literal) tales como color de piel, color de pelo, color de ojos y forma de cabello. La pigmentación, dentro de los amplios grupos Mediterráneos, es de poco valor en la estimación de las asociaciones raciales de largo rango. El mapa pigmentario de Europa es veraderamente un mapa de glaciación, y los tipos raciales encontrados dentro de la zona interior de la rubicundez tienen poco en común más que la escasez de melanina. El elemento de la Cerámica Cordada en el Nórdico, aislado, es de ojos azules y cabellos castaños; su contraparte Asiática es de ojos café y cabellos negros. El Nórdico propiamente tal y el elemento Mediterráneo menor en lo que llamamos Danubiano, es de cabellos rubio-ceniza y ojos grises o mezclados; su contraparte Mediterránea en otras partes es de pelo castaño y ojos café. Similarmente, la rama Atlanto-Mediterránea entre los Irlandeses y Escoceses, es de ojos azules, aunque su color de pelo permanece en muchos casos, oscuro; aquí, la despigmentación del iris y la piel pueden haber progresado primero que el no-funcional pigmento capilar. Qué ha hecho a estas razas parcial o completamente rubias, actualmente no se sabe. Pero sabemos que algunos de los cambios deben haber tomado lugar dentro de los últimos 5.000 años, debido a que la separación de algunas ramas rubias de la raza Mediterránea, de sus contrapartes morenas, no puede retroceder más allá.

La adquisición de una pequeña cantidad de sangre negroide por la familia Mediterránea, provoca lo lanudo de la forma de pelo; un oscurecimiento en el color de piel, el cual se hace extremadamente variable; un incremento de la anchura nasal; un incremento de las dimensiones interorbitales y biorbitales; y a menudo un incremento en las longitudes nasales y faciales, así como una tendencia a la convexidad del perfil nasal. Las dimensiones bovedales y corporales cambian poco.

La adquisición de sangre Vedoide provoca la reducción del tamaño craneal, una tendencia hacia la braquicefalia, y un incremento en los arcos superciliares y en el ancho bizigomático, un estrechamiento de la cara inferior, especialmente de la mandíbula, un estrechamiento de la región orbital y nasal, y una prominencia de la nariz. Especialmente visibles es la adquisición de gruesos crespos ensortijados, como una forma de pelo casi exclusiva.

La adquisición de la sangre Paleolítica septentrional de la variedad Afalou, provoca un incremento en la constitución física, en el grosor óseo, en la talla relativa del tronco y la talla craneal. Esto causa un ensanchamiento de la cabeza y el rostro, y especialmente un incremento de la talla y prominencia de la mandíbula. Esto provoca la adquisición de una tendencia hacia los ojos azules y los cabellos castaños o rubios rojizos, con pecas. Una acción comparable ya ha sido obervada en la rama Nórdica de la raza Mediterránea en Europa septentrional e Irlanda.

Lo que sucede con la raza Mediterránea cuando se fusiona con las ramas Alpinas Centroeuropeas y Centroasiáticas, y con las ramas Mongoloides de las llanuras de Asia central, será estudiado en el siguiente capítulo.