Introducción
(Capítulo XI, sección 1)

Introducción

En los primeros dos capítulos de nuestra investigación de los modernos pueblos blancos, hemos cubierto el entero tercio septentrional del continente Europeo, y hemos discutido hasta cierto grado las características físicas de los actuales representantes de la raza Nórdica, y de los tipo Bálticos orientales y Neo-Danubianos, como se ejemplifica en los pueblos Finougrios y por los parlantes de la rama Báltica del Indoeuropeo. Hemos, incluso, estudiado la supervivencia y reemergencia en Europa noroccidental, de tipo no reducidos y no modificados del Paleolítico superior, como se ve en los Irlandeses, y otros Británicos, y por los Escandinavos y los pueblos Bálticos Orientales. También hemos discutido sobre los Lapones incipientemente mongoloides, y las intrusiones mongoloides en suelo Europeo a lo largo de sus fronteras septentrionales.

La siguiente franja a seguir, en un sentido geográfico, sería el entero cinturón de tierras altas de Europa central, que se extiende sobre los Balcanes, a Asia menor y a través del Cáucaso y el Turquestán. Esta segunda zona, sin embargo, es una de inmensa complejidad racial. En ella varias ramas de la gran familia Mediterránea, de época Neolítica o posterior, han sido modificadas por la combinación de unas con otras, en varias proporciones, y con la autóctona raza Alpina. La clave para la complejidad de esta zona descansa en la acción genética de esta última entidad, que aparentemente es una rama reducida, de alguna manera fetalizada, o más altamente evolucionada, del antiguo patrón Paleolítico que aquellos que hemos estado estudiando en el norte. Sin embargo, debido a que es la acción de este elemento sobre la familia Mediterránea lo que importa aquí, será más fácil estudiar esta zona tras haber investigado la población de una tercera franja, aquella ocupada por los más puros representantes de la raza Mediterránea.

Esta tercera zona racial abarca desde España, a través del estrecho de Gilbraltar, hasta Marruecos, y desde allí, a lo largo de las playas meridionales del Mediterráneo, en Arabia, Africa oriental, Mesopotamia y las tierras altas Persas; y a través de Afganistán, hasta India. Esta zona es de una comparativa simplicidad racial. En ella la morena raza Mediterránea vive hoy en sus varias formas regionales sin, en la mayoría de los casos, la complicación de supervivencias Paleolíticas y reemergencias que tanto han confundido el cuadro racial en el propio suelo Europeo. El cuidadoso estudio de las actuales poblaciones de la raza Mediterránea en sus antiguos dominios hará mucho para simplificar la tarea que yace adelante.