Las islas Británicas
(Capítulo X, sección 1)

Las islas Británicas

Resumen de su historia esquelética

En los anteriores capítulos históricos, varias secciones han sido dedicadas al estudio racial de Gran Bretaña e Irlanda. Antes de comenzar el estudio de la población moderna de estas islas, deberemos reunir este material en un breve pero continuo resumen, y explayarnos con mayor profundidad sobre los restos esqueléticos que cubren el período desde la Edad Media, pasando por el siglo XVII, hasta el umbral de los actuales tiempos. Afortunadamente, los documentos concernientes a la historia racial Británica son abundantes, y el cuadro que puede ser hecho, es relativamente claro.

Comenzando con el Pleistoceno, recordaremos que los más antiguos Sapiens conocidos, el de Swanscomb y Galley Hill, fueron exhumados en suelo inglés, así como el problemático Hombre de Piltdown (un fraude como hoy sabemos, n. del tr.). Durante el último interglacial, y la época final de la máxima glaciación, porciones disponibles de Gran Bretaña fueron habitadas por hombres similares a la población del Paleolítico superior en Francia, mientras que en el período Mesolítico post-glacial, pueblos cazadores y pescadores de origen centroeuropeo, invadieron Escocia, y proveyeron a Irlanda de sus más antiguos habitantes. Esta población Mesolítica está representada por el esqueleto de la cueva MacArthur, que se asemeja al de Brünn-Priedmost.

La economía Neolítica fue probablemente traída por vez primera a Gran Bretaña, por los portadores de la cultura de Windmill Hill, desde el continente, y ellos a su turno, eran miembros del grupo que había invadido Europa occidental, desde Noráfrica, por medio de Gilbraltar. El tipo racial al que este pueblo de Windmill Hill presumiblemente pertenecía, era un Mediterráneo de baja estatura, pero hay poca o ninguna evidencia esquelética directa en Inglaterra para confirmar esto. Lejos, el más importante movimiento Neolítico en Gran Bretaña, y en Irlanda también, provino por vía marítima desde las tierras del Mediterráneo oriental, usando España como parada temporal. Fue esta invasión la que pasó por el canal de Irlanda a Escocia occidental y septentrional, y cerca de Dinamarca y Suecia. Los colonos que llegaron del mar eran el pueblo Megalítico, y pertenecían a una claramente diferenciada variedad de Mediterráneos altos y extremadamente dolicocéfalos, quienes eran presumiblemente, en su mayor parte morenos. Este grupo racial le dio a Gran Bretaña e Irlanda, que antes de su arribo solo eran tierras casi vacías, con una numerosa y civilizada población que dejó muchos descendientes hoy día.

Junto o poco antes de la introducción del metal, las islas Británicas fueron invadidas desde ambos lados por nuevos colonizadores. Desde el oeste provino la triple combinación de braquicéfalos Borreby, pueblos de la Cerámica Cordada y Dináricos del Mediterráneo oriental, bajo los híbridos auspicios de la cultura de los Vasos Tarjados, que se había transformado en una importante entidad en Alemania occidental y meridional; estas gentes penetraron en Inglaterra y Escocia, pero no en Irlanda. Desde España y la costa sudoccidental de Francia, llegó el pueblo de las Vajillas, que representaba solamente al elemento Dinárico, y que llegó primero a Irlanda y luego a Escocia. De este modo, todas las partes de las islas Británicas, con la virtual excepción de Gales, recibieron una infusión de sangre Dinárica, mientras que los gigantescos elementos Borreby y Cordados también entraron en Gran Bretaña, pero evitaron Irlanda. Estos invasores de la Edad del Bronce empujaron a sus predecesores Megalíticos hacia las montañas y a las zonas menos disputadas económicamente, donde muchos de sus descendientes posteriormente reemergieron. La Edad del Bronce duró bastante en las islas Británicas, especialmente en Escocia, y la nueva amalgama racial de la Edad del Bronce, se implantó firmemente, especialmente en Escocia oriental, en Yorkshire, y en zonas de espacio abierto como Wiltshire, Gloucestershire y Derbyshire. En la Edad del Bronce tardía, la cremación, que había sido un rito funerario alternativo, se hizo tan de moda que este período es un hoyo negro en nuestro conocimiento de la historia racial Británica. Sin embargo, el que algunos huesos escaparan a la completa destrucción, sugieren que junto con este nuevo rito, llegó un elemento racial Alpino de las tierras altas Suizas. En todo caso, este elemento no pudo haber sido numéricamente muy importante.

Quien sea que fueran los pueblos de la Edad del Bronce, y cualquiera que fuera el lenguaje que hablara, sabemos que los invasores de la Edad del Bronce eran uniformemente Célticos; llegaron en varias oleadas y en varias épocas, a través de varios puertos de entrada, pero el tipo craneal de los invasores era inevitablemente el mismo. Ambos, los invasores Goidélicos de Irlanda, y los Celtas A y B de Inglaterra, pertenecían a la rama Céltica del la Edad del Hierro, de la raza Nórdica; un tipo caracterizado por un cráneo mesocéfalo de talla mediana, con una bóveda baja, una frente inclinada, un perfil bovedal lateral cilíndrico, una nariz larga y prominente, y un segmento facial inferior relativamente pequeño. Aquellos que entraron en Irlanda eran altos; aquellos que colonizaron Inglaterra y Gales eran probablemente más bajos. Los Belgas, los últimos de los Célticos o semi-Célticos de la Edad del Hierro, a pesar de su supuesta mezcla Germánica, no puede demostrarse que fueran diferentes a los otros.

Estas invasiones Célticas proveyeron a Irlanda de su clase superior, pero aparentemente no al grueso de su población; en Inglaterra, los cementerios regionales de la Edad del Hierro, a pesar el pueblo Céltico de la Edad de Hierro, contribuyó con un inmenso elemento a la población definitiva, más que cualquier otro grupo que vino antes o después. Este pueblo Celto-parlante de la Edad del Hierro colonizó Gran Bretaña tan al norte como Clyde, pero falló en penetrar el centro y norte de Escocia, donde los pueblos de la Edad del Bronce, que eran aparentemente los Pictos, continuaron sin molestias hasta después de la época de Cristo. Los Crutones, la contraparte Irlandesa de los Pictos, parecen haber sido absorbidos por sus vecinos mucho antes.

En Irlanda, los conquistadores Goidélicos se organizaban en clanes, bajo el liderazgo de los reyes de Tara; otros clanes, formados por un pueblo sometido, y presumiblemente de aborígenes, eran numerosos, y le dieron a la isla su nombre. La historia mítica de Irlanda constantemente se refiere al arribo de inmigrantes, en diferentes oleadas, desde España. Los Milesios, los actuales Goidélicos, se decía que habían venido directamente desde España, donde pasaron un corto tiempo, y antes de eso desde alguna tierra distante1. Los cráneos de las tumbas de la Edad del Hierro son presumiblemente de los Goidélicos, y no de los supervivientes de los habitantes previos, algunos de los cuales, de acuerdo a la leyenda Irlandesa, se desvanecieron bajo tierra para deambular entre los monumentos Megalíticos.

Los Romanos, en su conquista de Gran Bretaña, probablemente introdujeron poco de importancia racial final. Los mismos oficiales Romanos eran casi exclusivamente del tipo Itálico estándar, que se diferenciaba poco del de los Celtas, excepto en estatura; pero introdujeron en Londres y otras ciudades, poblaciones urbanas de varias partes del imperio, en que la raza Alpina parece haber sido la más visible2.

La irrupción de los Anglos, Sajones y Jutos, que trajo a Inglaterra su actual lenguajes e identidad nacional, introdujo en los condados orientales de Inglaterra y Escocia, una numerosa población de Nórdicos de la Edad del Hierro, recién llegados desde Dinamarca y Alemania. Los Anglosajones eran mesocéfalos de rostros alargados, altos y de huesos gruesos, que muestran vestigios del tipo racial de Tronder que ya hemos estudiado en Noruega.

Al mismo tiempo que los Sajones estaban empujando a los Pictos en las costas de Escocia oriental, los Goidélicos Irlandeses estaban invadiendo Escocia desde el oeste, y los dos grupos, los Germanos y los Celtas, aplastaron a los Pictos entre las dos puntas de un par de pinzas. Los Pictos perdieron su lenguajes, cualquiera que haya sido, y su identidad étnica, y al mismo tiempo Escocia asumió su tradicional segregación entre este y oeste, tierras altas y tierras bajas, lengua Gaélica y Sajona.

La penetración occidental de los Anglosajones más hacia al sur, aisló la decreciente área de idioma Celta en tres centros desconectados; el Strathclyde al norte, Gales al centro, y Cornwall al sur. De estos tres, Strathclyde fue el primero en perder su lengua Céltica, mientras que el de Cornwall sobrevivió hasta el último siglo, y el Galés aún persiste. Casi después que los Sajones se hubieran establecido en Inglaterra y Escocia, fueron interrumpidos por nuevas invasiones desde Escandinavia, de Daneses y Noruegos, que se apoderaron de las secciones más fuertemente Sajonas del este de Inglaterra y Escocia. Los Normandos navegaron alrededor del norte de Escocia, colonizaron las Orkneys y también dejaron colonias en las Hébridas y otras islas occidentales de Escocia, y en muchas partes de Irlanda. La misma Dublin y sus vecindades fueron por largo tiempo territorio Noruego. A lo largo de la costa occidental de Irlanda, en muchas partes donde la lengua Gaélica ha persistido por mayor tiempo, como en las islas Aran, debió haberse visto un fuerte tinte Escandinavo en la apariencia racial de la población. Las invasiones Normandas trajeron a las islas Británicas un mayor incremento Escandinavo, de algún modo mezclado durante su estadía continental, y además a muchos aventureros de muchas partes de Europa. Estos Normandos no fueron lo suficientemente numerosos, sin embargo, como para afectar más que a los niveles más altos de la población.

La historia racial post-Normanda de Inglaterra puede ser reconstruida en cierto grado, por medio de seis grandes series abundantemente documentadas, tres de los siglos XIV y XV, y tres del siglo XVII. Las primeras tres serán tratadas, no en un orden cronológico debido a que no es exactamente conocido, pero más en una secuencia geográfica, desde el noreste al sudeste, y luego al oeste.

En Rothwell, cerca de Kettering, en Northamptonshire, en el corazón del área más densamente colonizada por los Sajones y posteriormente por los Daneses, una cripta con una antigüedad de 200 años, llena de cráneos y otros huesos, fue descubierta en una antigua iglesia. A pesar que la edad y el origen exactos de estos restos no se conocen, la explicación más lógica es que ellos representaban a la población local del siglo XIV y XV3. La cripta contiene entre 5.000 a 6.000 cráneos, de los cuales 100 ejemplares masculinos han sido medidos. Debido a la humedad de su lugar de reposo, los esqueletos faciales en su mayoría se habían desecho, y los pocos rostros que habían sobrevivido no fueron medidos. Las bóvedas caían bastante cerca del tipo Céltico de la Edad del Hierro, a pesar que no eran idénticas a estas, difiriendo en la posesión de un gran aplanamiento en la base del cráneo, y una ancho frontal ligeramente mayor. Sin embargo, no se asemejan a los cráneos de los Anglosajones, y el significado de estas series es que en el corazón del país Sajón, debió haber existido una población, tan antigua o tan reciente como el siglo XIV, que había casi enteramente revertido al tipo racial pre-Sajón. El promedio de estatura masculina, de 1.67 mts., es más bajo que el de los Sajones y más cercano al que presumimos debió haber sido el nivel Céltico de la Edad del Hierro.

En el ambulatorio abovedado de la iglesia de St. Leonard en Hythe, Kent, hay otra colección de cráneos presumiblemente de los siglos XIV y XV, a pesar que deben abarcar cualquier época entre el 1.100 y el 1.600 D.C.4 Estos cráneos, de los cuales 112 especímenes masculinos han sido prolijamente estudiados, representan un grupo braquicéfalo ligeramente homogéneo, de tamaño craneal pequeño a mediano, del tipo racial Alpino. De ninguna manera pueden ser considerados una supervivencia de la Edad del Bronce, debido a que difieren profundamente de cualquier forma conocida de la Edad del Bronce, ellos recuerdan, sin embargo, los cráneos de Spitalsfields, del Londres Romano, que representan una población continental, probablemente, en su mayoría Italiana, que había sido transplantada a Londres por los Romanos.

Stoessinger y Morant creen que para la época de estas series de Kent, la población Romana de Londres, que debió haber sobrevivido al abandono de las autoridades Romanas por muchos siglos, había sido mayoritariamente eliminada y reemplazada por nueva sangre. Sin embargo, en Kent, que fue una de las partes más completamente romanizadas de Gran Bretaña5, ellos postulan una supervivencia racial de los descendientes de los auxiliares, marineros y comerciantes asentados por los Romanos, en el siglo XIV y XV. Las variaciones en los índice craneales en diferentes partes del ambulatorio, sugieren que la acumulación original, siendo cronológica, revela un cambio de tipo gradual. De todos modos, la moderna población de Kent no es de este tipo de Hythe, el que, durante ese tiempo, parece haber desaparecido mediante la absorción.

Una tercera pero menor colección de cráneos del mismo período, proviene del cementerio medieval Carmelita, en Bristol6. Se estima que durante el siglo XIV, un 20 % de los habitantes de Bristol eran inmigrantes del sur de Francia, pero que durante los siglos siguientes, este elemento, debido a que no fue renovado, fue absorbido por la población general. Al mismo tiempo, otros inmigrantes entraron desde Gales, Gloucestershire y Somersetshire, en conexión con la creciente importancia marítima de Bristol, y estos últimos reemplazaron la influencia Francesa con un tinte Céltico.

En las antiguas series de Bristol, en que la sangre Francesa era indudablemente un importante factor, la mesocefalia es la regla, con un considerable rango de forma craneal. Se encuentran ambos, de cráneos del normal tipo Céltico de la Edad del Hierro, y los cráneos braquicéfalos Alpinos moderadamente grandes, con anchas frentes, que parecen representar al elemento Francés. En nuestras tres series del siglo XIV y XV, somos sorprendidos por la tendencia a la formación y persistencia de enclaves locales en Inglaterra; las series Rothwell representan una supervivencia de la Edad del Hierro, la de Hythe un reasentamiento colonial de épocas Romanas, y la colección de Bristol, una combinación continental y local Céltica.

Prestemos atención al siglo XVII, durante el cual desastres de gran magnitud tomaron lugar en Londres, el principal de los cuales fue la Gran Peste de 1666. Masivas muertes que ocurrieron durante este siglo, sobrepoblaron los cementerios, y resultaron en el arrojo de cuerpos en fosas comunes. Así se formaron dos grandes series craneales, la de Whitechapel7 y la de Moorfields8, con una tercera, la serie de Farringdon Street9, que fue obtenida por la remoción de un cementerio para obtener espacio para edificación.

Estas tres series son muy similares unas con otras, a pesar que no son idénticas; sin embargo, representan una población claramente diferenciada y razonablemente homogénea. En todas las mediciones, índices y ángulos, pocas diferencias pueden encontrarse entre los 300 cráneos masculinos que componen estas series y las series generales de los invasores Célticos de la Edad del Hierro de Inglaterra. La semejanza es tanto morfológica como métrica; para las mismas bóvedas cilíndricas y bajas, las mismas frentes exageradamente inclinadas, los mismos rostros estrechos y narices angostas, tipifican esta población urbana de Londinenses del siglo XVII. El ciudadano continental Romano, como el ejemplificado por las series de Sipatlfields, parece haberse extinguido irremediablemente en el Londres de Defoe. Como Morant lo sugiere, pudo haber habido una selección social en juego, en la formación de estas series; las clases superiores pudieron haber dispuesto de sus muertos en otro lado; aunque el tipo Londinense del siglo XVII debió haber sido predominantemente un Nórdico de la Edad del Hierro, de la variedad Céltica, y este a su turno debió haber sido el ancestro del moderno Cockney. El arribo a Londres y otras ciudades inglesas de muchos miles de Franceses, Hugonotes y Holandeses, huyendo de la crueldad del Duque de Alba, tomó lugar, mayoritariamente, muy a fines del siglo XVII, como para su inclusión en las fosas comunes.

Que el tipo craneal Céltico de la Edad del Hierro, en épocas medievales y modernas, no esté confinado a Londres, se hace evidente por el número de series, en cementerios de otras regiones. Una colección de 524 cráneos masculinos de un moderno cementerio de Glasgow, muestra la predominancia de este tipo racial con considerable fidelidad10. Estas series son extraídas de la región que los Escotos de Deira colonizaron, cuando migraron desde Irlanda y comenzaron su conquista y absorción del reino Picto. La sugerencia es que la invasión Goidélica de Escocia occidental fue un importante movimiento masivo de gentes.

Otra serie, incluyendo 54 cráneos masculinos de las tierras bajas Escocesas11, fueron recopilados de los condados que incluyen el antiguo reino Céltico del Strathclyde, así como parte de Berenicia. En esta serie, el tipo de cráneo Céltico y Sajón de la Edad del Hierro están representados. El primero con una mayor frecuencia. Se debe notar que el tipo craneal de los Celtas del norte no difiere perceptiblemente del de los Gaélicos derivados de Irlanda.

Una tercera serie, consistente de 22 cráneos masculinos modernos, del los condados nororientales de Escocia, y en su mayor parte de Fifeshire, difieren radicalmente de los dos descritos anteriormente12. Diez de los veinte cráneos son braquicéfalos, con el mayor índice de 87, y el promedio para el grupo, de 80.2. Estos cráneos son grandes , con una longitud craneal promedio de 185.4 mm.; ambos anchos y de rostros alargados, con un promedio bizigomático de 135 mm. y una altura de mentón-nasión de 123 mm.; morfológicamente como métricamente, encajan bastante en una masiva categoría de la Edad del Bronce, y representan la usual mezcla de la Edad del Bronce en que los elementos Borreby y Dináricos son los más visibles. La importancia de esta serie que en la parte de Escocia que permaneció por mayor tiempo en manos Pictas, una suma de cráneos tan tardíos como el siglo XIX, seleccionados antojadizamente, debiera mostrar la supervivencia de tipos raciales de la Edad del Bronce, de comparativa pureza.

Notas:

1 Hubert, H., El Surgimiento de los Celtas, pp. 192-197.
2 Morant, G. M., y Hoadley, M. F., Biometrika, vol. 23, 1931, pp. 191-248.
3 Parsons, F. G., JRAI, vol. 40, 1910, pp. 483-504.
4 Stoessinger, B. N., y Morant, G. M., Biometrika, vol. 24, 1932, pp. 135-202. Parsons, F. G., JRAI, vol. 38, 1908, pp. 419-450.
5 Hythe oeste, Portus Limanus, fue un importante puerto en épocas Romanas y posteriores, pero declinó cuando la bahía se llenó de sedimento, alrededor del 1.600 D.C.
6 Beddoe, J., JRAI, vol. 37, 1907, pp. 215-219. Ver también Andree, R., Globus, vol. 27, 1900, p. 135.
7 MacDonnell, W. R., Biometrika, vol. 3, 1904, pp. 191-244.
8 MacDonnell, W. R., Biometrika, vol. 5, 1906-07, pp. 88-104.
9 Hooke, B. G. E., Biometrika, vol. 18, 1928, pp. 1-55.
10 Young, M., TRSE, vol. 51, 1917, pp. 347-454; Biometrika, vol. 23, 1931, pp. 10-22.
11 Hooke, B. G. E., y Morant, G. M., Biometrika, vol. 18, 1926, pp. 99-104. Turner, Sir W., TRSE, vol. 40, part iii, 1902-03, pp. 547-614; JAPL, vol. 37, 1903, pp. 392-408.
12 Rehechas por Turner, TRSE, vol. 51, 1917, pp. 171-253.