Los Finougrios
(capítulo VII, sección 1)

Los Finougrios

En el capítulo precedente se ha demostrado que los lenguajes indoeuropeos fueron formados probablemente en alguna parte de la llanura Rusia meridional o el Turkestán occidental, de una mezcla de lenguajes hablados por los pueblos en una cultura etapa del Neolítico o la temprana Edad del Cobre. Uno de los dos elementos lingüísticos en esta mezcla se ha identificado positivamente como Finougrio, que en el mismo tiempo forma una de las dos divisiones laterales de la familia del Uraloaltaico, la unidad fundamental de la cual trata esta investigación1. La mezcla del Finougrio con el elemento B que produjo las lenguas Indoeuropeas ocurre en alguna época o antes de los últimos siglos del 4.000 A.C., bien después de la adquisición de la agricultura y la ganadería, por los pueblos de Asia occidental, y antes de la adopción de la completa tecnología de la Edad del Bronce, por habitantes de la llanura al norte del Cáucaso y la meseta Iraní. Los fino-parlantes, que contribuyeron tanto al lenguaje Indoeuropeo de aquella época, deben haber sido residentes en las llanuras a la hora de su reunión con los portadores de la lengua Caucásica, con los cuales su propio lenguaje fue amalgamado. Al mismo tiempo, deben haber contribuido inevitablemente a la formación de la mezcla racial con las cuales el lenguaje indoeuropeo resultante, fue tempranamente identificado.

Los Finougrios históricos, los cuales han sido frecuentemente mencionados en el pasado, con muy poca claridad, incluyen en la primera rama toda de las tribus fino-parlantes de Rusia central y septentrional, a los Estonios y Fineses Bálticos, así como los Lapones, quienes hablan un dialecto finés arcaico; en el segundo, los antepasados de los Magiares, los Bolgars, Ostiaks y Vogules siberianos2. A la hora de su primera mención histórica, en el período clásico, parecen haber estado unidos en el norte y centro de Rusia. Los Fineses se centraban en el curso medio del Volga, y al oeste del territorio ocupado los Bálticos y los Eslavos; los Ugrios, entre el Volga y los Urales. En el sentido que ocuparon un territorio unificado desde el cual se separaron más adelante, ellos emularon el comportamiento de sus vecinos Indoeuropeo-parlantes. El movimiento hacia el sur fue inhibido, en épocas históricas, por la presencia de los Escitas y Sármatas. Sin embargo, antes del auge de estos nómadas montados, ellos debieron, en cierta momento, haber estado en contacto con pueblos Caucásico-parlantes, entre quienes pudieron haber estado incluidos los misteriosos Cimeros pre-escitas, los restos de cuyo lenguaje han sido vinculados al moderno Cherkés3.

Una expansión Finesa tuvo lugar en tiempos históricos, y durante la era Cristiana. Consistió en los siguientes movimientos: la migración de los antepasados del Fineses Bálticos hacia el noroeste, en gran parte como resultado de la presión de los Eslavos y de los Leto-lituanos. Esto ocurrió al mismo tiempo de la penetración de los Eslavos en Rusia; el movimiento de los Bolgars hacia Bulgaria, durante el siglo VII; de los Magiares hacia Hungría, bajo dirección de los Turcos, durante el siglo IX; y la migración de los Ostiacos y Vogules, a través del de los Urales, hacia la desembocadura del Obi, durante el siglo XIII.

Antes de la época de la conocida expansión Finesa, la barrera de los Escitas inhibió el uso de la agricultura como medio primario de subsistencia entre las tribus Finesas situadas al norte de los nómadas. Muchos de los Fineses, de hecho, vivieron principalmente de la caza y la pesca a lo largo de los boscosos arroyos que formaban las cabeceras del Volga, del Don, y del Dniester. Pero es inverosímil que los Fineses en épocas pre-escitas, hayan ignorado la agricultura; pues los que vivieron en territorio arable, cultivaron por lo menos para la época de Herodoto.

La evidencia de la composición racial de los antiguos Fineses es escasa, pero imposible de ser malinterpretada. Una pequeña serie de diez cráneos que datan de alrededor de los inicios del siglo VI A.C., contemporánea al período Escita arcaico, han sido identificados con los ancestros de los Fineses del Volga, durante la época de su unidad4. (véase el apéndice 1, cot. 49.) Éstos vienen de los cementerios de Polianki y de Maklacheievka, de la antigua región de Viatka, de la república de los Fineses Permiacos, justo al sur de la actual república de Komi o Zyryenia. Los sepulcros pertenecieron al denominado horizonte cultural de Anan'ino. Esta cultura de Anan'ino5 se formó de una combinación de influencias Siberianas, Caucásicas, Escitas, y Escandinavas. Y no terminó repentinamente, sino pasó por un gradual proceso de evolución hacia la histórica civilización de los Fineses del Volga. Por lo tanto, podemos considerar estos cráneos, pocos como son, como representativa de los antepasados de los Fineses, antes del inicio de su expansión histórica.

Este pequeño grupo de siete cráneos masculinos y de tres mujeres no es totalmente homogéneo, sino cercano a eso. Todos los cráneos son Europeos en tipo racial. Las caras son un poco más anchas que en la mayoría de los grupos Mediterráneos, pero no a un grado excepcional. Las narices, a excepción de un varón extremadamente leptorrino, son mesorrinas o camerrinas; pero así son aquellas de muchos antiguos Danubianos. La forma craneal es mesocéfala o dolicocéfala, con un varón alcanzando la figura de 83; la bóveda es moderadamente alta; la frente generalmente recta, y los arcos superciliares moderados.

Hay nada nuevo sobre estos cráneos, y nada específicamente mongoloide. Se asemejan bastante a otra pequeña serie de ocho cráneos masculinos del cementerio de Polom, en el mismo distrito que los cementerios6 de Anan'ino (véase el apéndice I, cot. 50), datando de inicios del siglo IX D.C., y conocidos por haber sido de los Fineses de la sub-familia Pérmica. En vista de los pequeños números, ninguna diferencia pudo ser encontrada que fuera estadísticamente válida. Un tercer grupo del Volga inferior, representando a los Mordvinios del siglo XIV, es similar a los cráneos de Anan'ino y Perm, excepto que son extremadamente dolicocéfalos, con bajos índices, centrados sobre el rango de 71 a 73.

Cuando hacemos una comparación métrica entre los primeros dos grupos de cráneos Fineses y toda las series Europeas previamente estudiadas, encontramos que entran sin dificultad, en la clasificación de los indoeuropeo-parlantes de la Edad del Hierro. En conjunto, se asemejan lo más posible a los miembros de mayor tamaño del grupo intermedio; también se asemejan a los cráneos de los Escitas en un grado considerable, y aún más los cráneos de Minussinsk. Se arquean de forma levemente menor que el tipo Germánico, pero son iguales en altura de bóveda y anchura facial. En forma nasal y altura craneal, se asemejan a los Danubianos del Neolítico.

La información sobre la ubicación racial de estos antiguos cráneos Fineses será una sorpresa para los eruditos que ven en los Fineses a un grupo de inmigrantes Mongoloides de Asia. Pero que fueran esencialmente, sino enteramente, Europeos, a pesar de la escasez de material de Debetz, es indiscutible. Ni siquiera puede uno derivar a estos Fineses de los Moradores del Bosque de tradición Mesolítica, excepto quizás como una influencia de menor importancia. Además, en la antigua serie de Anan'ino, las reconocibles particularidades de la Cerámica Cordada son halladas en todos los siete, salvo uno, cráneos masculinos. Los Finougrios, por lo tanto, pueden ser tentativamente considerados, en el período anterior a su expansión durante sus migraciones históricas, como Europeos de origen mezclado, básicamente del tipo Danubiano, con un cierto elemento braquicéfalo y una variación extremadamente dolicocéfala también. El último es ya familiar para nosotros en la forma del tipo de la Cerámica Cordada; el anterior no es claramente definible, pero es Europeo. Su única diferencia ðerceptible de los otros en la misma serie, está en una mayor anchura del cráneo. Este elemento de cráneo ancho está totalmente ausente en el úlôimo grupo del bajo Volga, de quienes tenemos solamente sus índices craneales.

El descubrimiento de Debetz que los Finougrio-parlantes eran originalmente Europeos puros en raza, y además no sobrevivientes, locales del Paleolítico o del Mesolítico, está en perfecta consonancia con el actual estado del conocimiento lingüístico, que hace de su forma de lenguaje, uno de dos elementos igualmente amalgamados en el Indoeuropeo básico. Ellos no sólo eran, sino que en argumentos lógicos deben haber sido, en el sentido más amplio, Mediterráneos.

En argumentos igualmente lógicos, este descubrimiento no invalida la hipótesis que los descendientes de los cazadores y los pescadores del Mesolítico, persistieron hasta épocas modernas en los lejanos bosques del norte, ni que algunos de tales supervivientes no hayan sido absorbidos por esas tribus Finesas que emigraron incluso más allá de la región de Perm, a la fría desembocadura en el océano Ártico. Esta ôeoría es muy difícil de probar, sin embargo, porque si repasamos la temprana historia racial del cinturón de bosques septentrionales, encontramos datos esqueléticos muy escasos con los cuales trabajar. Con lo que el material que de allí viene, es casi enteramente de Letonia, Estonia, y del territorio del lago Ladoga, todo al norte y al oeste del centro histórico de los Fineses. Incluye los cráneos del tipo de la Cerámica Cordada, con y sin mezcla, y un número de cráneos mal definido que no encajan en el cuadro Europeo general. Muchos de estos últimos son braquicéfalos, algunos son quizás, pero no ciertamente, incipiente o parcialmente Mongoloides.

¼p>Desafortunadamente, la manera en la cual se han divulgado estos cráneos no permite una revisión lúcida de su ubicación racial. Cráneos similares aparecen esporádicamente en series del Neolítico tardío y de la Edad del Bronce en Polonia y las llanuras de Rusia meridional, al parecer como intrusiones del norte, pero no en suficientes números como para alterar el carácter que prevalecía en la población al sur de los bosques, desde la cual (como lo prueban los fragmentos óseos de leñadores) habían emigrado.

Hasta casi tres siglos después del nacimiento de Cristo, por lo tanto, Europa, excepto posiblemente a lo largo del borde más ártico, no habían sido testigos de ninguna invasión de pueblos mongoloides. Asia occidental, desde el Bósforo hasta el Indo, y también las llanuras inmediatamente al este del Caspio, tampoco conocieron algo similar. Pero con la llegada de los Hunos, esa brecha fue pronto llenada.

Notas:

1 El profesor G. J. Ramstedt de la Universidad de Helsingfors, eminente estudiante de los lenguajes Altaicos, ha llegado a la conclusión que los grupos de lenguajes Urálicos y Altáicos, como se pensaba previamente, no son tácitamente vinculables; sino forman dos familias lingüísticas completamente separadas. El profesor Szinnyei de Budapest, lo apoya en esta visión. (Comunicación Privada).
2 Ver el capítulo IX, sección 8, para un listado detallado de la gente viva y extinta que se sabe, hablan lenguajes Finougrios.
3 Baschmakoff, A. ZFRK , vol. 4, 1936, pp. 194-199.
4 Debetz, G., ESA , vol. 6, 1931, pp. 96-99.
5 Tallgren, A. M., Real , vol. 1, pp. 164-165.
6 Debetz, loc. cit .
7 See pages 125-126.