Los Eslavos
(capítulo VI, sección 7)

Los Eslavos

Los eslavos, junto con sus cercanos vecinos y parientes lingüísticos los Bálticos, arribaron relativamente tarde en el teatro de la historia europea. Hablando una forma arcaica de la rama del Indoeuropeo "Satem", casi milagrosamente tuvieron éxito en mantener su integridad lingüística durante el período de la oscuridad que precedió su época de dispersión, a pesar de las extensas actividades de Celtas, Escitas y Germanos. El Eslavo se acerca en muchos aspectos a la forma original de Indoiranio, un hecho que no pueda dejar de tener significación cultural y geográfica.

No es todavía posible asociar a los antiguos y unificados Eslavos, a ningún horizonte arqueológico específico en consonancia, más remoto que los comparativamente recientes conjuntos de aldeas de Burgwall, de los primeros siglos de la actual era. Aunque todos los eruditos en Eslavo no están de acuerdo en cuanto a la localización de su hogar original, la opinión de Niederle, el decano de los prehistoriadores del Eslavo, tiene el mayor peso mayor100. Él lo colocaría en la densamente boscosa cuenca del río Pripiet, en el noroeste de Ucrania y el sudeste de Polonia. Esta región limita al oeste con el Vístula, al sur con el curso superior del Dniester, y al este con los grandes bosques de las antiguas regiones de Tchernigov y de Poltava. Es decir los antepasados de los Eslavos evitaron la pérdida de identidad étnica a manos de los Escitas y Godos, a través de su ocupación de un país relativamente boscoso y pantanoso.

Sus vecinos al oeste eran los Germanos y los Celtas, quienes vivían en la otra orilla del Vístula; los Bálticos ocupaban el borde que enfrentaba el mar por el cual se los ha nombrado colectivamente, mientras que los unificados Fineses moraban a lo largo de los boscosos valles fluviales, cerca de las fuentes del Volga, el Oka, y el Don. Los antiguos Iraníes, parientes lingüísticos cercanos de los Eslavos, habían ocupado las llanuras al sur y al este, mientras que los Tracios compartían frontera con los eslavos, en el lejano borde de la cadena montañosa de los Cárpatos.

Como los antiguos Iraníes y al contrario de los Escitas, los Eslavos eran simples granjeros y pastores. Viviendo en pantanos y bosques, se habían adaptado a las difíciles condiciones climáticas. Por cierta razón, todavía imperfectamente entendida por los estudiantes de las dinámicas de población, crecieron cada vez más numerosamente en el período entre los siglos II y V D.C., y comenzaron a expandirse en todas las direcciones posibles.

La expansión Eslava hacia el oeste sobre gran parte de lo que ahora es Alemania, fue temporal, porque los mismos pueblos Germánicos pronto pasaron a un período de expansión hacia el este, durante el cual germanizaron a muchos de los nuevos grupos Eslavos, por la fuerza o por la asimilación pacífica. Algunas islas de la lengua y la cultura de los Eslavos sobrevivieron a este movimiento, notablemente aquellas de los Vendos en el Spreewald de Sajonia. El movimiento de los Eslavos del sur los llevó a la cordillera Dinárica, tras la Baja Austria, que ciertas bandas cruzaron a la península de Istria, en la cabecera del Adriático, y en el mismo norte de Italia. El grueso se movió hacia el sur, a lo largo de la costa Adriática, siguiendo la cadena montañosa Dinárica hasta Montenegro, y región de "Gora" al noreste de Albania. Un núcleo de Eslavos meridionales se formó en el reino de la Vieja Serbia, centrado alrededor de Prizren y de Skoplje. De este núcleo se expandieron por la llanura de Kossovo que, sin embargo, iban pronto a perder en su mayor parte, a manos de los Turcos y de los Albaneses. Los Serbios, el único pueblo más importante implicado en esta expansión meridional, todavía habla un lenguaje cercanamente emparentado al de los Vendos en Alemania.

Los movimientos de los Eslavos hacia el este constituyó un reocupación intensiva del rica cinturón de tierra negra, por campesinos, porque desde la época del Neolítico tardío, esta fértil franja de tierra baja sin árboles, había sido el pasto preferido y la tierra de campañas de tribus y naciones de nómadas guerreros, intrínseca a la total utilización de la tierra para la labranza. De esta región de la Tierra Negra los Eslavos del este siguieron por los arroyos de Rusia central hacia el norte, al país de los bosques entonces habitados por los Fineses. Este movimiento aguas arriba desalojó a algunas de las tribus Finesas, y provocó su migración histórica al Báltico. Muchos de los Fineses, sin embargo, se quedaron y se eslavizaron, mezclándose con sus conquistadores. E incluso otros permanecieron a distancia, en pequeñas islas étnicas, que incluso hoy conservan su lengua Finesa.

La expansión hacia el este de los eslavos no paró en los Urales, sino que continuó gradualmente, después de interrupciones causadas por los Turcos y los Mongoles, a Siberia, hasta que finalmente, en el siglo XVII, su vanguardia alcanzó el Pacífico. Los eslavos todavía están incrementando sus números y aún se están moviendo hacia el este. Su período de florescencia, el más tardío de las expansiones Indoeuropeas, todavía no ha acabado.

Puesto que los eslavos continuaron la práctica de la cremación hasta bien dentro de los primeros siglos del actual milenio, los esqueletos de aquel período de unidad son inexistentes, y aquellos a partir de los primeros siglos de expansión no son abundantes. Sin embargo, en este caso, la evidencia literaria antecede la osteológica, porque las numerosas descripciones de los antiguos Eslavos, asiduamente recogidas por Niederle, aparecen en los manuscritos de los Bizantinos, de los Árabes y de los Persas101. Con una sola excepción, estas describen a los Eslavos como altos, delgados, y rubios o pelirrojos. Fueron confundidos a menudo con los Germanos, y este hecho respalda la probabilidad que eran de predominante pigmentación clara. Solamente una voz se levantó con lo contrario, la de un judío nombrado Ibrahim ben Yakub, que, cruzando Bohemia en el 965 D.C., comentó que los Bohemios sorprendentemente, eran de cabellos oscuros. Niederle interpreta esta solitaria disensión como evidencia que Ibrahim, acostumbrado a o esperando ver Eslavos rubios, se sorprendió por un enclave local que se diferenció de la totalidad de los Eslavos. En la vista de la preponderancia de la opinión contemporánea por el contrario, la disensión de Ben el Yakub no se le debe dar demasiado peso102.

Si la evidencia de las fuentes literarias hace a los antiguos Eslavos, Nórdicos en estatura y pigmentación, la osteología les hace lo mismo en el sentido métrico y morfológico. Brevemente, todo el material esquelético más antiguo de los Eslavos, fechado sobre todo a partir de los siglos VIII al X, cae cerca, por grupos sino como individuos, en una o más de las categorías Nórdicas ya encontradas, características de los pueblos Indoeuropeo-parlantes de la Edad del Hierro.

Las de Polonia, de la cual la mitad oriental estaba incluida en la tierra de los pueblos Eslavos antes de su período de dispersión, no es muy abundante. En conjunto, menos de 40 cráneos de varones pueden ser recopilados, y pocos de éstos tienen mediciones completas103. (véase el apéndice I, columna 46.) Estos cráneos son todos predominantemente dolicocéfalos; el índice craneal promedio es de 73, y ni un solo ejemplo de braquicéfalo está incluido. Entre estos cráneos polacos están algunos hay ciertos especímenes notablemente alargados y grandes, con rostros largos y estrechos. Las narices del grupo, en su totalidad, son completamente leptorrinas. En conjunto, los ancestrales eslavos de Polonia eran Nórdicos, dentro del rango del grupo Indoeuropeo; estos cráneos se inclinan al extremo de la Cerámica Cordada, más alargado y grande, y se asemejan en muchos aspectos, a la serie de Hannover, y por extensión, a los Anglosajones.

Numerosos restos de la expansión de los Eslavos en Alemania, muestran claramente los tipos físicos de los invasores particularmente referidos en este territorio. La serie más importante es aquella estudiada por Asmus, que recogió los cráneos de los antiguos Vendos de Mecklenburg104. (véase el apéndice I, columna 47.) Éstos forman un grupo razonablemente homogéneo de dolicocéfalos altos y de mesocéfalos bajos, con una altura moderada de la bóveda, con una baja frente que inclinada, de caras estrechas y largas, de narices leptorrinas o mesorrinas, de altas órbitas, y con una quijada más bien maciza. Estos antiguos Vendos, con cráneos más braquicéfalos que los Polacos, encajan métricamente muy cerca de los Celtas y los Escitas. En partes intermedias de Alemania, particularmente en Prusia y Pomerania occidental, los antiguos cráneos de los Eslavos son de bóvedas más elevadas, y más cercanos en este aspecto al sub-tipo Polaco105.

Aquellos de Bohemia son en su mayor parte iguales a los cráneos de los Vendos de Alemania, a excepción de una serie de Matiegka (véase el apéndice I, columna 48); en esta, las bóvedas son extremadamente altas, casi alcanzando las antiguas dimensiones de la Cerámica Cordada. Esto es verdadero hasta cierto extremo, en cuanto a un pequeño grupo de Eslovaquia y de cráneos individuales106. De ese modo, en Bohemia, los Eslavos incluyeron tres sub-tipos, con analogías de Hallstatt, Polacas, y Célticas.

Los eslavos que invadieron Estiria entre el siglo VII al IX son básicamente iguales a aquellos de Alemania, y caen muy cerca de un promedio Céltico más antiguo107. Formaron, indiscutiblemente, un grupo mezclado e incluían entre ellos a una minoría de formas braquicéfalas. Algunos de los cráneos de los Eslavos de Estiria, que recuerdan el prototipo polaco, son extremadamente grandes y macizos. No tenemos, desafortunadamente, ningún dato con los cuales rastrear el progreso posterior de los Eslavos meridionales en su plaza fuerte de los Alpes Dináricos, y por lo tanto en la Vieja Serbia y la llanura de Kossovo. Podemos, sin embargo, estudiar un tercer movimiento de los Eslavos, aquel que penetró en Rusia108.

Los cráneos de estos invasores pertenecen a una forma generalizada Nórdica, con un índice craneal de 75 a 76, y con una altura intermedia de la bóveda. Los cráneos Ucranianos de los siglos VII al IX D.C. no divergen grandemente de este estándar general, pero los antiguos cráneos de los Eslavos de la región de Moscú, en Rusia, datados a partir de los siglos XI al XII D.C., son, de hecho, casi puramente dolicocéfalos, con un índice craneal promedio de 73,5.

En su conjunto, el tipo racial de los Eslavos, según lo ejemplificado por las series esqueléticas de Polonia, Alemania, Bohemia, Austria y Rusia, era razonablemente uniforme. En vista de su localización geográfica, el grupo Polaco representa casi probablemente lo más cercano a la forma original, mientras que los que se expandieron hacia el sur y hacia el oeste, absorbieron a los Celtas locales y a otras poblaciones de Indoeuropeo-parlantes. Los Eslavos, como el resto de los pueblos de Indoeuropeo-parlantes que hemos podido rastrear, eran originalmente Nórdicos, y no hay vestigios, en sus antiguos restos de las regiones estudiadas, de los incrementos raciales braquicéfalos, numéricamente predominantes, que hoy se consideran típicamente Eslavos. Sin embargo, los Eslavos que emigraron hacia Hungría meridional, como los Gépidos Germánicos antes que ellos, se mezclaron con un pueblo braquicéfalo, de corta estatura, rostro ancho, y nariz aplastada, que, antecedía la histórica llegada de los Magiares, descendían de los Avaros de Asia central109. La mayoría de los Eslavos conservaron su forma craneal dolicocéfala original hasta inicios del siglo XIII y finales del siglo XV. En aquella época, los que habitaban Rusia y Europa central se hicieron progresivamente braquicéfalos, a un rápido pero constante promedio. Las bien documentadas series de Bohemia y de la región de Moscú muestran cómo este cambio progresó siglo tras siglo, de modo que los normales promedios de 73 a 75, incluso rozaron hasta 83, para el siglo XIX. Pocos eslavos escaparon a este cambio, que fue paralelo a el que afectó a los Germanos meridionales y a los otros pueblos de la Europa central y oriental. Aunque ocurrió en plena luz de finales del Medioevo y la Actualidad, nadie ha ofrecido una explicación completamente satisfactoria todavía.

Notas:

100 Niederle, L., ACIA, 2me Session, Prague, 1924, pp. 241-247. Para material de respaldo ver su exhaustiva serie de volúmenes sobre la Historia de los Eslavos, Slovanské Starozitnosti. Para un examinación reciente de los problemas Eslavos, Sonnabend, H., L'Espansione degli Slavi.
101 Niederle, L., AnthPr, vol. 7, 1929, pp. 62-64; also Slovanské Starozitnosti vol. 1, 1925, pp. 98 ff.
102 Este pasaje en cuestión ha sido traducido, y vuelto a traducir a un gran número de lenguajes. No he podido encontrar el original en árabe.
103 Kopernicki, I., ZWAK, part i, 1883.
Majewski, E., Swiatowit, vol. 9, 1911, pp. 88-94.
Rutkowski, L., Swiatowit, Vol. 7, 1907, pp. 3-21, 22-38.
104 Asmus, R., AFA, vol. 27 1902 pp. 1-36.
105 Müller, W., JVST, vol. 5, 1906, pp. 60-77.
Reuss, K., JVST, vol. 6, 1907, pp. 93-112. Schumann, H., ZFE, vol. 23, 1891, pp. 589-592, 704-708; vol. 26, 1894, pp. 330-336; vol. 30. 1898, pp. 93-100. Virchow, R., ZFE, vol. 23, 1891, pp. 349-350, vol. 24, 1892, pp. 550-555.
106 Cervinka, J. L., and Matiegka, J., AnthPr, vol. 3, 1925, pp. 97-108. Jelinek, B., MAGW, vol. 20, 1890, pp. 136-147. Matiegka, J., AFA, vol. 25, 1896, pp. 150-154. Szombathy, J., MAGW, vol. 52, 1922, p. 20. Wankel, H., MAGW, vol. 12, 1882, pp. 123-128.
107 Toldt, C., MAGW, vol. 42, 1912, pp. 247-280.
108 Derviz, D., AntrM, vol. 4, 1930, pp. 93-105.
Derviz, D., RAJ, vol. 12, 1923, pp. 24-38.
Stefko, W. H., and Schugaiew, W. S., AFA, vol. 50, 1932, pp. 44-55.
109 Sziráky, S., and Huszár, G., MAGW, vol. 63, 1933, pp. 229-232.