Los Pueblos Germánicos

(Capítulo VI, sección 6)

Los Pueblos Germánicos

Ya nos hemos ocupado de las expansiones de dos grandes pueblos indoeuropeos, los Celtas y los Escitas, que durante la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo, casi dividieron el continente europeo, entre ellos, al norte de la barrera alpina. Otros grupos, tales como los Tracios, que ocuparon grandes extensiones de territorio en los Balcanes, se han descuidado debido a la carencia de la información.

El primer milenio de la era cristiana atestiguó dos más de tales expansiones de Indoeuropeos; la de los Germanos y la de los Eslavos, el anterior para tener duraderos resultados en el oeste, el último en el este. A diferencia de los Celtas y de los Escitas, estos dos grupos posteriores, los últimos en recibir la civilización del mundo clásico, estaban destinados a poblar permanentemente con sus descendientes, muchos países, e implantar sus lenguas en muchas regiones.

De estas dos, la expansión Germánica fue la primera. El período de la migración Teutónica fue durante el famoso Völkerwanderung, que comenzó con la precoz pero vana invasión de Italia por los Cimbrios y los Teutones, que lucharon con los Romanos entre el 114 y el 102 A.C., y que no terminaron hasta que la adopción del Cristianismo por los Noruegos en el siglo XI poniendo fin a las piraterías de los Vikingos. Su período de vitalidad más grande fue entre los siglos II y V de la actual era.

El hogar de los Germanos antes de que su expansión fue, en un sentido puramente estricto, la moderna Alemania. Las tribus que compusieron a esta gente ocuparon Dinamarca, Suecia meridional y central, Noruega, y la franja costera norteña de Alemania, desde la desembocadura del Elba hasta el litoral Báltico. Las islas Bálticas cercanas a Suecia, a saber Gotland y Bornholm, fueron densamente pobladas.

Uno no debe suponer que estos antiguos Germanos eran los inalterados descendientes de sus precursores de la Edad del Bronce, porque hay fuerte evidencia arqueológica que un nuevo pueblo entró en Escandinavia a comienzos de la retardada Edad del Hierro en esa región69. Los artefactos de Hallstatt son enteramente diferentes en carácter a aquellos de la Edad del Bronce tardío, y el rito funerario cambió completamente, mientras que la antigua adoración por la naturaleza que los pueblos marítimos Megalíticos habían traído a Escandinavia, ahora desaparecerían abruptamente, siendo substituida por un fenómeno religioso que podemos asociar definitivamente con el clásico estilo nórdico de adoración. El panteón de los Nórdicos, con su familia de dioses y su Valhalla, se relaciona de cerca con los sistemas de Grecia y de Roma, de la India, y de las otras divisiones indoeuropeas.

El principal vehículo de civilización en el desarrollo de la cultura germánica fue el de los Celtas, pero estos fueron toscos profesores, porque bloquearon a los Germanos el contacto directo con el mundo clásico. No fue hasta los días del Imperio Romano y de los Bizantinos que los Germanos, tras abrirse camino a través del desvanecido dominio de los Celtas, que alcanzaron estas civilizadoras influencias. Pero los Escandinavos anteriores habían poseído ya una distintiva cultura de la Edad del Bronce, que no se perdió completamente.

Además, ciertos fuertes elementos culturales en la época de la florescencia Germánica ostentaban fuertes marcas de una inspiración oriental; por ejemplo los entierros de naves, que se asemejaban a los entierros reales de los Escitas en cada detalle, a excepción de la substitución de las naves por los carros; y en el arte, según lo expresado, de tallar madera, que trajo la riqueza del estilo animal del Este, y que alcanzó su desarrollo más alto en Noruega. Los Germanos, como los Celtas, habían estado sujetos a una influencia muy fuerte de las llanuras del Este.

Lingüísticamente, las antiguas lenguas Germánicas le debían mucho a los Celtas. Muchas de las palabras necesarias para expresar nuevas cosas eran de origen Céltico. Hubert, una autoridad en Céltico, creía que los lenguajes Germánicos eran los préstamos arrancados de un cierto idioma indoeuropeo, por un pueblo para quienes los fonemas indoeuropeos eran difíciles70. Es verdad que las rotaciones consonanciales de K a H, y otras similares, son más extremos que aquellas de otros lenguajes indoeuropeos. Es muy probable que el lenguaje Germánico ancestral haya sido introducido en Escandinavia, por los invasores que trajeron la cultura de Hallstatt a aquella atrasada región.

Es la tarea del antropólogo físico ayudar al arqueólogo y al lingüista a descubrir la identidad de esos invasores de la Edad del Hierro, cuya llegada a Escandinavia no puede ser puesta en fechas anteriores a los siglos VI o VII A.C. Esto debe ser relativamente fácil, porque los recién llegados enterraban mientras que la población más antigua continuó probablemente incinerando a sus muertos. La serie Danesa es la más extensa, con 42 cráneos de varones adultos71 (véase el apéndice I, columna 39); de estos, solamente uno tiene un índice craneal sobre 78. La serie es fuertemente dolicocéfala, con un promedio de 72,3. No hay rastro del elemento braquicéfalo que había sido tan importante en Dinamarca, desde principios del Neolítico hasta la Edad del Bronce.

Los cráneos Daneses de la Edad del Hierro forman un grupo homogéneo. Pertenecen definitivamente a la misma clase que los otros Nórdicos de la Edad del Hierro, con inspiración de los Campos de Urnas de Lausitz, y más particularmente al elemento puramente dolicocéfalo de la mezcla Céltica, porque la bóveda baja y el perfil transversal cilíndrico de los cráneos Célticos son también comúnes aquí. A excepción de la menor anchura de la frente y de la cara, y de la mayor longitud de la bóveda, se asemejan bastante a los cráneos de los Celtas de Galia y las islas Británicas, y a los Escitas, mientras que son virtualmente idénticos a los cráneos Armenios de la Edad del Hierro discutidos en la sección pasada. Los cráneos daneses de la Edad del Hierro, entonces, son probablemente iguales a los de los proto-celtas ancestrales, antes de su llegada al sudoeste de Alemania, y de los antepasados de los Escitas y de los Iraníes del este. Estos daneses eran un pueblo muy alto, sin embargo, porque la estatura de 25 varones estaba en los 1.71 mts. Esto concuerda con el de la gente anterior de la misma región, y con el de los Escitas. En esta serie Danesa había, sin duda, una selección en base a los métodos diferenciados de disposición de los muertos; la numerosa población de la Edad del Bronce, compuesta de elementos Megalíticos, Borreby, y de las Cerámicas Cordadas, no habría podido desaparecer totalmente. Después que los variados elementos en la población Danesa hubieran tenido tiempo para mezclarse, los veremos reaparecer.

La población Sueca de la Edad del Hierro, mejor representaba por un grupo más pequeño de 14 varones72 (véase el apéndice I, columna 40), era esencialmente igual que aquella en Dinamarca. Hay, sin embargo, algunas diferencias, la bóveda es más alta, el rostro más ancho, la cara superior más corta. Quizás estos Escandinavos más periféricos mostraban un poco de la sangre más antigua.

Durante la Edad del Hierro, Noruega fue, por primera vez, colonizada definitivamente por un pueblo comparable en civilización a los de Dinamarca y Suecia meridional; es probable que muchos de los habitantes anteriores de Jutlandia y del archipiélago danés hayan emigrado al extremo sudoccidental de ese país, mientras que otras migraciones llegaron a través de Suecia meridional y central.

La serie más extensa de la Edad del Hierro de Noruega es la de Schreiner, que contiene 27 cráneos masculinos73. (véase el apéndice I, columna 41.) Éstos son absolutamente distintos de los de Dinamarca o de Suecia. Son más grandes y mucho más rugosos, con los arcos superciliares pesados y fuertes marcas musculares. Métricamente, se asemejan a las series del Paleolítico Superior de Morant; y podrían calzar fácilmente en el rango del grupo Auriñaciano de Europa central. Los cráneos Mesolíticos de la cueva de Stångenäs y de MacArthur no estarían fuera de lugar aquí. Con todo en la mayoría de las dimensiones, caen un poco fuera del promedio del Paleolítico Superior.

Son puramente dolicocéfalos, con un índice craneal de 71,7. En su conjunto, son justo lo que uno esperaría de una cruza entre la Edad del Hierro danesa y el Paleolítico Superior, mayoritario este último, y esta explicación concuerda bastante bien con los datos arqueológicos. La estatura, 1.69 mts, encaja en ambos tipos. Hay otra posibilidad, sin embargo, que tengan un fuerte elemento de la Cerámica Cordada. Que alguna mezcla Cordada entrara en esta mezcla era de hecho probable, pero es imposible substituir el elemento Cordado por el Paleolítico, puesto que la alta bóveda del anterior no aparece suficientemente evidente, y los rostros de los noruegos son más anchos que los de la Cerámica Cordada o de los Nórdicos.

Los noruegos de la costa central de la Edad del Hierro deben haber sido en parte los verdaderos descendientes de la de la gente del Paleolítico Superior de Europa central, que se movió hacia el norte y hacia el oeste con el retroceso de la última glaciación, y permanecieron relativamente puros en los centros del deshielo final, hasta la llegada de nuevos inmigrantes en la Edad del Hierro. Debió, sin embargo, haber habido diferencias regionales del tipo en Noruega, en este tiempo, que persistieron hasta el período moderno; las últimas series de la Era Vikinga de Jaeren, de Tønsborg, y de Skien74 en el sur demuestran la presencia de un tipo braquicéfalo, de estructura corporal maciza y de gran talla craneal, que se relaciona métricamente con el grupo de Borreby de Dinamarca y del norte de Alemania. Éstos pueden representar colonos o refugiados de Dinamarca.

Un último grupo de Sogn75 en el norte, incluye cráneos mesocéfalos con las bóvedas extremadamente bajas y dimensiones más pequeñas, asociadas con cabellos negros o castaños, preservados en los sepulcros. Métricamente, se asemejan a los modernos cráneos Lapones, en todos los aspectos, y sirven para marcar la frontera norte de los Nórdicos, más allá de la cual los establecimientos Noruegos fueron, en la Era Vikinga, solamente esporádicos. Estas variadas series colocan a Noruega por primera vez dentro la historia, a la completa luz de la antropología física, y muestran que la tierra de los Vikingos fue la última periferia del mundo Nórdico, en la cual las antiguas formas, pero completamente desarrolladas, de humanidad se mestizaron con los recién llegados del sur y del este.

Lingüísticamente, los pueblos Germánicos que invadieron otras partes de Europa, desde Escandinavia y el norte de Alemania, se dividieron en dos grupos: Germanos del este y Germanos del oeste. Los Germano-parlantes del este incluían a los Godos, los Vándalos, los Gépidos, y los Burgundios. Los Godos decían haber cruzado el Báltico desde Suecia (no desde la isla de Gotland) hacia la desembocadura del Vístula. Los Vándalos y los Gépidos eran probablemente del mismo origen. Desde el Vistula, los Germanos del este se dispersaron hacia el sur y hacia el este, en el país de los Escitas, en donde los Gépidos tomaron el control de Hungría, y los Godos finalmente establecieron un importante reino en el litoral norte del Mar Negro.

Desde aquí, la historia de estas tribus es bien conocida. Todas ellas tenían lazos importantes con el Imperio Romano, y adoptaron el Cristianismo. Los movimientos de los Godos en Grecia, Italia, y Francia no merecen una descripción detallada. Los Visigodos empujaron hacia el oeste, ocuparon Francia meridional poco después del 400 D.C., y descendieron a España, en donde fueron gradualmente absorbidos por la población de las provincias norteñas. Los Godos del este, que cayeron bajo el yugo de los Hunos, tuvieron un destino similar. De la alguna vez numerosa y móvil nación gótica, no quedó ningún rastro. Igual certeza cabe para los Gépidos, y los Vándalos, que llegaron desde Europa Oriental a Francia, a España, y a África del norte, de dónde fueron deportados posteriormente a Bizancio. Sin lugar a dudas, la sangre Gótica y del Vándalo fluyen por las venas de algunos españoles modernos, así como de la gente en otros países a través de los cuales pasaron. Pero esta ramificación de los Germanos del este no pudo dejar ninguna impresión duradera sobre la composición racial de Europa. Aunque no hay muchos datos referentes al tipo físico de estos Germanos del este, hay bastante para permitirnos arribar a algunas conclusiones definitivas. Unas series Góticas al norte de Kherson, en el Mar Negro, datadas entre 100 A.C. y 100 D.C., incluyen tres cráneos masculinos y ocho esqueletos femeninos76. Todos estos son dolicocéfalos, y pertenecen a un grande y poderoso tipo Nórdico, que refleja su origen Sueco, porque no son en nada diferentes a los cráneos Suecos de la Edad del Hierro que ya hemos estudiado.

Un posterior grupo de Gépidos fechado en el siglo V y VI en Hungría, muestran la persistencia de este mismo tipo; a pesar de una mezcla históric con los Hunos, de ocho cráneos a nuestra disposición, todos, a excepción de tres, no muestran rasgos definitivos de mezcla con los mongoloides, y en esos tres los rasgos No-Nórdicos no se manifiestan métricamente. Uno se ve forzado a llegar a la conclusión, basado en estas series, como las de los Godos de Kherson, que los pueblos Germánicos del este, que participaron en estas migraciones, preservaron sus características raciales originales, siempre y cuando conservaran su identidad política y lingüística.

La misma conclusión resulta cuando uno examina los cráneos de los Visigodos del norte de España que datan de inicios del siglo VI D.C.77 Aquí una serie combinada de varios cementerios nos muestra exactamente el mismo tipo nórdico, de estatura alta y con un cráneo de bóveda elevada, de rostro alargado, y una mandíbula amplia; en este aspecto asemejándose, en a cierto sentido, a los antiguos cráneos de Hallstatt, pero más particularmente, a los del grupo Germánico occidental, especialmente a los Germanos de Hannover y a los Anglosajones.

La rama occidental de los pueblos Germano-parlantes, mientras que históricamente es menos espectacular, estaba destinada ser lejos más importante en el eventual poblamiento de Europa. Esto incluyó a los antepasados de los Anglosajones, de los Frisones, y de los Germanos propiamente tales. Entre estos últimos se pueden enumerar a los Francos, Alemanes, Bávaros, Turingios, y Chatos, cuyos descendientes son los habitantes de Hesse. Tras los Francos pueden ser enumerados los antepasados de los pueblos Flamenco-parlantes y Neerlando-parlantes, cuyos estrechamente relacionados lenguajes son una mezcla de elementos del bajo Franconio y del Sajón. Todos estos pueblos se abrieron camino hacia el sur, y en algunos casos hacia el oeste, gradualmente y sin ostentación; Los Alemanes a Suiza y a Austria, los Bávaros al principado que lleva su nombre, los Turingios a Bohemia y Turingia, y los Francos a la alta Renania, Bélgica, y Francia. Los Burgundios, miembros de la rama oriental de los Germanos, sofisticados como los Godos, a causa del contacto con el Imperio Romano, cruzaron el Rin antes que los Francos, y ocuparon la Galia renana, al mismo tiempo que los Vándalos fueron admitidos en los dominios romanos.

El prototipo de pueblos Germanos occidentales que emigraron de la región sobre la desembocadura del Elbe están bien representados por una serie de cráneos de Hannover, que incluyen 41 cráneos masculinos78. (véase el apéndice I, columna 42.) Métricamente, se diferencian de los cráneos Daneses de la Edad del Hierro por ser levemente más alargados, algo más amplios, y considerablemente más elevados. Las frentes son más amplias, y el rostro es más ancho, y en muchos casos un poco más largo. Estos cráneos se desvían del tipo Nórdico normal de origen europeo central con el cual somos familiares, por su mayor talla y robustez, y particularmente en su mayor altura bovedal.

Los cráneos de los Anglosajones que invadieron Inglaterra en los siglos IV y V de la era actual79 (véase el apéndice I, columna 43) son casi idénticos con aquel grupo de Hannover. Es a esta misma categoría específica, que pertenecen los cráneos españoles de los Visigodos, a los cuales ya nos hemos referido. A ellas se deben agregar dos series de antiguos Frisones del norte de Holanda80, que son idénticas en todo aspecto. Los cráneos de estos antiguos Sajones, Hanoverianos, y Frisones se diferencian de muchas maneras, de los de otros Nórdicos que hemos estudiado. Son más grandes que el grupo de Aunjetitz y los Daneses, y de hecho, que cualquier otra serie de indoeuropeo-parlantes que hemos conocido, excepto los Noruegos. Adolecen de la bóveda craneal baja y la frente inclinada, comunes a los antiguos Nórdicos de Dinamarca, de los Galos, y de los Escitas. La bóveda es moderadamente alta; mientras que el índice craneal está en la frontera de la dolico y mesocefalia. Comparado con otros Nórdicos, la frente es relativamente recta, los arcos supercilires son más grandes, las marcas musculares son pronunciadas, la base craneal más ancha, el rostro es más alargado y de algún modo más ancho.

El tipo representado por estos tres grupos y por los Visigodos parece ser una variante del tipo Nórdico al cual los antiguos indoeuropeo-parlantes pertenecieron. Su diferencia es una de la talla, y parece haber logrado esta distinción a través de una mezcla, en Escandinavia y Alemania meridionales, entre la más vieja población local, que consistía de una combinación de los elementos Megalíticos, Cordados, y de Borreby, y de la categoría Danesa puramente Nórdica de la Edad del Hierro. El tipo resultante se acerca en algunos aspectos (pero no se aproxima en tamaño) a la población costera de Noruega que ya hemos estudiado, y se aleja bastante más del Nórdico de Europa central que del grupo Noruego.

Este tipo físico es acompañado por estatura alta, de cerca de 1.70 mts., y por una considerables pesadez y un robustez de los huesos largos. La estructura corporal era claramente más pesada y gruesa que la de los Nórdicos previamente estudiados. Que era característicamente rubio, es atestiguado por la pigmentación de ejemplares vivos así como por numerosas descripciones antiguas. Este tipo, siendo una variedad mezclada de Nórdicos de Europa central, combinada con antiguos elementos del noroeste europeo, no es un verdadero Nórdico en el sentido en que esa palabra ha sido utilizada en este trabajo, y su común y exclusiva designación como Nórdico en el habla popular como en los trabajos científicos, es el responsable de tan frecuente confusión en la identificación de ese tipo racial hoy. Puesto que se encuentra entre los Germanos del oeste y del este, del período de la dispersión, es esencialmente el tipo racial Germánico o Teutónico. La excéntrica posición lingüística de los pueblos Germánicos en la familia Indoeuropea total, tiene sus connotaciones raciales.

Uno de las vías principales para este movimiento de las costas del noroeste de Alemania fue la invasión Anglosajona del las Islas Británicas81. Esto había comenzado para el 250 D.C., cuando los Sajones atacaron la costa meridional y el este de Inglaterra. Fue un período de agitación general, porque los piratas Irlandeses asolaban las costas de Gales en la misma época. Los Romanos se vieron en difícultades para defenderse contra este doble peligro, y a pesar de sus precauciones militares y navales, las incursiones crecieron en volumen y frecuencia.

Entre el 406 y el 407 D.C., las grandes invasiones de los pueblos Germánicos cruzaron el Rin y asaltaron los asentamientos romanos en la mayoría de la Galia. Esto interrumpió las comunicaciones entre Roma y Gran Bretaña. Con la Galia fuera del control romano, no podía haber esperanza de sostener Gran Bretaña. Por lo tanto, en el 409 D.C., el emperador Honorio publicó un decreto en el que hacía una oferta a los habitantes de Gran Bretaña para velar por sí mismos en el futuro. Desde ahí en adelante los Sajones encontraron poca oposición, y se asentaron en grandes números. Puesto que no estaban los Sajones, urbanizados, no ocuparon las ciudades que atacaron, y la población urbana establecida por los Romanos en Inglaterra, mantuvo su identidad por un siglo o más antes de que las ciudades fueran abandonadas o se "anglicizaran".

Los contactos Sajones más antiguos fueron las incursiones Vikingas en los cuales ellos no solamente saquearon los asentamientos costeros sino también remaron más lejos río arriba, estableciendo campamentos temporales en los cursos superiores. Cuando el grueso de los Sajones bajo Cerdic, marchó de la región de Wash a través de Lincolnshire, hacia el valle superior del Támesis, los invasores encontraron que otros Sajones de hábitos más temporales los había precedido. Por lo tanto es necesario, al estudiar los antiguos restos de los Sajones, el distinguir entre las comunidades mezcladas en las cuales los piratas habían tomado a las mujeres nativas como esposas, y los asentamientos puros de Sajones en los cuales familias y aldeas enteras habían emigrado, a inicios del período de la colonización final.

Los Sajones ocuparon, en su mayor parte, un país vacío. Esto fue porque estaban acostumbrados a las tierras bajas con un suelo profundo, rico, y habían formado, en su hogar anterior, el hábito de labrar en franjas con profundos arados tirados por ocho bueyes. Los Celtas, cuya agricultura era más improvisada en carácter, prefirió las altiplanicies ya desarboladas por la naturaleza, y cultivaban en campos cuadrados. Permanecieron en su mayor parte, sobre territorio frecuentado antes que ellos, por hombres Neolíticos y de la Edad del Bronce. Los Sajones, que gustaban tanto de los bosques como de las tierras bajas, limpió los pantanos y boscosos valles fluviales, desecándolos y cultivándolos. Debido a esta diferencia fundamental en métodos de agricultura, los dos pueblos se enfrentaron poco al principio, y los Sajones y los Bretones ocuparon territorios colindantes en muchas partes de Inglaterra por varios siglos, hasta que a la larga, la dominación social y política de los Sajones, sumergió el lenguaje y la cultura de los habitantes anteriores bajo su propio modelo.

Los esqueletos Anglosajones que se han descrito anteriormente se derivan de los sepulcros del período pagano, desde los siglos V a finales del IX. Los cráneos de estos sepulcros82 marcan un llamativo contraste son el tipo Céltico de la Edad del Hierro que los precedió. Mientras que la frente de los de la Edad del Hierro es extremadamente inclinada, la de los cráneos anglosajones es algo escarpada y alta, y los cráneos que poseen mandíbulas, muestran que el tipo anglosajón era de mandíbula ancha, con una gran distancia entre la línea inferior de la dentadura y la barbilla, y con un inclinado ramus largo y ascendente. Los cráneos en su totalidad son de bordes elevados, con un occipucio bien redondeado, y con frecuencia del tipo lambdoide aplanado83. Los arcos superciliares son de moderados a pesados. Los huesos nasales están elevadamente arqueados, a menudo con una depresión considerable del nasion. La musculatura de un pronunciado carácter se nota por los profundos huecos y los cantos en los huesos largos, que son gruesos y pesados. Comparados con los pueblos de la Edad del Hierro, los Sajones son muy macizos, y su considerable peso corporal mayor se correlaciona con una caja craneana más grande. La estatura media de las varias series de Anglosajones, abarcan desde 1.67 a 1.72 mts.84 y el promedio total es igual a 1.70 ó 1.71 mts.

Aunque había una diferencia en las localidades desde las cuales los varios grupos de Anglosajones vinieron, poca diferencia regional se manifiesta en la serie de Inglaterra. Entre los Jutos que colonizaron Kent, y que provinieron de la península de Jutlandia, parecen de rostros más grandes que los mismos Sajones, pero las diferencias son realmente imperceptibles85. En el total del grupo Sajón estudiado por Morant, los varones y las mujeres pertenecen por igual al tipo claramente diferenciado, y no hay confusión entre ellos y la forma de la Edad del Hierro. Preservaron así su identidad racial por lo menos hasta finales del siglo VII.

Un número de cementerios individuales, que datan de inicios del período más antiguo de la invasión Sajona, nos dan un cuadro animado de la manera en la cual los primeros asaltantes y colonos Sajones actuaron. Uno de éstos es el cementerio en East Shefford, Berkshire; conteniendo a ocho adultos masculinos y doce femeninos, así como ocho infantiles y especímenes juveniles86. Todos los varones adultos de treinta años de edad o más viejos, representan un solo tipo, el Sajón clásico, y todos son dolicocéfalos. Una de las mujeres pertenece a este mismo tipo, y la enterraron de forma diferente a las otras mujeres, con correajes de caballo en su sepulcro. El resto de las mujeres era más braquicéfalo, con índices craneales llegando hasta 82,4, y algunos de ellos eran planoccipitales. Tenían narices más anchas, más cortas, algo de prognatismo, y quijadas más cortas, más bajas. Las mujeres adolescentes parecen ser una mezcla de estos dos tipos. Aunque muchas de estas difere.cias pueden ser debido al sexo y a la edad, otras, tales como la forma craneal fundamental, son claramente raciales.

Este cementerio representa probablemente una banda de invasores que colonizó el curso superior del Támesis, antes del inicio de las invasiones totales. Parece haber incluido al menos doce hombres y solamente una mujer que eran Sajones. Las otras mujeres, siendo descendientes de los de la Edad del Bronce, eran al parecer esposas Británicas de los invasores Sajones, mientras que los niños eran su descendencia.

La excavación de una fosa circular en Dunstable, Bedfordshire, lanza luz adicional sobre la supervivencia del tipo físico de la Edad del Bronce en el período Sajón87. El entierro primario de la fosa era una mujer de la Edad del Bronce temprana; los sepulcros secundarios contenían cuerpos incinerados de la Edad del Bronce media, mientras que los entierros terciarios, amontonados en una zanja, consistía de cientos de esqueletos de personas del período Sajón, que había sido ejecutadas al parecer, o muertas en combate. El 10 % de ellos tenía sus manos atadas detrás de sus espaldas cuando murieron. Debido a la ausencia de ofrendas sepulcrales, debido a que esta gente fue informalmente muerta al borde de una zanja, es imposible decir exactamente quiénes eran. El punto de vista que eran colonos Sajones recibidos violentamente por los naturales no tiene asideros. Juzgando por su tipo racial, deben haber sido nativos masacrados por los Sajones.

Esta serie contiene cientos de cráneos, de los cuales las 52 varones son convenientes para el estudio. Esta extensa serie se asemeja a los promedios de la Edad de Bronce Británica en la mayoría de las dimensiones, pero lo angosto de la bóveda craneal, indica cierto grado de la mezcla con la gente Céltica de la Edad del Hierro. Estas excelente series, de acuerdo con aquellas de Berkshire, prueba concluyentemente que los pueblos de la Edad del Bronce no se extinguieron en Inglaterra, sino se mezclaron constantemente con los invasores Célticos y sobrevivieron racialmente en los tiempos Sajones.

Las invasiones Sajonas de las islas Británicas fueron seguidas por las de los Daneses, que comenzaron a atacar las islas en el siglo VIII. Los Daneses, muchos de los cuales eran realmente Noruegos, tomaron la parte de Inglaterra en la cual los Sajones se habían numerosamente asentado, pero también atacaron extensivamente el norte de Escocia e Irlanda. Muy pocos cráneos de estos Daneses están disponibles para el estudio, pero pertenecen, casi sin excepción, a la prevista variedad Nórdica del noroeste88 Ninguna de las series de seis varones de las Orcadas, ni de catorce de varios lugares en Irlanda, se diferencian del tipo de los Sajones. La invasión Germánica posterior de los Normandos, tras su estadía en Francia, tuvo lugar en fechas tan tardías, que los restos de estos Normandos todavía descansan en los cementerios cristianos, y están sujetos a las mismas restricciones que protegen los esqueletos de los acomodados recientemente muertos, de las manos del antropólogo.

Los Germanos occidentales que invadieron Baviera, en el sudoeste de Alemania, norte de Suiza, y Austria, transformaron regiones previamente Célticas e Ilíricas en áreas permanentes de lengua y cultura Germánica. Las tribus mayormente responsables de esto fueron los Francos, los Alemanes, los Bajuvaros, y los Turingios. Los esqueletos contenidos en los cementerios usados por esta gente, durante los primeros siglos de su establecimiento, se han estudiado extensivamente, y no es difícil determinar hasta qué medida el tipo Germánico, según lo ejemplificado por los Hanoverianos, Anglosajones y Godos, fue implantado en estas regiones.

Los Bajuvaros, antepasados de los Bávaros, conservaron la original forma Germánica en su nuevo hogar, con el promedio craneal de índices de 75 a 76 en varias series89. (véase el apéndice I, columna 44.) Su estatura, cerca de 1.68 mts, era moderadamente alta, y su tipo craneal, dentro la mayoría si no todas las características métricas y morfológicas, eran evocadoras de sus antepasados del norte; pero en algunos de los grupos más pequeños una aproximación a la forma Céltica puede ser inferida. En cada serie local, sin embargo, la forma craneal permanece constante, y hay muy pocos braquicéfalos en cualesquiera de ellos. Los antepasados de los Hessianos, si podemos juzgar por algunos ejemplos, eran al parecer igualmente dolicocéfalos90 de la usual forma Germana del norte.

El Alemanes pueden estudiarse por medio de dos series principales; una pequeña de veinte esqueletos de Oberrotweil en Baden91, y una grande de más de 200 en Augst92, en el cantón de Aargau, Suiza. La serie de Baden, mientras que conserva el índice craneal Germánico común, asume en otros aspectos el carácter métrico de los pueblos Célticos a quienes los Alemanes sucedieron, y quienes, de hecho, poseían el mismo índice craneal promedio de 75 a 76. Uno debe interpretar esta evidencia de Baden como indicación que estos invasores Germánicos habían en gran medida, sido absorbidos por los Celtas previamente establecidos, por lo menos en la aldea que utilizó este cementerio y su vecindad inmediata.

Los cráneos Alemanes de Suiza son, como grupo, altos mesocéfalos con un promedio de 78, e incluyen un número considerable del cráneos braquicéfalos. En conjunto, la serie total se asemeja a la de los predecesores Célticos de los Alemanes, pero la estatura se incrementa en un promedio de 1.68 mts., y el índice craneal del grupo entero descendió gradualmente. En el siglo V, el 50 % de los Alemanes de Aargau eran braquicéfalos, en el siglo VII, el 44 %, y en el siglo VIII, el 24 %. Coincidentemente, el índice craneal promedio fue reducido durante un lapso de trescientos años, partiendo desde 80,2 y llegando a 77,5. Así el elemento Germánico, o quizás una mezcla Celto-germánica, se incrementó a expensas de la población anterior, y este incremento estaba, como veremos más adelante, destinado a volverse permanente, en partes de Suiza.

Los Turingios, que son conocidos por nosotros en una serie del valle de Saale, en Alemania, y a través de otros varios sitios en Bohemia93, practicaban la inusual costumbre, para los Germanos, de deformar la cabeza mediante constricción anular. Sin embargo, bastantes cráneos no deformados quedaron, como para que uno determine su tipo racial. Los Turingios eran dolicocéfalos puros. En ningunos de estos grupos se ha encontrado un solo cráneo braquicéfalo. Los cráneos, de hecho, son más alargados que el tipo básico normal del Anglosajón y del Hanoveriano, y muestran ciertas semejanzas con el original grupo Danés de la Edad del Hierro, y al mismo tiempo, con los cráneos de Hallstatt, de la misma región en la cual se encuentran. Uno puede indicar que definitivamente no son del tipo Céltico, y este pueblo no se había mezclado al parecer, en ningún porcentaje, con los Boyos que la habían precedido, y del cual "Bohemia" derivó su nombre. Sin embargo, al igual que los Boyos, los Turingios no estaban destinados a permanecer por mucho tiempo en suelo bohemio, porque esta fértil llanura que había sido sujeta a constante cultivo desde principios del Neolítico Danubiano, iba pronto a ser permanentemente tomada por los Eslavos, en el primer período de su gran expansión.

La colonización Germánica de Austria, incluyendo el Tirol, fue un proceso complicado, implicando a los Alemanes, Bajuvaros, Lombardos, y Godos. Los Alemanes fueron los más antiguos, y los Bajuvaros los más importantes. En las montañas, los Lombardos colonizaron los valles del Tirol meridional, el Bajuvaros aquellos del norte. Mientras tanto, los Hunos contribuyeron con un elemento mongoloide, diluido a través de mezcla con los Gépidos. Durante el siglo VII, el cuadro se hizo más complicado por una expansión temporal de Eslavos que pudo haber dejado rastros humanos en ciertos valles del Tirol. A través de toda esta agitación, el Retios Romanizados todavía mantuvieron su integridad étnica en los puntos más alejados, como es atestiguado por la supervivencia del lenguaje Ladino.

Un estudio de los cráneos Austríacos de los siglos de la colonización Germánica, incluyendo la mayor parte los de Bajuvaros, demuestra que eran en gran parte Nórdicos, del usual tipo norteño94. Una pequeña serie de interés especial son los cráneos de 26 Lombardos, a partir de dos sitios: de Nikitsch, en el districto de Oberpullendoff del Burgenland, y de Vinzen, cerca de Regensburg, en Baja Austria; ambos datan del intervalo de cincuenta años en que los Lombardos pasaron en el norte de las montañas, antes de que su irrupción final en Italia en el 568 D.C.95 Ocho cráneos son de la común variedad Germánica de los Nórdicos, con algunos individuos excepcionalmente altos y de grandes cráneos, mientras que otros cinco que abarcan un índice craneal desde 77 hasta 93, sus caras planas y amplios huesos nasales claramente demuestran vestigios de mezcla con mongoloides. Un solo varón, en la serie de Nikitsch, era llamativamente distinto de los otros; era un Armenoide o Dinárico de corta estatura, con el típico cráneo braquicéfalo, occipital aplanado, frente inclinada, y otras características del medio Oriente. Él era obviamente un extranjero incorporado al compuesto grupo de los Lombardos, un Dinárico local o un Asiático. En épocas anteriores, los Romanos había utilizado a Sirios y Escoceses en Tullnerfeld, como guarnición96 ; por lo tanto la heterogeneidad étnica en esta región era crónica.

La culminación de la expansión continental de los Germanos en el sudoeste, fue la conquista de Galia por los Francos. Marchando desde la Renania media y superior, siguieron los valles del Rin, a través de Bélgica, y en los valles del Sena y del Maine, que se convirtió en el asiento de sus actividades políticas. Cuando llegaron a esta región, seguían siendo paganos, lo que era una ventaja, porque bajo la dirección de Clovis ellos pudieron abrazar la marca de fábrica actualmente popular del Cristianismo. Esto le ayudó a ganar favor de los Romanos, y fue un factor importante de su éxito. Los Gépidos y los Vándalos, que se habían convertido mucho antes al Cristianismo, pertenecían a la secta cismática Arriana, que era entonces desaprobada.

Estos invasores Germanos trajeron a Francia y Bélgica bastante poco que fuera nuevo en materia cultural, y la continuidad de la tradición más antigua, muestra claramente que un cambio racial en la población total, al sur de la llanura flamenca, donde el Franco todavía es hablado, no pudo ser completado. Durante los cuatro siglos del reino Franco en Francia y en las provincias montañosas de Bélgica, el lenguaje del pueblo, que seguía siendo una forma de latín, prevaleció sobre el lenguaje de los conquistadores, resultando en que la lengua nacional reemergió como idioma romance. Esta secuencia de acontecimientos lingüísticos sobresale en llamativo contraste, frente a la situación en Inglaterra, en donde el Céltico, que nunca había sido totalmente absorbido por el Latín, como en Francia, desapareció rápida y permanentemente frente a la lengua Germánica.

Hay bastantes series esqueléticas regionales del período Franco en Francia y Bélgica, como para permitir un cierto estudio de sus caracteres locales. Los restos esqueléticos de Boulogne97 y de otras ciudades a lo largo del canal inglés, son todos dolicocéfalos y de un tipo racial Anglosajón, lo que confirma el expediente histórico que estas regiones fueron colonizadas más bien por los navegantes Sajones que por los Francos. La distribución costera de los topónimos Sajones en Normandía y del este de Bretaña respalda esta identificación. En la frontera opuesta de Francia, en Collognes, cerca del extremo occidental del lago Ginebra98, los descendientes de los Burgundios se habían vuelto braquicéfalos, y casi indistinguibles de sus predecesores Neolíticos, que habían vivido en Vaureal, algunos kilómetros más lejos.

Aparte de estos grupos marginales y colaterales, los mismos Francos no se diferenciaban grandemente de lugar a lugar. La serie Belga más extensa es aquella de Cipley, en Hainaut, la de Francia es la serie de la señora Wallis, extraída de la mayoría del territorio Franco, en la parte septentrional del país99. (véase el apéndice I, columna 45.) Estas series muestran claramente que los Francos eran un grupo moderadamente variable, pero diferenciando en su totalidad del tipo básico Germano del norte, del cual ellos probablemente descendían. Aunque los individuos pertenecían a este tipo, los Francos en su totalidad se asemejaban a los pueblos Célticos que habían ocupado Bélgica y el norte Francia antes que ellos. Esta semejanza incluía la común posesión de un índice craneal de cerca de 76, y una altura craneal de la bóveda de 132 milímetros. Ninguna diferencia particular se puede encontrar entre los Francos Merovingios y los Célticos locales, en dimensiones o formas craneales, a excepción de un hecho importante: en vez de caer entre los Celtas y los otros Germanos, en muchos criterios métricos los Francos exceden levemente a los mismos Celtas. Esto es verdadero para los índices faciales y craneales de la bóveda. La estatura de los Francos, además, está a un nivel Gálico, con un promedio de 1.66 mts. para los varones de Bélgica, e indicaciones que en Francia era incluso más bajo.

La conclusión que se hará de esta comparación es que los Francos adquirieron su principal forma física Céltica en la Renania, o generalmente en la parte sudoeste de Alemania, antes de que los Sajones los empujaran a Francia y a los Países Bajos. Aquí - cualquiera fuera la mezcla que ocurrió entre ellos y la población previamente instalada de Celtas - hizo poca o nada diferencia, racialmente. Esta conclusión es respaldada por la evidencia de Baden, de que los Alemanes habían, además, desde el principio de su estadía al sudoeste de Alemania, sucumbido a la mezcla con los Celtas. Excepto a lo largo de la costa del canal, las invasiones germánicas de Francia y del sudeste de Bélgica no agregaron nada nuevo a la última composición racial de estos países. Que los Celtas, por otra parte, fueran reforzados por estos Merovingios, fue de alguna importancia. El resumen de nuestra información referente los orígenes y a la dispersión racial de los antiguos pueblos Germánicos se puede indicar breve y simplemente. Al principio de la Edad del Hierro local, un nuevo pueblo, ostentando un tipo de la cultura de Hallstatt,   penentró en el noroeste de Alemania y Escandinavia. Estos invasores eran del usual tipo Nórdico de Europa central, asociado en siglos anteriores con los Ilirios. A través del cruzamiento con la mezcla local de elementos Megalíticos, de la Cerámica Cordada y de Borreby, estos recién llegados dieron lugar a un especial sub-tipo de Nórdico que se caracterizó por una bóveda y rostro más grande, una estructura más pesada del cuerpo, y una forma craneal en la frontera entre la dolico y mesocefalia.

Las tribus germánicas que erraron por Europa durante el período de las migraciones pertenecieron esencialmente a este nuevo tipo. Las anomalías eran los Alemanes y los Francos, que en el sudoeste de Alemania, asumieron un modo físico Céltico, que se esparció a Bélgica, Francia, y Suiza, países ya familiarizados con los Celtas. Otras anomalías eran los noruegos costeros, a quienes la civilización fue ahora traída por primera vez en cantidad significativa. Al abrigo de sus fríos fiordos, los nuevos Nórdicos se mezclaron con los cazadores y los pescadores supervivientes de la Edad del Hielo, quienes, a través de este nuevo vehículo genético, tuvieron su permanente supervivencia asegurada.

Notas:

69 Shetelig, H., Falk, H., and Gordon, E. V., Scandinavian Archaeology, pp. 174-175.
70 Hubert, H., The Rise of the Celts, pp. 50-52.
71 Nielsen, H. A., ANOH, II Rakke, vol. 21, 1906, pp. 237-318; ibid., III Rakke, vol. 5, 1915, pp. 360-365. Reworked.
72 Retzius, G., Crania Suecica, reworked.
73 Schreiner, K. E., SNVO, II, #11, 1927; pp. 1-32.
74 Larsen, C. F., SNVO, #5, 1901, pp. 3-53.
75 Ibid.
76 Schliz, A., PZ, vol. 5, 1913, pp. 148-157.
77 Barras de Aragon, F. de las, MSAE, vol. 6, 1927, pp. 141-186. Pérez de Barradas, J., MSAE, vol. 14, 1935, pp. 141-172.
78 Hauschild, M. W., ZFMA, vol. 25, 1925, pp. 221-242.
79 Morant, G. M., Biometrika, vol. 18, 1926, pp. 56-98.
80 Reche, O., VUR, vol. 4, 1929, pp. 129-158, 193-215.
81 Kendrick, T. D., and Hawkes, C. F. C., Archaeology in England and Wales, 1914-1931.
82 Morant, Biometrika, vol. 18, 1926, pp. 56-98. Brash, J. C., Layard, D., and Young, M., Biometrika, vol. 27, 1935, pp. 388-408.
83 El aplanamiento Lambdoide es una característica común al Hombre de Neanderthal y del Paleolítico superior, pero escaso en el grupo exclusivamente Mediterráneo.
84 Calculado a partir de un número de series que envuelven más de 120 hombres adultos. Fuentes: Beddoe, J., JRAI, vol. 19, 1889, pp. 2-11. Duckworth, W. L. H., PCAS, vol. 27, 1926, pp. 36-42. Hooton, E. A., JRAI, vol. 64, 1915, pp. 92-130. Humphreys, Ryland, Barnard, etc., Archaeologia, vol. 73, 1923, pp. 89-116. Mortimer, J. R., Man, vol. 9, 1909, pp. 35-36.
85 Morant, loc. cit.
86 Peake, H., and Hooton, E. A., JRAJ, vol. 45, 1915, pp. 92-130.
87 Dingwall, D., and Young, M., Biometrika, vol. 25, 1933, pp. 147-157.
88 Bryce, T. H., PSAS, vol. 61, 1927, pp. 301-317. Martin, C. P., Prehistoric Man in Ireland, pp. 150-151.
89 Ecker, A., Crania Germanica. Henckel, K. 0., ZFAE, vol. 77, 3/4, 1925. Holder, H., AFA, vol. 2, 1867, p. 51. Hug and Rutimeyer, Crania Helvetica. Kollman, J., AFA, vol. 13, 1881, p. 215. Lehmann-Nitsche, R., BAUB, vol. 11, 1895, pp. 109-296. Ried, H. A., BAUB, vol. 16-17, 1907, p. 63. Sailer, K., ZFKL, vol. 18, 1934. Schicker, 5., MAGW, vol. 35, 1905, pp. 54-55. El grupo más satisfactorio está en las series no difundidas de la Sra. R. S. Wallis de cráneos Bávaros de Reihengräber, de 62 hombres y 41 mujeres, medidos en el Instituto Antropológico de Munich.
90 Virchow, R., ZFE, vol. 9, 1877, pp. 495-504.
91 Fleury-Cuello, E., ZFMA, vol. 30, 1930, pp. 406-428.
92 Schwerz, F., AFA, vol. 43, 1917, pp. 270-300.
93 Halter, F., JVST, vol. 12, 1925 pp. 1-114. Hellich, B., Praehistorické Lebky v Cechach ze Sbírcy Musea Království Ceskeho. Malý, J., AnthPr, vol. 13, 1935, pp. 37-53. Niederle, L., MAGW, vol. 22, 1892, pp. 1-18.
94 Geyer, E., MAGW, vol. 61, 1931, Pp. 162-194. Hell, M., WPZ, vol. 19, 1932, pp. 175-193. Merlin, H., MAGW, vol. 16, 1886, pp. 1-7. Müller, C., MAGW, vol. 66, 1936, pp. 345-355. Seraczin, A., MAGW, vol. 54, 1929, pp. 323-332. Vram, U., RDAR, vol. 9, 1903, pp. 151-159.
95 Müller, C., loc. cit.
96 Lebzelter, V., and Thalmann, C., ZFRK, vol. 1, 1935, Pp. 274-288.
97 Hamy, E. T., Anth, vol. 4, 1893, pp. 513-534; vol. 19, 1908, pp. 47-68.
98 Manouvrier, M., BSAP, ser. 4, vol. 8, 1897, pp. 626-654.
99 Houzé, E., BSAB, vol. 32, 1913, pp. cix-cxl, para 44 hombres y 35 mujeres de Cipley. Series de la Sra. Wallis, medidas en el Musée Broca y el Musée d'Historie Naturelle, consistentes en 136 hombres y 66 mujeres.
100 Niederle, L., ACIA., 2me Session, Prague, 1924, pp. 241-247. Para fuentes de material ver sus exhaustivas series de volúmenes en la Historia de los Eslavos, Slovanské Starozitnosti. Para una revisión actual de los problemas eslavos, ver Sonnabend, H., L'Espansione degli Slavi.