Raza, lenguajes y pueblos europeos
(Capítulo VI, sección 1)

Raza, lenguajes y pueblos europeos

En los capítulos anteriores, hemos encontrado necesario usar la arqueología como un sistema de marcación por el cual trazar los movimientos de los grupos humanos, y sus relaciones unos con otros. Este estudio de las razas en términos de cultura, era esencial. Las ideas se originan, difunden y conservan por la gente, y las gentes se mezclan. Un reemplazo completo y súbito de una cultura por otra, implica un cambio drástico de personas, mientras que una fusión gradual de una nueva cultura con una vieja, debe igualmente implicar la supervivencia, en parte por lo menos, de la población más antigua. Siguiendo estas reglas hemos visto que los movimientos raciales y culturales están verdaderamente conectados, y en ninguna instancia en que el registro esquelético sea adecuado, podría verse contradicción alguna.

El sujeto de este libro, sin embargo, es Raza, no cultura; a pesar que la cultura en el sentido arqueológico ha sido una valiosa guía. Pero una vez que arribamos al período de la historia, ya no es más necesario tratar exclusivamente con cerámicas y hachas y métodos de sepultura; podemos considerar los pueblos como grupos lingüísticos y políticos, con nombres conocidos y relaciones étnicas. Esto ya ha sido posible con las naciones civilizadas de la antigüedad pre-clásica, tales como los Egipcios, los Sumerios, los Babilonios, y hasta cierto extremo, con los Cretenses e Hititas, cuyos escritos han sido hasta ahora, poco o nada de ayuda, en la forma de información documentada, también como con los antiguos ancestros de los Griegos.

Los pueblos de Europa central y septentrional no aprendieron a escribir hasta tiempos relativamente recientes, en la mayoría de los casos, bastante después del comienzo de la Era Cristiana, y en algunos casos solo dentro del actual milenio.

Pero las identidades son en muchos casos conocidas para nosotros, a partir de los escritos de los geógrafos e historiadores clásicos, y en las épocas oscuras, desde fuentes arábigas también. Más al este, en Asia central, la diligencia de los historiadores chinos ha sido de gran ayuda. En nuestro estudio de la antigua parte de la Edad del Hierro, la arqueología aún será necesitada; pero para la época de la Era Cristiana, será posible, para nuestros propósitos, dispensarla casi completamente; porque al tratar culturas vivientes y completamente históricas, el lenguajes sirve como el marco de trabajo mejor conocido, más fácilmente asignable y más conveniente, disponible para la creación de unidades útiles para el estudio racial.

En todo caso hemos dicho poco del lenguaje. La expresión de las personas con quienes hemos tratado, ha sido desconocida para nosotros en casi todas las instancias. Las excepciones son pocas: los Egipcios, como bien sabemos, hablaban un lenguaje de raíz hamítica, con una considerable influencia semítica. Los Babilonios y Asirios hablaban semítico, mientras que el lenguaje Sumerio, a pesar de poder ser leído, aún no ha sido vinculado con certeza, a ninguna otra lengua o familia linguística1. Durante el tercer milenio, sin embargo, las lenguas hamíticas y semíticas era usadas por los pueblos civilizados, así como lo era el inclasificable Sumerio.

Al lado de estos grupos lingüísticos conocidos encontrados en la antigüedad, había otro grupo o mejor dicho, colección de lenguajes hablados en el Mediterráneo oriental y Asia menor. Estos incluían el Lidio, y su probable derivación Etrusca; lenguajes del Cáucaso, algunos de los cuales aún sobreviven; unos pocos lenguajes de los Himalayas, tales como el Burushaski2; y un grupo entero en Grecia y las islas Egeas, si no más al oeste, conocidos por nosotros enteramente por nombres de lugares. El Cretense podría posiblemente haber pertenecido a esta clase de lenguajes.

Una escuela de expertos lingüistas, encabezados por el fallecido profesor Marr, y liderados en el mundo angloparlante por el Dr. Ephraim Spieser3, agruparían todas estas lenguas juntas, incluyendo un inmenso conjunto de idiomas extintos, abarcando alrededor del denominado "Creciente Fértil", desde Siria al Elam. El nombre dado a este grupo es "Japhético", acuñado para completar, con el Hamítico y el Semítico, una trinidad bíblica. Los ejemplos vivientes de esta supuesta clase de lenguajes, notablemente el Georgiano y el Circasiano, emplean un número de sonidos extraños a las familias Indoeuropea, Semítica y Hamítica, y se asemejan a los lenguajes Amerindios.

Nadie niega la amplia distribución e importancia de estos lenguajes en tiempos antiguos, pero hay una seria duda que ellos puedan estar unidos en un único grupo, comparable al Semítico, Hamítico, Indoeuropeo, etc. Pero actualmente es demasiado pronto para decir lo que podría ser cierto, especialmente por el hecho que la mayoría de ellos están extintos y nunca, por ningún motivo, serán resucitados. De cualquier forma, es probable que algunos de los marinos del Neolítico tardío y de la Edad del Bronce que emigraron rumbo al oeste, a lo largo del Mediterráneo (Mapa: Las razas de la Edad del Hierro europea, antes de los Hunos y Turcos (a) (b)), hacia Italia, las islas italianas, y España; y de ahí a Gran Bretaña, Francia y Escandinavia; hablaban lenguajes derivados del Mediterráneo oriental. Incluso es más posible que el moderno Vasco pueda ser el único sobreviviente de esta migración lingüística; pero esta relación sugerida, referida en el capítulo precedente, no debe de ninguna manera ser aceptada como una certeza.

No conocemos los lenguajes de los criadores de cerdos de inicios del Neolítico, quienes introdujeron una economía productora de alimentos en España y Europa occidental, incluyendo las orillas lacustres de Suiza, y posiblemente no lo descubramos nunca. Es más, tampoco sabemos qué medio, los Danubianos que desempeñaron la misma función pionera en otra área, usaron. La lengua de los pueblos de la Cerámica Cordada es igualmente desconocida, y los antiguos idiomas de los supervivientes Paleolíticos en el lejano Norte, de los moradores de los conchales de Dinamarca, y de los sobrevivientes Azilianos en Suiza, están aún más lejos de cualquier reconstrucción. En Europa debemos empezar tan tarde como la Edad del Hierro, en nuestro intento de localizar lenguajes junto a grupos culturales o raciales.

Hoy los miembros de la raza blanca hablan lenguajes de las siguientes raíces lingüísticas: Semítico, Hamítico, Indoeuropeo, Uraloaltaico4, Euskadi (Vasco), y varios lenguajes del Cáucaso e Himalayas, que sería fútil intentar clasificar aquí. Actualmente, los dos más importantes son el Indoeuropeo y el Uraloaltaico. Aunque en la antigüedad, mientras la civilización de la primera oleada esta en manos de Hamitas, Semitas y Sumerios; todos los Indoeuropeo-parlantes, y probablemente la mayoría de los Uraloaltaico-parlantes, si existían como tales, eran bárbaros iletrados.

Los lenguajes Indoeuropeos son hablados por más gente blanca hoy, que todos los otros puestos juntos, desde hace mucho tiempo. Los pueblos parlantes de lenguajes Indoeuropeos han monopolizado los avances culturales de la ciencia moderna; pero no debe ser olvidado que, tan tardíamente como en la Edad Media; los Semitas, Turcos y Chinos eran más avanzados que la mayoría de los Indoeuropeo-parlantes. Los lingüistas nos dicen que inicialmente estos no domesticaban ningún animal útil, ni cultivaban ninguna planta.

Lingüísticamente, el Indoeuropeo es probablemente un fenómeno relativamente reciente, que surgió después que los animales fueran domesticados y las plantas cultivadas. Las últimas investigaciones encuentran que se deriva de un lenguaje inicialmente mezclado, cuyos principales elementos eran Uralicos, denominados elemento A, y algún elemento no-identificable B, que fue probablemente uno de los lenguajes del Mediterráneo oriental o Caucásico5. Las plantas y animales en los cuales la economía de los antiguos hablantes de Indoeuropeo, estaba basada; eran referidos en palabras derivadas principalmente del elemento B. Cobre y oro eran conocidos, y las palabras para esas comodidades venían de Mesopotamia.

En algún lugar de las llanuras de Rusia meridional o Asia central, la cruza de lenguajes tomó lugar y dio como resultado el lenguaje Indoeuropeo. Este producto, a su turno, se dispersó y fragmentó, y se diferenció más por la mezcla con otros lenguajes de pueblos, sobre los cuales, de una u otra forma se impuso. Algunos de los actuales lenguajes Indoeuropeos, sumadas aquellas adquisiciones posteriores de idiomas no-indoeuropeos, contienen más del elemento A que otros; los cuales contienen más del B. La unidad de los "Indoeuropeos" originales no pudo haber sido de larga duración, si alguna vez fue completa.

Ellos se dividieron, a lo mejor muy tempranamente, en dos grupos designados por el tratamiento de las explosivas palatales del grupo K. Entre una rama, la denominada "Satem", esta cambió a la expirada "S"; la otra, llamada "Centum", preservó la forma original del sonido, que también prevaleció en el elemento A o Finourgrico. El lenguaje Centum se dividió en un número de sub-ramas, de las cuales los miembros sobrevivientes con el Céltico, Germánico, Itálico y Helénico. El Satem incluye el Eslávico, Báltico, Armenio, Indico e Iranio, y probablemente el Tracio6, en el sentido de un factor contribuyente al actual Albanés. Otros como el Ligurio, Ilírico7 y Tocario B (todos Centum), ya no existen.

En su totalidad, los lenguajes Indoeuropeos ha sido hablados por pueblos que combinaron la agricultura con la cría de animales, que estaban organizados en sociedades patriarcales, con al menos los gérmenes del sistema de diferenciación social, y que veneraban un panteón olímpico de Dioses. La formación inicial de la rama lingüística Indoeuropea mediante mezclas, no antecede la Edad de los Metales. La cultura común de los antiguos hablantes del Indoeuropeo, si existió como una unidad, tenían mucho en común con aquellos pueblos del Egeo y el Asia menor por un lado, y de Asia central por el otro. La mitología de los Turcos Altaicos, por ejemplo, es tan casi idéntica con la de los antiguos Escandinavos, que cierto cercano vínculo en un no muy lejano pasado, es necesario8. Es más, el ritual del sacrificio del caballo9 es parte tan integral de la religión de ambos, los pueblos Indoeuropeos y Altaicos, que una reciente difusión por si sola, no puede explicar la identidad.

Los lenguajes Indoeuropeos, como los conocemos, deben haber provenido de los confines del Este europeo o del occidente de Asia central, en un tiempo no muy remoto. Su expansión sobre la mayoría de Europa, y subsecuentemente sobre el hemisferio occidental, Australia, y largos segmentos de Asia, de los cuales originalmente no eran autóctonos; es parte de un movimiento general de expansión en que Raza y Cultura han jugado sus papeles. Aunque no podemos, con absoluta certeza, asociar ninguna cultura anterior a la Edad del Hierro, con ninguna forma específica de lenguaje Indoeuropeo. A pesar que los héroes de Homero pelearon con armas de bronce, no estamos seguros cuando exactamente, y por cual medio los dialectos griegos pre-dorios arribaron al cultural y racialmente complejo mundo Helénico, ni sabemos exactamente quien trajo el lenguaje Našili al Asia menor.

Una entera escuela de arqueólogos y lingüistas europeos asociaron al pueblo de la Cerámica Cordada con la difusión de las lenguas Indoeuropeas10. Nehring, en un reciente trabajo de gran detalle y autoridad, haría de los Danubianos, los originales Indoeuropeos11. Explicaría las similitudes culturales Altaicas, dividiendo la cultura y vocabulario Indoeuropeo en dos elementos: (1) Un temprano horizonte en el que el buey era el animal doméstico más importante económicamente, y la agricultura de primaria importancia; (2) Y un horizonte tardío de inspiración Altaica indirecta, en que el caballo era supremo y la agricultura secundaria.

Hasta el momento, hay creciente evidencia que ciertas formas de lenguajes Indoeuropeos eran muy antiguas en más de una parte de la cuenca Mediterránea. Whatmough ha identificado definitivamente al Ligurio como Indoeuropeo12, y el Ligurio era muy antiguo en Italia y el valle del Rhona. Sapir ve en el Filisteo una forma de Indoeuropeo13; y haría del Arca de la Alianza, un hogar de espíritus sobre ruedas, semejante a los altares portátiles de madera de mimbre de los mongoles posteriores. Pero ninguna de estas identificaciones necesita llevarnos tan atrás en la historia, que la época de las turbulencias en Mesopotamia, a fines del tercer milenio, cuando los que provenían del norte causaron noches de insomnio a los reyes babilonios, y los Hicsos invadieron Egipto. Fue después de estas turbulencias que el carro de combate apareció por vez primera en Libia; y por lo tanto, la primera explosión hacia el sur, de los nómades montados pudieron haber afectado ambas orillas del Mediterráneo, cualesquiera fuera el lenguaje que traían con ellos.

Las fechas de ciertas remotas apariciones de Indoeuropeos son alrededor del 1.900 A.C., cuando el dialecto Našili que fue incorporado en el Hitita, entró en Asia menor. El más antiguo Griego probablemente penetró en la Hélade al mismo tiempo. Alrededor del 1.400 A.C., los ancestros de los Arios de la India estaban cruzando los pasos de Afganistán, hacia el valle del Indo, y unos 600 años más tarde, sus parientes, los ancestros de los iraníes, estaban fundando el Imperio Persa. A partir del 1.000-900 A.C. en adelante, como la fecha más temprana, los portadores de la cultura de Hallstatt en Europa central estaban diseminando el uso del hierro, y el pueblo de Hallstatt hablaba casi con certeza el Ilirio. En Italia, el pueblo Villanova estaban indudablemente difundiendo el lenguaje Itálico en la península, mientras algunas formas de Ilirio eran introducidas por un numero de pueblos, entre quienes estaban probablemente los Vénetos.

De todos estos Indoeuropeo-parlantes, desde el 900 A.C. en adelante, estaban asociados de algún modo a la difusión de la metalurgia del hierro, desde un centro que aún debe ser determinado. La ubicación más comúnmente aceptada es el norte de Anatolia y el Cáucaso14; cualesquiera que sea que la historia de la difusión de la lengua Indoeuropea en el pasado, con el advenimiento del hierro, ciertas ramas de él parecen haberse expandido con gran rapidez. El período Hallstatt en Europa central fue continuado por el de La Tené, la Edad del Hierro tardía, que duró desde el 500 A.C. hasta la época de Cristo; y este fue el período de la expansión y el predominio Céltico, anterior pero paralelo a la difusión del poder Romano y del Latín en el Mediterráneo. Tras la fenomenal y exagerada dispersión de los Celtas, quienes estaban destinados a sobrevivir lingüísticamente solo en los confines occidentales de Europa - lejos de su centro de dispersión - Los pueblos Germánicos comenzaron, en los días del imperio Romano, su crecimiento y presión, desde Dinamarca, Suecia meridional, Alemania septentrional, Holanda y el litoral de Noruega. Esto alcanzó a todos los países de Europa y también Noráfrica. Y a diferencia de la expansión de los Celtas, iba a lograr en muchas zonas, una permanencia lingüística y cultural.

La expansión de los Germanos æue seguida por la de los Eslavos, los más jóvenes de los Indoeuropeos en estallar en una orgía de crecimiento numérico y de migraciones. Esto tomó lugar en plenos tiempos históricos, en el siglo VII y VIII de nuestra era, pero desafortunadamente, la luz de la historia era tenue en la parte de Europa en que la mayoría de su expansión sucedió.

Todo lo anteriormente dicho en el campo de la lingüística comparativa tiene una influencia directa sobre el problema de la complejidad racial de la Europa actual. Mientras que no es nuestro propósito primario el descubrir el tipo o los tipos físicos de los ancestros Indoeuropeos anterior a su división, si alguna vez fueron una sola entidad, será posible encontrar el denominador racial común, homogéneo o mezclado, de los diseminadores (de la Edad del Hierro) de la lengua Indoeuropea y las culturas acompañantes, sobre Europa y partes de Asia. Una vez que hallamos aislado el factor común, podemos esperar localizar su posición en el registro de los tipos raciales previamente conocidos por nosotros, porque debe ser algún tipo o algunos tipos con los que debiéramos estar familiarizados, en la primera parte de nuestro estudio, y no una entidad artificial conjurada por lingüistas y políticos.

Notas:

1 El supuesto vínculo entre el Sumerio y el Finougrio no puede ser fácilmente evaluado, debido principalmente a la brecha de más de 3.000 años entre las formas conocidas de los dos. Ambos grupos son aglutinantes, pero la estructura gramatical del Sumerio también tiene prefijos verbales, a menudo con tono personal, desconocido para el moderno Finés o Ugrio. El Sumerio, al igual que el moderno Finés, Ugrio y Turco, parece tener armonía vocal. En vocabulario hay similitudes. En su totalidad, esta relación no puede de momento, ser aceptada o rechazada (comunicado personal del Dr. J. Dyneley Prince). Ver también el prólogo para sus "Materiales para un Diccionario Sumerio".
2 Lorimer, D. L., The Burushaski Language.
3 Speiser, E., Mesopotamian Origins.
4 Al respecto de la interrogante sobre la unidad Uraloaltaica, ver Capítulo VII, p. 223.
5 Uhlenbeck (AA '37) se rehusa a identificar el elemento B, o llamarlo específicamente Caucásico. Nehring, sin embargo (Nehring, A., WBKL, vol. 4,1936, pp. 7-229), cree cierto que B es parte del grupo del cual el Caucásico pudo integrar.
6 Lowman, G. S., Language, vol. 8, 1932, p. 271.
7 Esto podría ser también un hecho en el moderno Albanés.
8 Chadwick, Nora K., JRAI, vol. 66, 1936, pp. 75-112.
9 Koppers, W., Anthropos, vol. 24, 1929, pp. 1073-1089; WBKL, vol. 4, 1936, pp 279-411.
10 Aquel encabezado por Kossinna, de alguna forma, derivaría la lengua Indoeuropea del Báltico. Ver Kossinna, G., Ursprung und Verbreitung der Germanen.
11 Nehring, A., WBKL, vol. 4, 1936.
12 Whatmough, J., The Foundations of Roman Italy.
13 Sapir, K, JAOS, vol. 56, 1935, #2, pp. 272-281.
14 Wainwright, G., Antiquity, vol. 10, 1936, pp. 5-24.