La Edad del Cobre y del Bronce en el Mediterráneo occidental
(Capítulo V, sección 5)

La Edad del Cobre y del Bronce en el Mediterráneo occidental

Durante las tempranas influencias de la era de las aleaciones metálicas, desde Creta y el Egeo, incluyendo aquellas de la segunda ciudad de Troya; se expandieron en dirección oeste hacia Sicilia, Cerdeña, Italia y España, alcanzando también las islas más pequeñas del Mediterráneo occidental. Esta difusión marítima fue probablemente llevada por navegantes en busca de nuevas fuentes de metal, como mercados para sus productos; y los comerciantes y aventureros siguieron las antiguas rutas Megalíticas. Al comienzo, los poseedores del metal y los colonos Megalíticos tardíos pudieron haber sido el mismo pueblo.

La evidencia de la composición racial de los marineros de la Edad del Cobre, que alcanzaron Italia y las islas italianas, es simple y directa. El pueblo Megalítico moderadamente alto, dolicocéfalo, de narices medianamente angostas, que fue implantado durante el Neolítico tardío, sobre el tipo menor Mediterráneo que les precedió; fueron seguidos, durante el Eneolítico por otro, del mismo tipo, acompañando a los igualmente altos braquicéfalos. Este último se asemejaba al pueblo de la misma forma craneal dinárica de Chipre, Creta y el Egeo, y sin lugar a dudas, formó una extensión occidental del mismo movimiento.

En Sicilia, que probablemente recibió el metal antes que la mayoría de la tierra continental e islas más al oeste, cráneos de la Edad del Cobre de una serie de Isnello28, son todos del tipo mediterráneo general, con la variedad Megalítica predominante, que se ve en los excesivos largos craneales, altura bovedales moderadas, y narices angostas. El promedio de estatura para 24 hombres, presumiblemente de este tipo, es de 169 cm. Otras series sicilianas, sin embargo, incluyen braquicéfalos, como en Chiusella y Villafratti, con índices craneales que llegan tan alto como 9129. Esto forma, sin embargo, no más de un tercio del total de las series del Eneolítico de Sicilia. En la verdadera Edad del Bronce que siguió, la incidencia de estos braquicéfalos se incrementa.

En Cerdeña, una gran serie de 63 cráneos de la Edad del Cobre, de Anghelu Ruju30, incluye 16 % (10 individuos) del nuevo tipo braquicéfalo, mientras los otros recuerdan los cráneos alargados de Sicilia. El grupo como un todo, sin tomar en cuenta la forma craneal, era alto31. La composición racial de Córcega, durante estos períodos es conocido solo a través de la presencia de un pequeño esqueleto femenino de corta estatura y dolicocéfalo, del Neolítico o el Eneolítico, y dos cráneos braquicéfalos de la Edad del Bronce32.

Sería interesante añadir a este resumen de las islas italianas, un estudio de los cráneos encontrados en las elaboradas cámaras sepulcrales de Malta, del Neolítico tardío o del Eneolítico temprano, pero los excavadores de estas cámaras, profesionales o no, literalmente arrojaron a la basura de lo que fue probablemente las serie unificada más larga de cráneos humanos nunca encontrada, llegando a los 7.000. Se nos ha dicho que los antiguos malteses eran "mediterráneos", y poco más sabemos sobre ellos33.

En territorio italiano, los esqueletos eneolíticos, que son encontrados en su mayoría, en el lado occidental de la porción central de la península, pertenecen a los mismos tipos encontrados en las islas, pero los braquicéfalos son más abundantes, siendo iguales en número a los dolico y mesocéfalos34. Algunos de los eneolíticos italianos de la Campania y del Lacio, eran muy altos y dolicocéfalos, con extremos mesocéfalos y braquicéfalos35. En Istria, en la cabecera del Adriático, la población dinárica que domina es aquella península hoy, había empezado a arribar durante la Edad del Cobre y el Bronce36; juzgando por una serie de seis cráneos femeninos que ostentan los caracteres definitivos de este tipo, tales como el aplastamiento del occipucio, rostro angosto, y huesos nasales proyectantes. Los nuevos invasores pudieron, por lo tanto, haber viajado por el Adriático como por el Tirreno37.

Revisando el material italiano, sobre bases métricas y morfológicas, podemos determinar que el tipo racial braquicéfalo que llegó al Mediterráneo central, con la introducción del metal, fue de un carácter Dinárico general, y sin dudas vino de Asia menor y el Egeo, cuando apareció por vez primera, durante los últimos siglos del año 3.000 A.C. Desde que las Edades de los Metales, del Mediterráneo central y occidental, fueron posteriores a aquellas más al este, el aspecto cronológico de esta teoría no presenta contradicciones.

Las islas Baleares, España y Portugal fueron, por supuesto, las próximas paradas en la expansión hacia el norte y este de Europa central, y eventualmente a Gran Bretaña, como un importante movimiento racial. Y otra cultura de igual importancia local, aquella de Los Millares en Almería, se desarrolló desde inicios orientales, con un énfasis en la importación de materiales egipcios y del cercano Oriente, como el marfil de hipopótamo, conchas de ostra, y la moderna cerámica del cercano Oriente38. El centro de la civilización de la Edad del Bronce temprana, yace nuevamente en Almería, con El Argar, como sitio principal, y comenzó cerca del 2.000 A.C. Durante este período, que duró hasta la Edad del Hierro, nuevamente había mucha influencia egipcia y egea.

Desafortunadamente, en la península Ibérica, como en otros lados, los registros humanos no son lo suficiente como para respaldar la complejidad de lo cultural. Los creaneologistas no pueden seguir el paso de los arqueólogos; no podemos, sin esqueletos más numerosos y exactamente correlacionados, decir en todos los casos, que tipos físicos iban con cada entidad arqueológica.

En las islas Baleares, para comenzar, unos pocos cráneos dolicocéfalos y un braquicéfalo, han sido encontrados en los Tayalots, o torres de piedra con cornizas que recuerdan los nuraghes sardos y los brochs escoceses, que fueron levantados inicialmente, durante la Edad del Cobre, pero que fueron utilizados hasta el advenimiento del hierro39. Se dice que 58 cráneos adultos, cinco juveniles, con huesos mayores, de una naveta o fosa alargada, en Menorca; representarían un grupo homogéneo de gente de corta estatura, cráneos alargados (todos los índices craneales siendo bajo 75), rostros bajos, narices prominentes y aguileñas, y mentones proyectantes. La forma de la escápula y el húmero de los hombres, mostraba que habían desarrollado gran musculatura en hombros y brazos, debido a la honda, actividad de la cual las islas derivan su nombre. Otros tres cráneos de un osario en Biniatap, son braquicéfalos40.

Entre los grupos de la Edad del Bronce, de territorio español y portugués, los antiguos tipos dolicocéfalos prevalecen mayoritariamente: de 134 cráneos, que representan todo lo que podría ser reunido para esta investigación, solo 15 (o el 9 %), eran braquicéfalos41. Si uno incluye el Ariege, los Pirineos bajos y Aveyron, en el sur de Francia, 28 cráneos pueden ser añadidos, de los cuales solo dos son braquicéfalos42. Uno de estos, de un sitio cercano a la ciudad de Narbona, posee todos los caracteres craneales y faciales, típicas de los braquicéfalos de la Edad del Bronce en Chipre, Italia y las islas italianas. En pocos casos españoles, se han dado detalles mayores, pero es probable que los cráneos braquicéfalos allí, también son del mismo tipo.

Muchos de los cráneos dolicocéfalos de la Edad del Cobre, son del tipo Megalítico o de Long Barrow, mientras otros son de una variedad mediterránea neolítica o mesolítica, más pequeña y menos maciza. Entre los cráneos mesocéfalos, algunos pueden ser pequeños mediterráneos, mientras que los otros, con dimensiones bovedales mayores, pueden en muchos casos ser mezcla de tipos megalíticos y braquicéfalos. La estatura del grupo dolicocéfalo mayor, promedian cerca de los 167 o 168 cms.; más altos que la mayoría de los actuales españoles, y tan altos como la población neolítica de Long Barrow, en Gran Bretaña. Otros cráneos dolicocéfalos se asocian con corta estatura, con un promedio de 160 cm. Desafortunadamente, no es posible determinar las proporciones aproximadas de los tipos megalíticos y mediterráneos, pero el primero parece ser por lo menos, la mitad del total.

Un desarrollo especial de la Edad del Cobre en España, fue la cultura de los Vasos Campaniformes, sobre la cual se hablará más tarde; desde que su principal influencia en el sentido racial, cayó sobre otras partes de Europa. En la actualidad, la creencia general de los arqueólogos es que la cultura de los Vasos Campaniformes surgió en el centro de España, justo antes del 2.000 A.C., de inicios locales43. Un origen norafricano es poco posible, por la supuesta ausencia de una Edad del Bronce al sur de Gilbraltar, aunque recientes trabajos en Marruecos han revelado una supuesta y antigua metalurgia44. Donde se encuentran los sepulcros de esta cultura, en Europa central, los esqueletos son casi siempre del mismo tipo braquicéfalo y alto, que ya hemos estudiado en el Mediterráneo oriental e Italia. En España, sin embargo, son frecuentemente de raza Megalítica. La base sobre la que descansa la creencia que los pueblos de los Vasos Campaniformes de España, eran Dináricos, son principalmente tres fragmentos craneales del sitio de esta cultura, en Ciempozuelos, cerca de Madrid; y sobre un cráneo mesocéfalo completo, de Cerro Tomillo, a unas 40 millas del anterior45.

Las medidas de los tres fragmentos son inciertas, y su ubicación en un tipo definitivo, imposible46. Sin embargo, los tres fragmentos parecen ser braquicéfalos, y uno parece tener una alta bóveda. Uno tiene arcos supercialiares poderosos, y otro, débiles. Uno parece tener un suave aplanamiento lambdoide. En el único fragmento que posee huesos faciales, las órbitas son altas y la nariz angosta. El cráneo de Cerro Tomillo no es, sin embargo, un dolicocéfalo puro; y asemeja, de un modo parcial, la variedad braquicéfala Dinárica que era común en el Mediterráneo de la época.

A pesar que parece haber pocas dudas en las mentes de los arqueólogos, que la cultura de los Vasos Campaniformes se desarrolló en España, y que los braquicéfalos del Mediterráneo oriental llegaron ahí casi al mismo tiempo; el modo en que el tipo físico y la cultura se identificaron uno con otro, es aún oscuro.

Durante inicios de la Edad del Bronce, después de la aparición del pueblo de los Vasos Campaniformes, España se transformó en el centro de la actividad comercial y metalúrgica, rivalizando con el Egeo en importancia. Los colonos del este, que se habían asentado originalmente en España, meramente como mineros y exploradores de yacimientos; ahora se instalaban para producir los productos terminados de la Edad del Bronce, en la misma España, para la venta local, desde que los desórdenes en sus tierras micénicas y minoicas, aparentemente habían cortado toda relación con sus patrias47. Incluso más, la introducción de frescos elementos culturales desde el este, sugieren que nuevos pueblos se les unieron.

El principal sitio de la temprana Edad del Bronce, El Argar, en la provincia de Almería, se localiza cerca de las minas de plata de Herrerías, las cuales era explotadas en tiempos antiguos. Desde unas 29 urnas sepulcrales curvadas, 70 cráneos han sido recuperados, de los cuales 29 son de hombres adultos, y 40 de mujeres adultas48. Las series de El Argar muestran casi definitivamente que la gente de la primera Edad del Bronce de Almería, no eran descendientes de los primeros habitantes, sino en su mayor parte una nueva población, con vínculos definitivamente del cercano Oriente, como uno podría suponer a partir de las indicaciones culturales.

Las series, en su totalidad, son de gente pequeña, con un promedio para los hombres de 158 a 160 cms. Los antiguos inmigrantes de la Edad del Cobre, en su mayor parte, eran 10 cms. más altos. Los cráneos gravitan cerca de los índices de 76 a 77; y el 60 % de los cráneos masculinos y el 58 % de los cráneos femeninos, son mesocéfalos. Del resto de los cráneos, los dolicocéfalos superan a los braquicéfalos, dos a uno. Las series no son muy homogéneas, y el índice craneal y muchos otros criterios de forma, muestran modalidades que hacen cierto que, la gente de El Argar incluían por lo menos, dos tipos que no se habían completamente amalgamado.

El principal elemento craneal es una normal variedad, bastante pequeña, de mediterráneos; que parecen semejantes, métrica y descriptivamente, a las formas pre-dinásticas o dinástico tempranas de Egipto; o al mismo tiempo, elementos que entraron en España durante el Neolítico. La prominencia de los arcos superciliares en la glabela, y una considerable depresión del nasión, hacen que este tipo de mediterráneo, bastante disímil a la variedad Capadocia, común en Asia menor, aunque métricamente hablando, no hay nada que evite dicha relación.

El segundo tipo es el nuevo elemento braquicéfalo, que parece haber sido el dominante, políticamente, en que dos cráneos femeninos fueron hallados, usando coronas de plata, pertenecían a él. Aparentemente, fue alguna forma de braquicéfalos del cercano Oriente; con el que, de modo general, estamos ya familiarizados. El cráneo es más corto que ancho; la bóveda es mediana o baja: la frente es angosta, la región lambdoide a menudo aplastada, mientras que el mayor ancho de la bóveda se ubica bien atrás. La nariz es alta y angosta, y los huesos nasales se unen al frontal con una mínima depresión, mientras que una suave glabela, intensifica la impresión de un tipo de nariz con alto puente, del cercano Oriente. A pesar que las unidades son altas y redondeadas, el rostro es más que bajo, pero la mandíbula es sorprendentemente ancha, a menudo con los ángulos goniales invertidos. Hay también una perceptible cantidad de prognatismo alveolar.

A pesar que este no es exactamente el tipo braquicéfalo que conocimos en la Edad del Cobre, y el cual se identificó con el pueblo de los Vasos Campaniformes; es, sin embargo, definitivamente una variedad braquicéfala del cercano Oriente, que es familiar en Asia menor y Siria, hoy día. El pueblo de El Argar representa una mezcla de elementos que podrían ser duplicados en el cercano Oriente, pero no con el cual, en nuestra ignorancia de aquel confín del Mediterráneo, ya estamos familiarizados. Algunos del contingente racial mediterráneo, pudieron haber sido una antigua derivación española; pero si así es, la ausencia de formas Megalíticas y de la Edad del Cobre, es sorprendente49.

En otras partes de España, no se manifiesta ningún cambio de población como el de Almería. Los mediterráneos, altos o bajos, aparecen desde el Neolítico a la Edad del Cobre, mientras que la mayor variedad de braquicéfalos también continua. En Mallorca y Menorca, el elemento dolicocéfalo parece permanecer como el exclusivo y predominante, en su mayor parte, alto y con la forma bovedal de Long Barrow50.

Las migraciones en dirección oeste, de los pueblos del Egeo y de los confines orientales del Mediterráneo, durante el Neolítico tardío, el Eneolítico e inicios de la Edad del Bronce, debieron haber afectado las poblaciones de Italia, Sicilia, Cerdeña, Córcega, Baleares y la península Ibérica, a un grado considerable. Estas fueron verdaderas colonizaciones que añadieron nuevos elementos raciales al sub-estrato mediterráneo del Mesolítico y Neolítico temprano. Para mediados de la Edad del Bronce, los territorios del Mediterráneo central y occidental, habían asumido las características raciales que aún, en su mayor parte, ostentan. Excepto para la Italia septentrional y central, las posteriores migraciones iban a traer pocas novedades.

Notes:

28 Giuffrida Ruggeri, V., ASRA, vol. 11, 1905, pp. 56-103. Zaborowski, S., BMSA, ser. 5, vol. 6, 1905, pp. 196-199.
29 Sergi, G., Crani Preistorici della Sicilia: Europa, pp. 270-289.
30 Sergi, G., Crani Antichi della Sardegna.
31 Bruni, E., RDAR, vol. 26, 1921-25, pp. 235-250.
32 Bloch, A., BSAP, ser. 5, vol. 3, 1902, pp. 333-363.
33 Tagliaferro N. Man, vol. 11, 1911 pp. 147-150.
34 Sabatini, A., RDAR, vol. 29, 1930-32: pp. 577-582. Sergi, Europa, loc. cit. Mochi, A., APA, vol. 42, 1912, pp. 330-347.
35 Genna, G. E.., PICP, 1932, pp. 60-64; RDAR, vol. 30, 1933-34, pp. 235-262.
36 Battaglia, R., PICP, 1932, pp. 57-60.
37 A menos que estos Dináricos en particular, llegaran a tierra firme, desde Europa central.
38 Childe, La Edad del Bronce, pp. 146-153.
39 Aranzadi, T. de, BAC, vol. 1, 1923, pp. 134-140. Cameron, John, El esqueleto del Hombre del Neolítico británico. Comas, Juan, Aportaciones al Estudio de la Prehistoria de Menorca.
40 Cameron, John, PICP, 1932, p. 60.
41 Aguilo, Juan C., AMSE, vol. 1, 1922, pp. 23-36. Aranzadi, T. de, BAC, vol. 3, 1925, pp. 177-206. Barras de Aragon, F. de las, AMSE, vol. 12, 1933, pp. 90-123; vol. 9, 1930, pp. 59-64. Batista i Roca, J. M., BAC, vol. 1, 1923, pp. 104-133. Mendes-Correa, A. .A., Os Povos Primitivos da Lusitania. Tormo, I. Ballester, APL, vol. 1, 1928, pp. 44-53.
42 Helena, Th. and Ph., BAC, vol. 3, 1925, pp. 1-35. Lapouge, G. V. de, Anth, vol. 2, 1891, pp. 681-695. Vallois, H., Anth, vol. 37, 1927, pp. 277-303, 473-489.
43 Bosch-Gimpera, P., Real, vol. 4, pp. 345-362.
44 Ruhlman A., Hespéris, vol. 15, 1932, No. 1, pp. 79-119.
45 Childe, El Danubio en la Prehistoria, Capítulo X, pp. 190-201.
46 Anton, M., BRAH, vol. 30, 1897, pp. 267-283. Deslaers, M. H., BRAH, vol. 71, 1917, pp. 18-38.
47 Childe, La Edad del Bronce, p. 146.
48 Jacques, V., BSAB, vol. 6, 1887-88, pp. 210-236.
49 Aranzadi, T. de, Excavacio de Sepulcres Megalitics, pp. 31-39. Barras de Aragon, F. de las, varios artículos in AMSE, 1921, 1926, 1930.
50 Barras de Aragon, F. de las, AMSE, vol. 9, 1930, pp. 38-51.