Los Lapones
(Capítulo IX, sección 2)

Los Lapones

(2) LOS LAPONES

Si la raza blanca se expande más allá de las fronteras arbitrarias del continente europeo, hacia el sur y el este, lo opuesto deber ser dicho sobre el norte. En la zona circumpolar, que bordea el mar Artico, Asia se incrusta en Europa, y a excepción de Islandia, la uniformidad racial de este gélido anillo es, superficialmente al menos, completa. En un sentido mucho menos superficial, la uniformidad cultural es válida. Desde Groenlandia a Laponia, uno encuentra un pueblo bajo y de cabellos lisos deambulando a través de la helada tundra, en trineos hechos de hueso, arrastrados por perros o renos; estos hiperbóreos se visten con tibios ropajes confeccionados de pieles, con pantalones similares para ambos sexos; viven en chozas cónicas de corteza de abedul, o domos de roca y barro; veneran al osos y son testigos de los sobrenaturales vuelos espirituales y las conversaciones ventrílocuistas de sus chamanes.

Con pocas excepciones, todos son de baja estatura, y su escasa talla alcanza el extremo en ambos confines de la zona circumpolar, Groenlandia y Laponia. Esta baja estatura es acentuada en todos los grupos circumpolares, por una relativa reducción en el largo de piernas, con una altura de tronco mayor. La misma reducción en longitud, probablemente producida por el mismo mecanismo, ha sido notada en el caso de los cazadores del Magdalienense, en épocas glaciales tardías. Estos mismos Magdalienenses, notablemente los de Chancelade y el varón de Obercassel, ostentaban al mismo tiempo un incipiente grado de adaptación mongoloide, debido a que esta adaptación es visible en el cráneo y especialmente en el esqueleto facial. Es probable que la aparición de caracteres parcialmente mongoloides en muchos grupos supervivientes del Paleolítico superior, se deban a la retención de las características adquiridas durante el máximo de glaciación final. Del mismo modo, todos los grupos circumpolares muestran, en un grado o en otro, una cierta cantidad de mongoloidismo, y es posible que la raza mongoloide, en su totalidad, represente una mutación progresiva desde una raza proto-blanca, de la variedad Paleolítica superior, que comenzó a finales del Pleistoceno y alcanzó variados grados de especialización en épocas post-glaciales.

Los representantes más occidentales de este anillo de pueblos circumpolares son los Lapones, quienes se llaman a si mismo, en su propia variedad arcaica de lenguaje finés, Samen. Su país, Laponia, no tiene existencia política, pero no es menos real como entidad. Consiste de las boscosas tierras altas de Suecia septentrional, que permiten pastos ideales para el reno, y la franja cubierta de tundra en el norte de Finlandia, con las provincias costeras noruegas de Troms y Finnmark, y bastante de la península rusa de Kola. A excepción de pequeñas franjas de bosque y montaña, los Lapones no están solos en este país, sino que lo comparten con numerosas poblaciones de Fineses y Noruegos, con quienes se han estado mezclando durante siglos.

Hay, en el mundo entero, probablemente no más de 32.000 Lapones1. De estos, cerca de 21.000 viven en Noruega, 7.000 aproximadamente en Suecia, y 3.000 o más, libremente divididos entre Finlandia y Rusia. En Noruega, que posee por lo tanto, dos tercios del total, entre 10 y 11.000 se concentran en la provincia de Finnmark, donde en 1920, formaban el 24 % de la población. En Suecia, la concentración más grande está en Norrbottensländ, que tiene a 4.500. Los Lapones no son, desde el punto de vista numérico, un pueblo importante en el mundo. Son uno de los vestigios de grupos marginales destinados a desaparecer por el proceso de absorción. Su importancia radica, sin embargo, en su posición taxonómica, y en la influencia que han tenido en el pasado, y que puedan tener en el futuro, sobre otros pueblos Europeos con quienes se han mezclado y se mezclarán.

Su predilección por este proceso de mestizaje es tan grande que realmente es muy difícil estimar sus números, y las figuras dadas anteriormente no son de ninguna manera definitivas. Ellas incluyen Lapones que hablan su propia lengua y se autodenominan étnicamente Samen, y excluyen a aquellos que se han pasado hacia otras poblaciones, notablemente los Noruegos septentrionales. Al mismo tiempo, incluyen muchas líneas genéticas Noruegas, Suecas y Finesas que han sido incorporadas en el cuerpo cultural Lapón.

Los escritores noruegos normalmente dividen a los Lapones en dos clases principales, los Lapones del Reno, que viven en los bosques y montañas; y los Lapones sedentarios, que habitan a lo largo de las costas y ríos, subsistiendo principalmente del pescado. Generalmente se cree que los Lapones originales, que entraron en Escandinavia, eran criadores de renos, y que para muchos de ellos la vida sedentaria es una relativamente reciente readaptación. Sin embargo hoy, no más de 5.000 aún crían renos, y de esos, 3.000 viven en Suecia. Por lo tanto, a pesar que Noruega posee la mayoría de los Lapones del mundo, aquellos que preservan el tipo Lapón más puro, en raza y cultura, viven sobre la frontera sueca.

Los Lapones representan un problema distinto para los estudiosos de las razas, que han sido interrogados de una manera u otra, por varios autores desde mediados del siglo pasado. El problema es que: ¿Son primitivos braquicéfalos Europeos, relacionados con los Alpinos de Europa centro-occidental, o son invasores mongolides de Asia? Esta pregunta es de un valor más que taxonómico, debido a que está íntimamente relacionada con la posición histórica de todos los braquicéfalos Europeos occidentales, así como la validez de las clasificaciones empleadas por las actuales escuelas en Polonia y Alemania. Afortunadamente, con la publicación en 1935 de " Zur Osteologie der Lappen" de Schreiner2, estamos en una posición amplia para responder la interrogante Lapona en una forma definitiva, y con algún grado de certeza. La respuesta yace en parte en el campo histórico, y en parte en aquel de la somatología.

La evidencia histórica no favorece la teoría Alpina o de una diminuta supervivencia Paleolítica. En primer lugar, los Lapones hablan un dialecto finés que está clasificado con el extinto Chude, hablado en los primeros siglos de la presente era en Finlandia y las regiones inmediatamente al este y el norte de la actual ciudad de Leningrado3. Los Chudes eran Fineses del Volga que emigraron en épocas tempranas a las regiones que más tarde serían ocupadas por sus modernos parientes Fineses y Estonios, quienes eventualmente los absorbieron. En el lenguaje Lapón también se encuentra ciertos préstamos lingüísticos del Leto-Lituano, y otros del antiguo Escandinavo. Los Letones y Lituanos arribaron a las tierras Bálticas solo a mediados del 1.000 D.C. Luego los Lapones no podían haber emigrado tan lejos al norte antes de aquella fecha. Más aún, para haber tomado prestado su lenguaje de los Chude, quienes no llegaron allí muy temprano, los Lapones deben haberse mezclado hasta cierto grado con ellos, y por lo tanto los esqueletos Lapones exhumados en Escandinavia ostentan desde el inicio, un mestizaje con el tipo Finés4. En el siglo XIV, los Lapones fueron ubicados en la región del lago Onega, y registros de impuestos del siglo XVI establecen su presencia tan al sur como en el lago Saima, a corta distancia del norte; por lo tanto es cierto que los Lapones aún no habían sido empujados completamente hacia su medioambiente ártico, sino hasta épocas recientes. En Noruega, las más antiguas tumbas, encontradas en Finnmark, posiblemente datan de la época "romana" tardía, a mediados del 1.000 D.C., pero la presencia de los Lapones en este país, no es absolutamente segura antes del siglo IX. Para esta época, los comerciantes y colonos Noruegos estaban navegando alrededor del Cabo Norte, en las previamente desconocidas provincias de Troms y Finnmark, y se encontraron con los Lapones allí y se mezclaron con ellos. Una rica tumba vikinga del siglo X, al este de Finnamrk, contiene el esqueleto de un joven de 20 años, de ancestro manifiestamente mestizo, de Noruego y Lapón5.

Schreiner ha recopilado unos 300 esqueletos Lapones desde tumbas a lo largo de la costa noruega, todas los cuales eran de manufactura Lapona o contenían adornos funerarios típicamente Lapones; no hay razón para confundirlas ni con tumbas Vikingas contemporáneas ni con los remotos restos de pueblos de la Edad de Piedra en esa región, porque las tumbas Laponas son ostensiblemente posteriores y foráneas. Aún más, son geográficamente restringidas, porque los Lapones no abarcaban, previo al siglo XVI, a menos de los 63º latitud norte, y los entierros Lapones más meridionales aún hallados, están en Steinkjær o al interior del fiordo de Trondhjem. El trayecto Lapón del siglo XVIII, hacia el sur de Trøndelag y Härjedalen no proviene del norte, sino de las provincias suecas de Jämtland y Härjedalen, al este. Por lo tanto, los Lapones no se extendieron hacia el sur, en Noruega central, sino hasta tiempos muy recientes, y no tuvieron oportunidad de mezclarse con los Noruegos, en ningún porcentaje, al sur de Tysfjord, el valle del fiordo más septentrional de Nordland. No pueden, por esta razón, haber sido responsables por la braquicefalia de Noruega meridional. A pesar que no hay material esquelético de los sitios de la Edad de Piedra en Noruega septentrional, no hay razones para suponer que aquellas gentes fueran los ancestros de los Lapones, debido a que los sitios Lapones y los sitios de la Edad de Piedra son distintos, y nada transicional ha sido encontrado.

En el ámbito histórico, la evidencia es clara. Con respecto a la somatología podemos ser igualmente positivos, debido a que no hay falta de material antropométrico. Las series de Bryn,6 Alette Schreiner,7 Gjessing,8 Geyer,9 Kajava,10 and Zolotarev 11 representan Lapones de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia; estos estudios son todos modernos y cubren completamente el material viviente, mientras que las series esqueléticas de K. E. Schreiner proveen õna visión sobre los muertos. Todas estas series demuestran que los Lapones están muy mezclados, y que contienen no solo sangre Nórdica, derivada del contacto con los Noruegos, intenso durante los últimos cuatro siglos, pero también un elemento braquicéfalo rubio que presumiblemente proviene de una mezcla incluso más común con los Kvaens, los más septentrionales de los Fineses. Numerosos intentos han sido hechos para aislar a los Lapones "puros", pero este aislamiento deber ser relativo debido a que probablemente estaban mezclados antes que llegaran a la actual Laponia.

Generalmente se asume que los Lapones eran originalmente morenos, y que la rubicundez que poseen ha sido adquirida a través del mestizaje. Hay por supuesto, ninguna base efectiva para esta presunción, y si es cierto, los Lapones deben tener más sangre no-Lapona que Lapona. El color de cabellos fue observado por medio de la escalda de Fischer es seis modernos estudios12, mientras que en otros dos13, ninguna escala fue empleada, pero el material es útil para uso comparativo. En estas series los varones adultos Lapones varían, en cabello negro a castaño oscuro, desde 40 a 80 %; el color de la barba, cuando es observado, es más claro. Hay algún argumento en cuanto a que el cabello oscuro del Lapón puro, es realmente negro o castaño oscuro, lo que indicaría que a menudo cae en una categoría intermedia. Cuando es rubio, usualmente es ceniciento, y casi nunca dorado o rojizo. Los grupos "puros" seleccionados, los Lapones del Reno de Bryn, y algunos de los Lapones de la montaña y los bosques de Geyer, tienen un 60 % o más de este cabello oscuro, mientras que los Lapones más claros, con un mayoría de tonos castaños y rubios, se encuentran en Finlandia y la península de Kola.

Los ojos oscuros puros se encuentran entre un tercio de los Lapones del Reno, y entre menos del 8 % del total de los Lapones de Noruega14. Los ojos claros puros o claros mezclados son los más comunes entre los Lapones de Finlandia, donde totalizan entre el 30 y el 40 %, y menos común entre los Lapones del Reno, al interior de Noruega y Suecia. Incluso entre los más puros sub-grupos, tales como los de Geyer, quienes aislados de una muestra mayor de Lapones suecos, unos pocos individuos del tipo Lapón más pronunciado, por lo menos un tercio son de color de iris claro o claro mezclado.

El color de piel de los Lapones con cabello y ojos claros, es tan claro como el de los Noruegos y Fineses; pero en la mayoría, con pigmentación de ojo y cabello oscuro o mezclado, la piel tiende a un amarillo grisáceo a mate amarillento, con algunos individuos moderadamente oscuros, equivalentes en intensidad de pigmento, a los Españoles e Italianos15. En su totalidad, la piel es más clara en el rostro y más oscura en el cuerpo, y usualmente mucho más oscura en el abdomen y genitales16. Entre los ancianos esta piel se vuelve profundamente arrugada, debido a que es entonces deficiente en grasa subcutánea. El cabello Lapón es grueso en la cabeza, usualmente liso o ligeramente ondulado; es de textura moderada, y rara vez áspero o duro en una forma verdaderamente mongoloide. El encanecimiento comienza tarde, y la calvicie es rara. La barba, excepto donde demasiada sangre Nórdica es aparente, es bastante rala, consistiendo de unos pocos pelos ampliamente separados. El vello corporal nuevamente es mayormente deficiente, por lo que ni existe en el tórax o abdomen; incluso el vello púbico es escaso, y entre hombres como entre mujeres, su área de crecimiento está agudamente delineada en su borde superior. Los genitales externos que este vello en parte cubre, son generalmente pequeños.

30 series diferentes dan la estatura de los Lapones por sobre un margen de 130 años. Once series divulgadas entre 1870 y 1900, dan promedios de 1.38 a 1.56 metros, que pueden ser promediados en 1.51 metros. Otros 27, medidos entre 1905 a 1934, e incluyendo muchos miles de Lapones, van desde 1.55 a 1.64 metros17; durante este período los Lapones crecieron, aparentemente, siete u ocho centímetros. Esto puede ser recolectado para evidencia de una continua mezcla progresiva, o la influencia de la tendencia al incremento en la estatura de Europa noroccidental, o ambos.

Un estudio de las proporciones corporales Laponas muestran que el tronco es largo en proporción a las piernas, que son especialmente cortas en el segmento tibial, y a menudo curvadas; los brazos son relativamente largos, especialmente en el segmento humeral. Las manos y los pies son como regla, pequeños y delicados. A pesar de la longitud de brazo relativamente grande, ambos, hombros y caderas son angostos, y estas peculiaridades son especialmente acentuadas en el segmento más moreno, bajo y presumiblemente menos mestizado de la población Lapona18.

El cráneo de los Lapones, aunque grande en proporción al tamaño corporal, es absolutamente pequeño. La longitud va desde unos bajos 180 milímetros, y el ancho de 150 milímetros, mientras que la altura es probablemente 122 milímetros. El promedio de índice cefálico va desde 80 a 88; y una larga lista de series no muestra ningún cambio durante el último siglo. Hay, sin embargo, diferencias regionales; el centro de braquicefalia extrema yace entre los grupos tierra adentro, en Noruega septentrional, mientras que los Lapones suecos, fineses y de la península de Kola, se hacen progresivamente dolicocéfalos. El promedio para los Lapones del Reno más puros de Noruega, es de 87; para los Lapones más al este, de 80 a 83.

La frente de los Lapones es angosta en proporción al ancho parietal; el perfil de la cabeza desde arriba, es un ovoide corto. El occipucio es plano-curvado, con algo de aplanamiento en el lambda. Los arcos superciliares, como regla, están ausentes, y la frente es usualmente elevada, y frecuentemente equipada con prominencias frontales. Los rostros de los Lapones son extraordinariamente cortos, con promedios bien substanciados de 112 milímetros para la altura nasio-mentón. Estos pueden ser comparados con los promedios de 124 a 126 milímetros, usual entre Noruegos o Fineses. En esto los Lapones difieren de los blancos o mongoloides conocidos hasta un grado extraordinario, y la extrema cortedad facial absoluta debe ser considerada una característica Lapona distintiva. Tras un examen posterior, se puede ver que esta pequeñez facial se debe casi enteramente al segmento masticatorio de la altura facial; los borde alveolares de la mandíbula son extraordinariamente bajos, y la mandíbula es muy baja, débil y apenas desarrollada19. La mandíbula no es, sin embargo, angosta en su parte trasera, porque el diámetro bigonial es tan alto como 108 milímetros en los Lapones noruegos, y mayor incluso entre los Nómadas "puros"20 . La mandíbula converge rápidamente hacia la barbilla, que es pequeña, aguda y frecuentemente recesiva. Los dientes son muy pequeños, y sus raíces cortas. Así el rostro Lapón se distingue por una reducción del tamaño mandibular y una poca profundidad oral extrema, a lo mejor única entre la humanidad. Debe ser considerado como una especialización Lapona, coincidente con su extremadamente corta estatura, y especialmente con lo corto del segmento de la pierna.

Por otro lado, el rostro Lapón toma una posición a medio camino, en muchos aspectos, entre los blancos y los mongoloides. El diámetro bizigomático, de 140 milímetros aproximadamente, está en el rango blanco; es angosto en proporción a la bóveda, pero parece ancho en relación a la mandíbula y la frente. Los malares, aunque no notables por la protuberancia lateral, se proyectan prominentemente. La nariz es en su totalidad baja y aplastada; con un puente cóncavo o recto, de baja raíz, y una peculiar punta respingada. Esta prominencia de la punta es retenida característicamente en la mezcla. En su totalidad, la nariz es mesorrina, y en este aspecto es diferente a muchos de los pueblos Fineses y Eslavos de Europa oriental. Los ojos están ampliamente separados, asentados en órbitas bajas, y recubiertos en algunos casos, con pliegues medianos o externos, raramente con el epicanto mongoloide.

En su totalidad, los cráneos Lapones, así como las partes blandas Laponas, toman una posición intermedia entre las formas estándar mongoloides y blancas. En algunos especiales caracteres, los Lapones son únicos, como con el desarrollo masticatorio, y en la órbita, donde Hisinger-Jägerskiöld ha encontrado una curiosamente primitiva conformación ósea21. La posesión de estas peculiares especializaciones y caracteres primitivos debe prevenir que los Lapones sean considerados una forma racial híbrida mongoloide-blanca. Comparados a los mongoloides de Asia central, los Lapones están poco especializados. El cabello suave y a menudo fino, la ausencia del tono de pigmento negro azabache, la poca frecuencia del pliegue mongoloide, y la ausencia de un desarrollo malar lateral excesivo o de anchura facial grande; evidencian esta falta de especialización en una dirección mongoloide.

Hay muchas características que dan a los Lapones una apariencia infantil que no puede ser accidental; esto incluye las proporciones del cuerpo y extremidades, la escasez de vello corporal, los genitales pequeños, la frente bulbosa con una suave región supraorbital, el mentón débil, y la nariz baja e infantil22. Algún mecanismo medioambiental actuando sobre la economía mineral de este grupo humano periférico, probablemente ha producido esta reducción de tamaño e infantilismo23.

La opinión de Schreiner, basada en un detallado estudio de la craneología Lapona, así como en el material viviente, es simple y adecuado. Traducido en términos del presente estudio, significa que los originales Lapones ancestrales representaban una etapa en la evolución de los Europeos del Paleolítico superior y los Mongoloides, y que mientras "los Mongoloides se han especializado en su propia forma característica, y mientras que la rama de los Europeos de la Edad del Hielo fue modificada por la mezcla y la virtual absorción por parte de la irrupción de los productores de alimentos post-Pleistoceno; los Lapones ancestrales fueron, a su turno, modificados enormemente por una reducción general de la talla y un incremento del infantilismo. La reducción mandibular de los Lapones es su más fácilmente identificable especialización.

En vista de la historia conocida de los blancos del Paleolítico superior y de los mongoloides, esta divergencia de los Lapones de otros, debe haber tomado lugar en fechas tan tempranas como el retroceso glacial de Laufen. Su área de especialización fue presumiblemente Siberia occidental, donde ellos encontraron espacio en el cual especializarse con pocas interferencias. Desde aquí, ellos más tarde deben haberse expandido sobre Finlandia y Rusia noroccidental, desde donde entraron en Escandinavia septentrional, en alguna época durante el año 1.000 D.C., a través de un gradual proceso de infiltración. En sus migraciones septentrionales deben haberse encontrado con los Samoyedos, y de ellos adquirieron el reno domesticado y el hábito de la ordeña del reno. Debido a que, según Laufer y Hatt24, esta última característica no se desarrolló en su hogar centroasiático, mucho antes de la mitad del 1.000 A.C., los Lapones no pudieron haber adquirido esta práctica mucho antes de su arribo a Escandinavia. La adquisición de esta economía superior debe haberles dado ímpetus para una expansión hacia el norte, como lo hizo más al este, con los Tunguses.

Por lo tanto, no debemos buscar a los ancestros de los Lapones entre el pueblo Borreby de grandes cráneos, del Mesolítico y Neolítico danés, ni en los ocupantes de los sitios de la Edad de Piedra del extremo norte de Noruega; si encontramos caracteres físicos similares a los Lapones, como lo hace Czekanowski, Mydlarski y otros, entre los braquicéfalos Europeos orientales, e incluso entre los Alpinos Europeos occidentales, debemos recordar que algunas de las peculiaridades Laponas, incluyendo posiblemente su especializada forma de la punta de la nariz, pudieron haber sido posesiones comunes también de los pueblos del Paleolítico superior. Como veremos más tarde, han habido formas transicionales entre Lapones y Europeos, y esta clase general de humanidad puede ser responsable de los braquicéfalos de amplios ojos que, como vemos en nuestros capítulos históricos, aparecieron ahora y entonces en Rusia meridional y Polonia, desde inicios del Neolítico hacia adelante.

Notas:

1 Wiklund, K. B., GR, vol. 13, 1923, pp. 223-242.
2 Schreiner, K. E., Zur Osteologie der Lappen.
3 Wiklund, K. B., loc. cit.
4 Schreincr, K. E., op. cit., vol. 2, p.279.
5 Schreiner, Alette, Anthropologische Untersuchungen in Norge; Hellemo.
6 Bryn, H., MAGW, vol.62, 1932, pp.1-74.
7 Schreiner, A., Die Nord-Norweger; Hellemo (Tysfiord Lappen).
8 Gjessing, R., Die Kautokeinolappen.
9 Geyer, E., MAGW, vol.62, 1932, pp. I63-209.
10 Kajava, Y., Beiträge zur Kenntnis der Rasseneigenschaften der Lappen Finnlands.
11 Zolotarev, D. A., Kolskie Lopari.
12 Bryn, H., MAGW, 1932. Geyer, E., MAGW, 1932. Gjessing, R., Die Kautokeinolappen. Schreiner, A., Die Nord-Norweger; Hellemo. Luther, M., datos no divulgados, en el Museo Peabody. Muestras actuales de pelo recopiladas y más tarde comparadas en el laboratorio.
13 Kajava, Y., Beiträge Zur Kenntnis der Rasseneigenschaften der Lappen Finnlands.
Zolotarev, D. A., Kolskie Lopari.
14 Schreiner, A., Die Nord-Norweger, Martin's numbers 2-4, total of 254 males.
15 Bryn, H., MAGW, 1932, encuentra que un 20 % tiene del Nº 3 de Von Luschan; el tono más oscuro que registra es el Nº l2.
16 Schreiner, A., Hellemo, p.15.
17 Para una completa biografía de las antiguas series Laponas, ver las listas de Bryn, los dos Schreiners, Geyer, Kajava¬ y Zolotarev.
18 Geyer, MAGW, 1932.
19 Schreiner, K. E., Zur Osteologie der Lappen.
20 Bryn, H., MAGW, 1932.
21 Kajava, Y., Beiträge zur Kenntnis der Rasseneigenschaften der Lappen Finnlands, p. 35, after Hisinger-Jägerskiöld, E., FFVS, vol.55, 1913.
22 Esta general estimación de la posición racial de los Lapones, es en su mayor parte una cita de las conclusiones de K. E. Schreiner en su Zur Osteologie der Lappen, lejos la más erudita obra que ha aparecido sobre el asunto Lapón.
23 Gjessing, R., Die Kautokeinolappen, pp. 90-95.
Marett, J. R. de La H., Race, Sex, and Environment.
24 Hatt, G., Notas sobre el Nomadismo del Reno, MAAA, vol.6, 1919. Este es uno de los pocos puntos concernientes a la historia de la domesticación del reno, sobre los cuales estas dos autoridades concuerdan. Laufer, B., The Reindeer and Its Domestication, MAAA, vol.4, #2, 1917; AA, vol.22, 1920, pp.192-197.