Introducción
(Capítulo IX, sección 1)

Introducción

El resto de los capítulos de este libro estarán dedicados a una rápida visión del continente de Europa, país por país y pueblo por pueblo, y de las porciones contiguas de Asia y Africa ocupadas por poblaciones básicamente blancas. El tratamiento de los documentos esqueléticos de la prehistoria y la historia, y la revisión del material vivo en su totalidad, que han precedido esta sección, harán las elaboradas introducciones innecesarias. Aquí nos proponemos cubrir la geografía de los fragmentos de la raza blanca, para conveniencia del lector interesado en problemas locales específicos, así como para examinar en mayor detalle la naturaleza de la división humana blanca como un todo.

Cada mapa y bi-dimensional, y cada trabajo escrito consecutivo es uni-dimensional. Hay un conflicto por lo tanto, desde el comienzo entre cualquier material geográfico u el medio a través del cual es descrito y explicado. La elección de un punto de inicio es un asunto puramente arbitrario, y la secuencia de áreas seguida debe ser igualmente dogmática. A lo mejor porque nuestro hábito europeo de comenzar una página escrita desde el extremo superior izquierdo hacia abajo, línea por línea, seguiremos este sistema más o menos, en nuestro estudio del mapa de Europa.

Al seguir este método deberemos primero tratar con la zona más al norte, que es efectivamente, un área medioambiental más o menos unificada. Es al mismo tiempo la última porción de la masa terrestre europea que recibió asentamientos permanentes, y la última en recibir el estímulo cultural de la agricultura. Por estas y otras razones, todo lo que da como resultado final el hecho que la Europa noroccidental fue el centro de la actividad glacial del Viejo Mundo, durante la última Edad del Hielo, y más al norte jugó un rol zoológico de área marginal. Su historia racial, aunque lo suficientemente compleja en el sentido absoluto, es relativamente simple y fácil de desenredar, como ha sido demostrado en los capítulos anteriores.

Aparte de los Eslavos rusos, cuya aparición en el norte es de data histórica reciente, tenemos en esta zona, que tratar con dos grupos lingüísticos - Los Urálicos, con sub-divisiones en Fineses, Ugrios y Samoyédicos; y los Indoeuropeos, en las formas Escandinavas y Bálticas. Desde el punto de vista de raza, en el sentido de las mayores agrupaciones humanas, nos ocuparemos de dos - el Blanco y el Mongoloide. En el sentido histórico, estamos nuevamente confrontados con una división entre los supervivientes Paleolíticos, y los descendientes de las extensas migraciones de los Mediterráneos productores de alimentos. Desde el punto de vista de la condición medioambiental en sus efectos sobre la forma humana, hemos llegado a un área de máxima diferenciación. Europa septentrional, especialmente Europa noroccidental, ha servido no solo como un área de refugio para la humanidad arcaica, sino también como una fuente desde la cual, migraciones de vasto alcance se han expandido hacia el sur, hacia tierras más tibias, en épocas de adversidad medioambiental. Los emigrantes, forzados por las inclemencias de su traicionero clima, no solo han afectado en variada medida al resto de Europa, sino también han jugado un papel principal en el poblamiento del Nuevo Mundo.