Los portadores de la Cultura Danubiana
(Capítulo IV, sección 8)

Los portadores de la Cultura Danubiana

Uno de los más increíbles eventos del período Neolítico en Europa, fue la gradual migración de los granjeros desde el valle del Danubio hacia Europa central. Estos nuevos colonos se quedaron bastante cerca de los bancos ribereños y sus tributarios, cultivando sectores de loess, donde la tierra no necesitaría ser limpiada con el hacha. Hungría meridional, Moravia, Bohemia y Silesia fueron las áreas que ello encontraron especialmente favorables, y en las cuales ellos se asentaron en grandes números. A medida que ellos migraban hacia occidente, finalmente alcanzaron el sur de Bavaria, Baden y el norte de Francia, especialmente la cuenca de París. Desde el sur de Alemania en adelante, se encontraron con los descendientes de los pueblos neolíticos que habían entrado vía Gilbraltar.

Los valles fluviales que los Danubianos ocuparon, debieron haber estado relativamente demográficamente desocupados; los restos mesolíticos al oriente y centro del valle del Danubio son muy escasos, sino enteramente ausentes46. Debemos por lo tanto, esperar que los restos de los inmigrantes Danubianos exhiban, sin alteración particular, las características físicas de la población o poblaciones de las cuales ellos se originaron.

La cronología Danubiana se basa en los tipos de cerámica, particularmente en las técnicas de decoración; el Danubiano más antiguo, período I, es tipificado por una cerámica incisa con decoración en bandas, mientras que el segundo y tercer período marcan el uso común de la cerámica pintada. La agricultura de los Danubianos era una cultura del azadón, porque la herramienta característica es una azadón de hoja de pedernal, llamado "piedra-horma". Sus animales domésticos incluían el buey, la oveja y el cerdo.

Es uno de los problemas que enfrentan los arqueólogos en el futuro, el descubrir el punto de origen de la cerámica Danubiana. Artefactos negros e incisos, de la variedad con bandas, indudablemente provenía de algún lugar en el este; del país al norte del mar Negro, o desde Anatolia, donde pudo haber sido influenciado por la misma fuente que produjo el Merimdiano del Delta de Egipto. En este caso, los dos movimientos, el Danubiano y aquel que pasó por Gilbraltar, pudieron haber venido de una sola fuente original en Asia occidental, y haberse mudado a Europa desde dos direcciones diferentes, convergiendo en Suiza, Alemania meridional y Francia.

La cerámica pintada, por otro lado, muestra similitudes asiáticas definidas; había cerámica pintada en Irak, en las más tempranas culturas conocidas; Anatolia contiene algunas variedades de ella; la meseta iraní se dice, está llena de ella; hay cerámica pintada en Anau, Turquestán; y la cerámica pintada penetró tempranamente en el Kansú, en China. A pesar de estas ocurrencias, aún no sabemos por cual ruta o rutas, entró en Europa desde el este. Pudo haber venido a través del Bósforo, alrededor del mar Negro, o desde ambos sectores. Nuevamente, debió haber viajado más al este, como hacia al norte y sur del Caspio.

La evidencia física a mano, difícilmente acabará con el problema de los orígenes Danubianos, a pesar que dará a luz, de una manera fragmentada, a un gran número de hipótesis sin fundamentos. En el material usado en la actual investigación, 17 cráneos masculinos asociados a la cerámica de bandas47, y 7 asociadas a la pintada48, son todo lo que sin lugar a dudas, pueden ser atribuídos al Neolítico Danubiano. Estos pueden ser respaladados por series femeninas menores.

Las dos series, De Bandas y Pintadas, son tan cercanas unas a otras antropométricamente, que pueden ser rápidamente clasificadas. Su tipo es uno familiar. El mediterráneo pequeño, con índices cefálicos que van desde el 68 al 81, y con un promedio de 73.6. El largo craneal promedio es de 185.5 mm., pero individualmente llegan tan alto como 196 mm.. La altura de la bóveda, 139 mm., es elevada en comparación con las otras dimensiones. Los rostros son cortos (116 mm.) y moderadamente angostos (130 mm.); ambas, frentes y mandíbulas (mínimo frontal de 96 mm. y bigonial de 94 mm.) son también de ancho moderado. Las órbitas son bajas, con un índice orbital de 80, las narices camerrinas, con un índice nasal promedio de 55. El más alto orbitado cráneo, tiene un índice de 91; el más leptorrino, un índice nasal de 45.

A pesar que este grupo Danubiano es razonablemente homogéneo, incluso con los pequeños .úmeros disponibles, se ve que incluye más de un tipo en el sentido estricto. Por ejemplo, la estatura es baja. Reche encontró un promedio de 153 cm. para 8 esqueletos masculinos de la Cerámica de Bandas, de Jordansmühl, y en esas pequeñas series, 4 cráneos mesocéfalos están asociados con estaturas mayores que los puramente dolicocéfalos. Algunos de los cráneos con órbitas más altas y bóvedas más alargadas, difieren nuevamente de la mayoría. En su conjunto, sin embargo, el grupo es definitivamente dolico a mesocéfalo, y definitivamente mediterráneo. Hasta donde el criterio estudiado se invoque, esta serie es muy similar al grupo Kurgan de Sergi, del sur de Rusia, y puede considerarse que contiene los mismos elementos raciales, a pesar que el material ruso es menos homogéneo en su conjunto.

Si llevamos la comparación más allá, encontraremos nuevamente, fuertes semejanzas en el Neolítico español, y con todos los grupos mediterráneos más pequeños. Los Danubianos indudablemente representan otra rama del mismo grupo racial, que entró en Europa desde el norte de Africa a través del camino sudoccidental. Desde dónde ellos provenían, inmediatamente antes de su arribo a Europa, es sin embargo, imposible hasta el momento decirlo. La evidencia rusa, incluyendo aquella de Mariupol y Anau, se decanta fuertemente en favor de un origen trans-Euxino, pero al mismo tiempo pudieron haber provenido de Anatolia, de la cual aún no tenemos evidencia esquelética neolítica. Nuevamente, es posible que elementos relacionados con más de una fuente geográfica, compusieran las migraciones Danubianas.

No conocemos qué lenguaje los Danubianos hablaban, ni cuál era el color de su piel, cabellos y ojos. Pero podemos suponer a partir de la pequeña evidencia que ha sido reunida, que las sucesivas oleadas representadas no provenían de grupos originarios racialmente distintos.

A pesar que no podemos, por esta evidencia, constatar que elementos raciales estaban ausentes en los países Danubianos durante el Neolítico, sabemos que los portadores de la cultura del este, pertenecían a, o incluían a miembros de, el amplio grupo mediterráneo; el que parece, en todos lados, estar asociado con la más antigua producción de alimento, y el más importante elemento parece haber sido el pequeño y casi infantil, mediterráneo de huesos ligeros.

Notas:

46 Fewkes, V. J., Goldman, H., Ehrich, R. W., BASP, #9, 1933, pp. 17-32. También la comunicación personal de el Dr. V. J. Fewkes.
47 Bayer, J., MAGW, vol. 51, 1921, pp. 46-47. Lebzelter, V., MAGW, vol. 66, 1936, pp. 14-15; ibid., "Sitzungberichte," p. 16. Reche, O., AFA, vol. 35, 1908, pp. 232-237.
48 Donici, A., ACAP, 1931, pp. 114-115. Lebzelter, V., WPZ, vol. 15, 1928, pp. 35-41.
Nestor, I., BRGK, #119, 1933, p. 37. Schürer von Waldheim, Hella, MAGW, vols. 48-49, 1919, pp. 247-263. Virchow, R., ZFE, vol. 22, 1890, p. 97. Zimmerman, G., AJKS, vol. 10, 1935, pp. 227-236.